Algunas de las cintas más cínicas, viles, virulentas, tontas y dañinas de este año que termina.
Un violento osito de algodón sangriento, Dos pandemials poseídas por el mismísimo demonio, un hombre pusilánime y asustadizo con un grave complejo de Edipo, un grupo de amigas que hacen parte de un club de lectura con pésimo gusto, un crítico de rock seducido por la música de Céline Dion, un agente estadounidense dispuesto a acabar con el comercio sexual infantil en un país donde la vida de los niños no vale nada, un escuadrón de mercenarios a punto de jubilarse, un tiburón prehistórico que regresa para devorar bañistas, un psicópata con la moral de un hampón de poca monta y una “familia” de amantes de la velocidad, son algunos de los protagonistas de las películas más tóxicas de este año que termina.
10. WINNIE THE POOH: SANGRE Y MIEL Dir. Rhys Frake-Waterfield
En esta reinterpretación sorprendentemente inepta de un personaje infantil querido por varias generaciones, vemos como Christopher Robin abandona a sus amigos de la infancia, llevando a Winnie Pooh y Piglet a convertirse en asesinos en serie en el Bosque de los Cien Acres. La versión despiadada de los adorables personajes carece de la originalidad y creatividad necesarias para destacar dentro del terror camp. Aunque la película pudo haberse beneficiado de un enfoque más oscuro y sorprendente, lamentablemente, cae en los clichés y repite fórmulas predecibles del género. Ojalá que Cocaine Bear, ese otro úrsido que intentó aterrar a los espectadores este año, se devore con saña a esta aberración que mancha los encantadores libros de A.A. Milne y desvirtúa a las encantadoras películas animadas de Disney.
9. EL EXORCISTA: CREYENTES Dir. David Gordon Green
No contento con darle un mal final a la saga de Halloween, David Gordon Green ahora busca estropear el recuerdo de El exorcista del fallecido director William Friedkin, aún considerada como la mejor película de terror de todos los tiempos. Su recuela sigue a Victor Fielding (Leslie Odom Jr.) y su hija Angela (Lydia Jewett), quienes, tras perder a la esposa de Victor en un terremoto en Haití, enfrentan fenómenos perturbadores después de que Angela y su amiga Katherine (Olivia O’Neill) regresan de un bosque con amnesia y comportamientos extraños. A pesar de las altas expectativas que rodeaban a esta nueva entrega y la conexión directa con la icónica obra de William Friedkin (Ellen Burstyn retoma su papel de Chris MacNeil luego de cincuenta años), esta tediosa cinta es mucho peor que el disparate conjurado por John Boorman. Antes de morir, Friedkin dijo: “Si hay un mundo espiritual y regreso, voy a poseer a David Gordon Green y hacer de su vida un infierno”. Yo de él tendría miedo, mucho miedo.
8. BEAU TIENE MIEDO Dir. Ari Aster
Un director conocido por dos estupendas cintas de “terror elevado” (Hereditary y Midsommar), se aventura en una tragicomedia psicoanalítica y existencial protagonizada por Beau Isaac Wassermann (interpretado por Joaquin Phoenix), un hombre marcado por la desgracia, cuya vida se desencadena en una serie de eventos extraordinarios y surrealistas. El primer acto presenta un potente inicio, equiparado a comedias como Después de la hora de Martin Scorsese. Sin embargo, la trama toma giros cada vez más exasperantes, llevando al protagonista a situaciones absurdas y a un entorno habitado por personajes excéntricos e insoportables. La película, que inicialmente promete explorar los orígenes del miedo y la ansiedad, se sumerge en un segundo acto abrumador, involucrando a hippies teatreros y una obra que narra la vida de su propio espectador. El tercer acto, más desconcertante que el anterior, presenta secuencias animadas, encuentros dantescos y una madre tiránica producto de una mala lectura de Freud. La falta de un propósito claro del ejercicio narcisista y pretencioso de Aster, deja a la audiencia con más interrogantes que reflexiones. Pese a la presencia de Joaquin Phoenix, Beau tiene miedo se percibe como una odisea desarticulada de tres horas que carece de la coherencia y profundidad mostrada por el director en sus anteriores obras. La película, a pesar de sus intentos, termina siendo un bello desastre y una copia burda y poco efectiva del cine de Charlie Kaufman.
