The Exorcist: Believer (El exorcista: Los creyentes) (2023)

Un director poseído insiste en reciclar los clásicos del terror de una manera infructuosa, mandando al infierno su carrera.

Director: David Gordon Green

Ellen Burstyn, Leslie Odom Jr., Lidya Jewett, Olivia Marcum

Muchos coincidiremos al afirmar que El exorcista (1973), dirigida por el recientemente fallecido William Friedkin y basada en la novela homónima de William Peter Blatty, es todo un clásico del cine, sino es la mejor película de terror de todos los tiempos. En ella, Regan MacNeil (Linda Blair), es una niña que es poseída por un demonio, lo que lleva a su escéptica madre, Chris MacNeil (Ellen Burstyn), a buscar ayuda. El padre Damien Karras (Jason Miller), un sacerdote con dudas sobre su fe, y el padre Merrin (Max von Sydow), un exorcista experimentado, se unen para enfrentar al demonio primigenio Pazuzu. 

Cuatro años más tarde, el prestigioso director John Boorman (Amarga pesadilla) estrenó una secuela subtitulada El hereje, la cual es ampliamente considerada como toda una decepción en comparación con la original. En ella vemos a la joven Regan mientras se somete a terapia con un sacerdote de apellido Lamont (Richard Burton, ni más ni menos) para superar los traumas de su posesión. A medida que la historia avanza, se exploran temas psicológicos y se desentrañan los orígenes del demonio Pazuzu. Pero, a pesar de contar con un reparto de renombre (Ned Beatty, Louise Fletcher) y un guion inteligente e intrigante, la película no obtuvo el mismo éxito que su predecesora.

Trece años después, llegó a las pantallas El Exorcista III, dirigida por William Peter Blatty, autor de la novela original, quien retoma la historia del padre Karras y el detective Kinderman, que aparecieron en la primera película. La trama sigue a Kinderman (ahora interpretado por George C. Scott en reemplazo de J. Lee Cobb), mientras investiga una serie de asesinatos cuyo modus operandi es muy similar al de Gemini, un asesino en serie fallecido. La película, pese a una atmósfera perversa y satánica que se adelantó a Se7en, el clásico de David Fincher, así como una intrigante mezcla entre el género policíaco y el horror sobrenatural, tampoco logró ser una digna sucesora de la obra maestra de Friedkin.

Pasaron catorce años para una cuarta parte, y esta fue la precuela El Exorcista: El comienzo, dirigida por el maestro del cine de acción Renny Harlin (Duro de matar 2, Riesgo total, El largo beso del adiós) y que cuenta la historia del padre Lankester Merrin (Stellan Skarsgård reemplazando a Max von Sydow) antes de los eventos de la película original. Sin embargo, la película también fue víctima de una maldición. Antes que Harlin, Paul Schrader (el guionista de Taxi Driver y director de American Gigolo, Hardcore y Cat People), había sido contratado para dirigir la precuela a la que él llamó Dominion

La perspectiva de Schrader no fue del agrado de los estudios Warner, por lo que se le ofreció a Harlin asumir una versión alternativa de la misma historia. Actualmente ambas películas se pueden ver (la versión de Schrader fue estrenada en cines y publicada en DVD luego de una contienda legal) y ofrecen diferentes perspectivas sobre el personaje de Merrin y su enfrentamiento con el mal, pero ninguna es lo suficientemente buena si se les compara con la cinta de Friedkin (aunque hay que decirlo, la poco vista versión de Schrader es mucho mejor que la de Harlin).  

En medio del estreno de las tres secuelas de El exorcista, otros directores han intentado remedar a la cinta original sin mucho éxito y confundiendo a los espectadores. El exorcismo de Emily Rose (2005) de Scott Derrickson está supuestamente basada en hechos reales y contiene una que otra escena estremecedora, pero no es más que una burda imitación con un gran e injusto número de defensores. El rito (2011) de Mikael Håfström es una de esas malas películas protagonizadas por Anthony Hopkins. El último exorcismo (2010) de Daniel Stamm es una mezcla irregular entre el found footage y la obra de Friedkin; La posesión (2012) de Ole Bornedal es una curiosa cinta que deja de lado el exorcismo católico para centrarse en el judío; Pero abundan las pésimas cintas sobre exorcismos y posesiones diabólicas como Con el diablo adentro (2012), Líbranos del mal (2014),  Proyecto exorcismo (2019), Agnes (2021), El exorcismo de Dios (2021) y la ridícula El exorcista del Papa (2023), entre muchas otras. 

