Bad Boys: Ride Or Die (Bad Boys hasta la muerte) (2024)

La cuarta parte de la franquicia de acción se siente cansada y sin química.

Dirección: Adil El Arbi, Bilall Fallah

Will Smith, Martin Lawrence, Jacob Scipio, Vanessa Hudgens, Eric Dane, Rhea Seehorn

Ya es hora de admitirlo. La saga de Bad Boys siempre ha sido una copia inferior de Arma Mortal con Will Smith en el papel de un Mel Gibson menos traumado y Martin Lawrence encarnando a un Danny Glover menos viejo. 

Con el perdón de Martin Scorsese, las películas de Marvel no son las responsables de todo lo que está mal en Hollywood. Las franquicias causantes del desastre tienen nombre propio: Rápido y furioso, Megalodón, Resident Evil, Saw y, por supuesto, los trabajos de Michael Bay, quien atiborró las pantallas con cinco películas de Transformers, cada una peor que la anterior.

Seamos abogados del diablo. Si Michael Bay ha tenido buenas películas, esas son The Rock y las dos primeras películas de Bad Boys. Aunque es cierto que son una imitación de las grandes cintas de acción dirigidas por Richard Donner y sigue al pie de la letra los lugares comunes de los Buddy Cops (un policía serio y su amigo graciosito), lo cierto es que la química entre Will Smith y Martin Lawrence era indudable y el ejercicio de estilo sí que le funcionó a Bay en estas cintas de acción.. 

Ante la tendencia de reciclar las franquicias exitosas para un público que prefiere lo probado a lo nuevo, se resucita diecisiete años después a Bad Boys, esta vez con una tercera parte dirigida por Adil El Arbi y Bilall Fallah en reemplazo de Bay. El resultado no pudo haber sido más decepcionante. Bad Boys para siempre fue una película rancia, Adil y Bilall se limitaron a imitar el cine de Bay y la química entre Smith y Lawrence había desaparecido. Sin embargo, la cinta tuvo buenos ingresos de taquilla y quedó con muchos cabos sueltos. Entonces, ¿por qué no una cuarta?

Bad Boys hasta la muerte parte directamente de los sucesos ocurridos en su predecesora.  Mike Lowery (Smith) contrae matrimonio con Christine (Melanie Liburd), pero Marcus Miles (Lawrence) sufre de un ataque al corazón en plena boda. Esto lo convierte en un hombre sin miedo al estilo de Jeff Bridges en Fearless, porque su jefe, el capitán Conrad Howard (Joe Pnatoliano), asesinado en la entrega anterior, le dice desde un plano astral que este todavía no es su momento.  

Es así como Marcus se convierte en una especie de profeta que se cree inmortal, advirtiéndole a su colega y amigo que va a tener que tomar duras decisiones y que se avecina una tormenta. Esto nos lleva al villano de turno, un ex militar que ahora trabaja para los carteles de la droga conocido como McGrath (Eric “McSteamy” Dane), un personaje que solo sirve para cumplir con la estructura narrativa fija del Buddy Cop. En un complot descabellado, McGrath incrimina al fallecido jefe de los chicos de corrupción, lo que lleva a que Mike, quien ahora sufre de estrés postraumático causado por los sucesos de la cinta anterior, y Marcus, ahora convertido en una especie de “policía de la nueva era” se tomen la ley en sus manos para limpiar la reputación de su capitán. Ya pueden empezar a bostezar.    

Continuando con el sentido de lo absurdo, Mike y Marcus acuden a Armando (Jacob Scipio), el hijo de Mike que se encuentra en una cárcel de máxima seguridad por, entre otras cosas, haber asesinado al capitán Howard. Mike se va a convertir en el equivalente de Joe Pesci en Arma mortal, solo que aquí es serio y silencioso, mientras que Pesci en la saga de Donner es parlanchín y graciosito. 

Bad Boys, comete el mismo error de la última saga de Cazafantasmas (además de su carencia de alma) y es el de saturarnos con un sinnúmero de personajes. Tenemos a Lockwood (Ioan Gruffudd), el aspirante a alcalde, quien es la nueva pareja de Rita Secada (Paola Núñez), la ex pareja de Mike. También está Judy Howard (Rita Seehorn de Better Call Saul en la película equivocada), la hija del capitán, quien es una agente del FBI, dispuesta a cobrar venganza por su padre, así como Callie (Quinn Hemphill) la hija de Judy y nieta del capitán, que va a ser parte de las profecías de Marcus. Vanessa Hudgens y Alexander Ludwig vuelven como los simpáticos ayudantes de Mike y Marcus y está también su familia, con su esposa Theresa (Tasha Smith reemplazando a Theresa Randle), y el yerno Reggie (Dennis Greene), un joven adormilado y adicto a los videojuegos que resultará ser toda un “arma mortal”. Ni hablar de las apariciones de Tiffany Haddish, DJ Khaled y del mismísimo Michael Bay (todas sin gracia).        

Hay algunos momentos que causan hilaridad, como ver a Marcus desafiando el tráfico como un demente (un guiño al escándalo de Martin Lawrence que manchó su carrera) y a Miles cacheteando una y otra vez a Mike (el guiño al escándalo protagonizado por Will Smith). Pero la química entre los dos actores se desvaneció. Bad Boys hasta la muerte es una cinta desganada, formulaica y vacía, con unas escenas de acción que se sienten pasadas de moda (Adil y Bilall deberían revisar la saga de John Wick). Nunca me habría imaginado escribir estas palabras: “¡Vuelve Michael Bay, te necesitamos!” 

Sobre André Didyme-Dôme 1683 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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