7. CUANDO ELLAS QUIEREN MÁS Dir. Bill Holderman
Esta infernal comedia romántica, con un elenco de lujo conformado por Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen y Mary Steenburgen, continúa la historia de Cuando ellas quieren, ahora con las cuatro amigas quienes, en lugar de mantener su club de lectura en donde revisaban la obra de Paulo Coelho (¡WTF!), ahora optan por despedidas de soltera en Italia y nuevas travesuras y peripecias. Aunque el cuarteto de actrices veteranas brilla sin tener que hacer realmente nada, el guion retrógrado, la falta de originalidad (una estructura narrativa que parece una versión senior de las pésimas películas basadas en la serie Sex And The City), la falta de la inteligencia y la ausencia de gracia, llevan a la conclusión de que estas mujeres protagonistas merecen unos proyectos más acordes con sus talentos y trayectorias y que en vez de participar en basuras como esta, deberían mejor pensar en un retiro prematuro, antes de que sea demasiado tarde y su recuerdo quede mancillado de forma permanente e irremediable.
6. AMOR A PRIMER MENSAJE Dir. Jim Strause
En este pésimo año para las comedias románticas llega esta terrible cinta que nos presenta la historia de Mira (interpretada por Priyanka Chopra), quien, tras la trágica pérdida de su novio ideal, encuentra consuelo en enviar mensajes de texto al antiguo número de él. Sin saberlo, esos mensajes llegan a Rob Burns (interpretado por Sam Heughan, el galán de la serie Outlander), un crítico musical que ha sufrido un doloroso rompimiento amoroso. La película, se embarca en una trama tan absurda como tonta cuando Rob, ahora enamorado de la misteriosa mujer detrás de los mensajes, descubre que debe hacer un perfil sobre la legendaria Céline Dion, quien le brinda inesperada ayuda en cuestiones de amor. Si Strause quería hacer una cinta que destacara las virtudes de la edulcorada cantante canadiense, debió haberse ceñido a Música de mierda, el maravilloso libro de Carl Wilson sobre el buen gusto y los prejuicios en la música de Dion, y haber renunciado a los clichés y las tramas cursis. ¿Dónde están Richard Linklater y Nick Hornby cuando los necesitamos?
5. SONIDO DE LIBERTAD Dir. Alejandro Monteverde
Una cinta de propaganda que desaprovecha la oportunidad de abordar la grave problemática de la trata de niños al adoptar un enfoque más centrado en la fe que en las complejidades del asunto. Con Jim Caviezel como protagonista, la película narra un caso real de explotación infantil en América Latina, donde el exagente Tim Ballard, ahora CEO de organizaciones cristianas, se embarca en una misión de rescate. A pesar de las expectativas de ver a Caviezel como un vigilante decidido a erradicar el mal (uno de sus productores es Mel Gibson), la película se adhiere a unos panfletos conservadores, religiosos y peligrosamente xenófobos, dejando de lado la violencia necesaria para generar catarsis en el público. La trama, centrada en la desaparición de dos niños hondureños, ofrece una visión estereotipada y vil de Colombia, presentándose como un país miserable y cruel necesitado de salvación. A pesar de abordar un tema sensible y pertinente como la trata de niños, Sonido de libertad, más cercana al cine de explotación que al cine de fe, es un producto que carece de profundidad y sensibilidad. Una cinta manipuladora, superficial y de ideología cuestionable.