Hay algunos giros originales y valiosos de lo que ya se puede considerar un subgénero del terror, y estos los encontramos en la arriesgada y demencial Los demonios (1971) de Ken Russell; la escalofriante y perturbadora Posesión (1981) de Andrzej Żuławski; la magnífica inmersión al puritanismo del siglo XVI conocida como La bruja (2015) de Robert Eggers; la conmovedora e inquietante Réquiem (2016), conocida también como El exorcismo de Micaela, del alemán Hans-Christian Schmid; la delirante En presencia del diablo (2016), del coreano Na Hong-Jin; la genuinamente aterradora La médium (2021) del tailandés Banjong Pisanthanakun; y, por supuesto, la efectiva saga de El conjuro  de James Wan. En un punto medio podemos encontrar a Constantine (2005) de Francis Lawrence, la mediocre cinta basada en el personaje de DC Comics; e ¿Y dónde está el exorcista? (1990) la obligada parodia con Leslie Nielsen y Linda Blair, la protagonista de la cinta que lo inició todo.

Entra en escena David Gordon Green, un director que había probado su profesionalismo en cintas tan diversas como la romántica y honesta All The Real Girls (2003), la disparatada comedia canábica Pineapple Express (2008) y el drama Joe (2013) con un excelente Nicolas Cage, mandó su carrera al traste, al intentar resucitar la saga de Halloween. Esta saga se inició, al igual que El exorcista, con un clásico dirigido por John Carpenter, que degeneró en siete horribles secuelas y dos decentes reboots a cargo del talentoso Rob Zombie. Gordon Green realizó una trilogía en forma de recuela (una “secuela” que también funciona como un “nuevo comienzo”) y el resultado fue una tremenda decepción, muy similar a las secuelas fallidas de la cinta de Friedkin.

La recuela de El exorcista de Gordon Green carece de vitalidad. Posee un prólogo excesivo que se lleva la mitad del metraje y que causa un tedio abrumador. La gran Ellen Burstyn, quien vuelve a retomar el papel de Chris MacNeil después de cincuenta años, se desperdicia aquí de una forma aún peor que lo que sucedió con Jamie Lee Curtis en la última trilogía de Halloween (piense más bien en Stallone en Los indestructibles 4 y se hará a la idea). Ni hablar del exorcismo del último acto, que causa más bostezos que sobresaltos. 

La historia, escrita por Peter Slatter y Gordon Green es la siguiente: Trece años después de perder a su esposa embarazada en un terremoto en Haití, Victor Fielding (Leslie Odom Jr.) y su hija, Angela (Lidya Jewett), viven en Georgia envueltos en la rutina cotidiana de padre e hija. Luego, Angela y su amiga Katherine (Olivia O’Neill) se adentran en el bosque en busca de algún tipo de experiencia espiritual y regresan tres días después con amnesia y comportamientos perturbadores. A falta de una niña poseída, por qué no mejor dos.

Hace unas semanas, el escritor y crítico de cine Ed Whitfield, compartió en Twitter una historia sobre una conversación que mantuvo con Friedkin antes de su muerte. El director no llegó a ver esta nueva versión de su película, pero llegó a decir: “Ed, el tipo que hizo estas nuevas Halloween está a punto de hacer una película basada en El Exorcista. Así es, mi película más icónica está a punto de ser ampliada por el hombre que hizo Pineapple Express. No quiero estar cerca cuando eso suceda. Pero si hay un mundo espiritual y regreso, voy a poseer a David Gordon Green y hacer de su vida un infierno”. Se tiene planeada una trilogía de esta saga, pero ojalá que Gordon Green recupere la cordura y los demonios que lo obligan a reciclar títulos clásicos del terror sean por fin exorcizados. Es eso o un justo castigo desde el más allá.  

Sobre André Didyme-Dôme 1649 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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