Un ferviente admirador llamado Martin Scorsese, nos cuenta sobre la vida y obra de dos de las más importantes figuras en la historia del cine británico.
Director: David Hinton
Michael Powell se introdujo en el mundo del cine a los 20 años, cuando, con la ayuda de su padre, consiguió un trabajo en la unidad cinematográfica de Rex Ingram en Niza, Francia. A finales de la década de 1920, trabajó en los estudios Elstree para Harry Lachman y Alfred Hitchcock. Durante los primeros años de la década de 1930, Powell se inició como director con una serie de quota quickies, nombre dado a las cintas de bajo presupuesto y olvidables para compañías de producción independientes en Inglaterra.
En 1938, después de hacer The Edge of the World (1937), una exploración personal de la lucha del hombre contra la naturaleza en una isla aislada frente a la costa de Escocia, Powell se unió al talentoso guionista alemán Emric Pressburger para desarrollar The Spy in Black (1939) como un vehículo para el actor alemán Conrad Veidt. Powell haría dos películas más sin Pressburger, incluyendo The Thief of Bagdad (1940), una notable película de fantasía infantil, antes de formar una fructífera asociación conformando su propia productora, The Archers.
Algunos de los logros más notables de Powell y Pressburger incluyen 49th Parallel (1941), una estupenda cinta de propaganda bélica acerca de un grupo de Nazis que invade las costas del Canadá; The Life and Death of Colonel Blimp (1943), una visión satírica del ejército británico que enfureció a Winston Churchill; la conmovedora actualización del relato de Chaucer A Canterbury Tale (1944) ambientada en la Segunda Guerra Mundial y I Know Where I’m Going! (1945), una de las películas más románticas en la historia del cine. Las cintas de Powell y Pressburger eran líricas pero agudas. Según Powell, eran «una cruzada contra el materialismo». Junto a las anteriores encontramos las obras maestras A Matter of Life and Death (1946), una épica, pero reflexiva película de fantasía; Black Narcissus (1946), una de las películas más hermosas jamás filmadas en color; y la exuberante The Red Shoes (1948), el esfuerzo más prestigioso de The Archers, considerada la mejor historia de ballet jamás hecha y la película favorita de Martin Scorsese.
Y es precisamente el director de Taxi Driver y Raging Bull quien narra con el fervor de un gran admirador, este hermoso y revelador documental del veterano David Hinton. Como sucede en sus propios documentales sobre cine A personal Journey Through American Movies (1995) o My Voyage To Italy (1999), Scorsese deja a un lado la mirada objetiva y distante de un historiador del cine, para compartir con calidez y cercanía sus pensamientos, recuerdos y anécdotas subjetivas y personales sobre dos de los directores que más admira.
Aquí, Scorsese nos cuenta cómo, preocupado por la técnica, Michael Powell se esforzó por lograr lo que él llamaba «la unidad del arte». La esencia de su estilo visual y su actitud hacia el arte y la vida se evidencian en un control total sobre el color, el escenario, la música y la atmósfera, al servicio de los complejos personajes y los temas de sus películas confeccionados por Pressburger. Con sus constantes trasfondos de sexualidad reprimida y el poder místico de la naturaleza, Scorsese nos revela la filosofía pagana de Powell y los intentos junto con Pressburger de fusionar todas las artes en la forma cinematográfica. Quizás su único rival en este contexto sea Fantasia (1940) de Disney.
Después de que Powell y Pressburger disolvieran su sociedad en 1956, llegó la obra más notoria de Powell, la controvertida Peeping Tom (1960), una brillante, escabrosa y constantemente autorreflexiva película sobre un asesino en serie que acecha a sus víctimas femeninas con una cámara equipada con una daga y un espejo, para filmarlas mientras se ven morir. Las críticas a esta cinta que se adelantó a Psycho de Hitchcock y a los vídeos digitales sobre muertes y torturas, fueron tan feroces y extremas que virtualmente terminaron con la carrera de Powell. Esta película singularmente inquietante fue precisamente revivida y elogiada por Martin Scorsese como una de las más grandes películas sobre la psicología del cine y la visualización cinematográfica.
En uno de los momentos claves del documental, Scorsese nos comenta cómo muchas de las escenas del cine de Powell y Pressburger, que este vio en una pequeña pantalla de televisión cuando era niño, quedaron en su inconsciente y se filtraron en sus películas. Hinton, haciendo uso de una pantalla dividida, da cuenta de ello.
En gran parte gracias a Scorsese, a Powell y a Pressburger se les reconoce como dos de los principales cineastas de Inglaterra. Tristemente, Michael Powell pagó un precio enorme por cultivar su visión personal dentro del contexto de un cine casi totalmente en desacuerdo con sus preocupaciones artísticas. Su énfasis en los usos audaces de la imagen y el color inspiró no solo a Scorsese sino a toda una generación de cineastas, incluyendo a Ken Russell, Nicolas Roeg, John Boorman y Derek Jarman.
Y como si se tratara de una película con un final feliz, en la vida real Scorsese rescató literalmente a Powell del olvido, quien vivía en los años setenta en un lugar humilde y solitario, y efectivamente lo llevó de vuelta a Hollywood, donde terminó casándose con la editora y mano derecha de Scorsese, Thelma Schoonmaker, hasta que este falleciera en 1990. El cine imita al arte y el arte imita a la vida.
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