Una cinta colombiana sensible e inteligente que explora los efectos de la muerte de un hijo a través del punto de vista de su hermano menor.
Director: Juan Sebastián Quebrada
Miguel González, Ilona Almansa, Jenny Navarrete, Simón Trujillo
La pérdida de un hijo se ha abordado en el cine de una manera profunda y sensible y desde diferentes perspectivas. Gente como uno (1980), el debut como director del actor Robert Redford, obtuvo cuatro premios de la Academia (entre ellos, Mejor Película) y se centró en la familia Jarrett, especialmente en Conrad (Timothy Hutton), un joven que lucha contra la depresión y la culpa después de un intento de suicidio, tras la muerte accidental de su hermano mayor en un accidente de navegación. La dinámica familiar se ve afectada por la tragedia, y los padres, interpretados por Donald Sutherland y Mary Tyler Moore, enfrentan sus propias luchas mientras intentan lidiar con la difícil situación de la pérdida de su hijo y la crisis sufrida por el segundo.
La habitación del hijo (2001) fue una película desgarradora dirigida y protagonizada por el director italiano Nanni Moretti que recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes. La trama se centra en Giovanni (Moretti), un psicoanalista que vive en una pequeña ciudad costera italiana con su esposa (Laura Morante) y sus dos hijos. Andrea, uno de ellos, muere en un accidente de buceo y Giovanni, que se dedica a ayudar a otras personas a comprender sus emociones, se encuentra inesperadamente incapaz de lidiar con su propio dolor.
Al otro lado del corazón (2010) de John Cameron Mitchell, está basada en la obra teatral homónima de David Lindsay-Abaire (quien también escribió el guion cinematográfico) y se centra en Becca y Howie Corbett (interpretados por Nicole Kidman y Aaron Eckhart), una pareja que está tratando de lidiar con la pérdida de Danny, su hijo de cuatro años, quien murió en un trágico accidente de tráfico. Becca busca el apoyo de un grupo de terapia para padres que han perdido a sus hijos, mientras que Howie prefiere recordar a su hijo a través de vídeos y mantener algunos objetos personales como recuerdos.
Siguiendo la línea de estas tres prestigiosas obras, llega la cinta El otro hijo, el segundo largometraje del director Juan Sebastián Quebrada oriundo de Medellín, luego de Días extraños (2015), una pequeña obra que el crítico argentino Sergio Wolf calificó como “la mejor película colombiana en décadas”. El otro hijo, de una manera similar a la cinta de Robert Redford, cuenta su relato desde la mirada del hermano sobreviviente, un adolescente introvertido llamado Federico (Miguel González) que, tras la repentina muerte de su hermano mayor Simón (Simón Trujillo), entra en crisis.
Pero, en vez de pensar en el suicidio como lo hizo Conrad en Gente como uno, Federico asume la forma para sobrellevar el duelo por la pérdida de la persona que más admiraba en su vida, intentando tener una relación con Laura (Ilona Almanza), la ex novia de Simón.
Jenny Nava encarna a Clara, la madre de Simón, como una mujer que va perdiendo gradualmente su salud mental y que se aferra a lo paranormal para intentar darle una explicación a lo inexplicable. Clara es un personaje que se acerca a la Becca de Nicole Kidman de Al otro lado del corazón. Pero, a diferencia de las cintas de Redford, Moretti y Cameron. Mitchell, en la película de Quebrada no vamos a encontrar a ningún terapeuta, salvo una mujer encargada de hacer “limpiezas espirituales”. Aquí son los familiares y amigos de Simón quienes buscarán la forma de atravesar el duelo por su cuenta. Eso incluye a Gabriel, el padre de Simón, quien busca de manera obsesiva encontrar un culpable de lo ocurrido; y al reposado, paciente y conciliador Miguel (Gabriel Taboada), el padrastro de los jóvenes, quien contiene los insultos, agresiones y recriminaciones tanto de su esposa Clara como los del frustrado Federico.
Quebrada, quien también escribió el guion, demuestra una gran destreza al retratar el lado íntimo de una familia colombiana de clase alta, siguiendo las enseñanzas de su mentor Franco Lolli (productor de esta cinta y director de las sólidas Gente de bien y Litigante) y nos muestra, del mismo modo que la psiquiatra Elizabeth Kübler-Ross, cómo las cinco fases del duelo (negación, ira, culpa, negociación y aceptación), se presentan de una manera diferente en orden, intensidad y duración, en las personas que deben enfrentar la dolorosa realidad de la pérdida. González, a través de su personaje de Federico, logra transmitir esto de una manera muy efectiva, mediante sus silencios y miradas.
Puede que El otro hijo no esté al mismo nivel que Gente como uno, La habitación del hijo o Al otro lado del corazón, pero sí es una cinta que aborda la muerte de una manera íntima, sensible, inteligente, orgánica y realista, al igual que nos deja entrar en el mundo de los jóvenes pertenecientes a la Generación Alfa (o pandemials), unos chicos con una tristeza muy honda y que solo encuentran algún tipo de luz al final del túnel buscando solaz en la música, el baile, el poliamor, las sustancias psicoactivas y el cinismo.
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