4. LOS INDESTRUCTIBLES 4 Dir. Scott Waugh
Una secuela que cae en la decadencia de una saga ya terrible desde su inicio, con Jason Statham asumiendo un papel protagónico deslucido. Aunque Sylvester Stallone muestra cierta inteligencia al desaparecer temprano en la trama, la película se convierte en un desastroso vehículo para la carrera en declive de Statham. El equipo, ahora en decadencia, presenta nuevas incorporaciones como Megan Fox y Levy Tran, cumpliendo cuotas sexys en esta cinta de valores machistas y antediluvianos como sus protagonistas. La historia, centrada en la prevención de una explosión nuclear, carece de toda originalidad y verosimilitud, a lo que se añaden los diálogos mediocres y la violencia incoherente y poco sorprendente. La franquicia necesita cancelarse para sepultar definitivamente este lamentable intento de resucitar a las leyendas del cine de acción que más parece un mal capítulo de Patrulla canina.
3. MEGALODÓN 2: EL GRAN ABISMO Dir. Ben Wheatley
Jason Statham, un actor reconocido por su inteligencia y versatilidad en películas como las dirigidas por Guy Ritchie, cae en la trampa de la millonaria franquicia de Megalodón, esa ridícula mezcolanza entre Tiburón y Parque Jurásico que ahora ofrece más tiburones prehistóricos, una trama ridícula sobre la codicia humana y un Statham más estúpido que nunca. A pesar de los esfuerzos por hacerla «más grande» y «más espectacular», la secuela resulta en una amalgama torpe, estereotipada y aburrida que deja mucho que desear, comparándola incluso con cintas de explotación clase «Z». En resumen, una producción cinematográfica poco entretenida y que contamina el séptimo arte.
2. SAW X: EL JUEGO DEL MIEDO Dir. Kevin Greutert
El slasher y el torture porn, subgéneros del cine de terror, comparten similitudes, pero difieren en enfoque. Mientras el slasher se centra en asesinatos brutales con elementos de misterio, el torture porn exhibe violencia extrema, apelando al sadismo y descuidando la trama. La saga de Saw, emblemática del torture porn, se ha mantenido con tramas incoherentes y una glorificación cuestionable de la violencia. La décima entrega, lejos de revitalizar la franquicia, cae en la misma basura cinematográfica, ofreciendo una experiencia poco disfrutable y carente de creatividad. El regreso de Jigsaw (Tobin Bell) no logra rescatar la esencia que hizo destacar a la primera película, dejando a los fanáticos con una entrega más de una serie que ha perdido todo su brillo original.
1.RÁPIDO Y FURIOSO X Dir. Louis Leterrier
Debería haber una ley del cine que declarara ilegal cualquier intento de hacer una décima parte de cualquier saga. La franquicia Rápido y furioso, iniciada hace más de dos décadas, ha experimentado altibajos notables. La primera entrega cumplió su propósito de ofrecer acción descerebrada y entretenimiento para un fin de semana informal. Sin embargo, las secuelas intermedias, como la segunda y tercera partes, carecieron de la chispa original. La saga resurgió con la cuarta entrega y alcanzó su punto álgido con la séptima, que combinó acción y emotividad tras la muerte de Paul Walker. No obstante, las partes 8 y 9 descendieron en calidad, llevando la trama a extremos inverosímiles y convirtiendo a la «familia» de corredores en agentes secretos al estilo de los Power Rangers. La décima parte, dirigida por Louis Leterrier, marca un nuevo declive. La trama introduce a un nuevo villano, interpretado por Jason Momoa, cuya actuación es de lo peor en la historia del cine. La premisa de esta entrega, con giros incoherentes y situaciones extremas, desafía tanto la lógica como el buen gusto. Rápido y Furioso X representa la cúspide de la decadencia del cine y, a pesar de ello, refleja la preferencia de un público que busca emociones fáciles y derroche de efectos visuales sin demasiado análisis. La saga, alguna vez referente del cine de acción, ahora se ve atrapada en su propia fórmula tan desgastada como los neumáticos y el discurso recalcitrante sobre la familia del buen Toretto.
¿Quiere completar veinte? Aquí tienen otros títulos deplorables: Medusa Deluxe, La piel del tambor, Desencantada, Creed III y La noche del demonio: La puerta roja, Aquaman: El reino perdido, Juega o muere, El justiciero: Capítulo final y Extraña forma de vida ¡Quedan advertidos!
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