Vuelven los cazadores de tornados, ahora más jóvenes, pero igual de vaporosos.
Director: Lee Isaac Chung
Daisy Edgar-Jones, Glen Powell, Anthony Ramos, Maura Tierney
Jan De Bont fue un director que alcanzó a gozar de las mieles del éxito, gracias al clásico de acción Speed, pero nunca pudo volver a equiparar lo logrado en la cinta protagonizada por Keanu Reeves. Dirigió una desastrosa secuela protagonizada por Jason Patrick, un horrible remake del clásico del terror The Haunting, la mediocre segunda parte de Lara Croft con Angelina Jolie y, por supuesto, está Twister.
Estrenada en 1996 y protagonizada por Helen Hunt y Bill Paxton, la película llegó a impactar por sus impresionantes efectos especiales, que fueron innovadores para su época. Su historia, concebida por Michael Crichton (el autor de Jurassic Park y Westworld) es la de un grupo liderado por la Doctora Jo Harding (Helen Hunt) y su esposo separado, Bill Harding (Bill Paxton), que persigue tornados con el objetivo de desplegar un sistema de recolección de datos que podría mejorar las advertencias de tornados y salvar vidas. Durante sus aventuras, enfrentan múltiples tormentas devastadoras, incluyendo uno de los tornados más poderosos jamás registrado, conocido como F5.
A pesar de ser una cinta tonta y efímera (lo único memorable es una vaca volando y la música de Van Halen y Tori Amos), Twister fue todo un éxito comercial, recaudando casi 500 millones de dólares en todo el mundo. En esta época, en la que lo más importante es el dinero y donde el término “cine” es reemplazado por el de “contenido” (no importa qué y cómo, lo importante es llenar salas y ganar dinero), no hay nada más seguro como exprimir un éxito comprobado. Esto nos lleva a Twisters, una “recuela” de la cinta de 1996.
De Bont tiene 80 años, por esa razón, lo mejor era reemplazarlo por un director más joven y vital. Lee Isaac Chung viene de la hermosa cinta Minari de los estudios A24 y se convierte en otro director independiente más que sucumbe a las producciones sin alma de Hollywood (llamemos a esto “El síndrome de Gerwig”). El resultado es una cinta prácticamente idéntica a la anterior, ahora con mejores efectos y nuevos actores. Esto nos lleva al elenco.
Daisy Edgar-Jones, que viene de protagonizar una bonita cinta romántica para adolescentes con música de Taylor Swift, reemplaza a Hunt, encarnando a una meteoróloga diferente, más joven y bella llamada Kate Cooper, un supuesto prodigio de la ciencia quien, en el prólogo de la película, sufre una tragedia similar a la de Stallone en Cliffhanger (no demoran en hacer una nueva versión) y decide dejar de perseguir tornados para resignarse a un trabajo de escritorio en Nueva York.
Anthony Ramos, que viene de un maravilloso musical y de la más que decente última entrega de Transformers, interpreta a Javi, antiguo compañero de Kate en su época de cazar tornados. Siguiendo la regla de los tres actos que se enseña en los cursos para guionistas, Javi acude a ella para que regrese a su antiguo oficio, lleno de aventura y adrenalina. Al principio, como siempre sucede, nuestra heroína se niega, pero termina aceptando la misión.
Nuestro tercer protagonista es Glen Powell, el apuesto y jovial sucesor de Tom Cruise, a quien ya hemos visto en la secuela de Top Gun, en una exitosa comedia romántica inspirada en Shakespeare junto a Sydney Sweeney y quien demostró ser más que un galán en la cinta Hitman. Este viene a ser aquí el equivalente del personaje del fallecido Paxton, interpretando a Tyler Owens, un vaquero autodenominado como “domador de tornados”, que lidera un equipo de Youtubers.
Al principio, la cosa lucía interesante: Kate y Javi lideran el equipo que se apoya en la ciencia y el conocimiento racional y Tyler lidera a los que se guían por el instinto y el afán de popularidad. Pero la idea de los productores consiste en atraer a la audiencia que se deleitó con Where The Crawdads Sing y Anyone But You (¿y por qué no? También seducir al público amante de sagas juveniles como Twilight), por eso, todo degenera al poner a Kate en medio del vaquero sexy y el chico enamorado, pero no tan sexy para conformar un recalcitrante triángulo amoroso (¡adivinen quién se queda con la chica!).
El equipo liderado por Tyler se parece a la familia salvaje de Fast And The Furious y eso causa que la recatada Kate los desprecie, pero cuando ve que los científicos financian su trabajo a través de la desgracia humana y que los rebeldes youtuberos hacen trabajo de caridad, ella cambia de bando, transmitiendo un mensaje claro: es mejor no estudiar y ser un simpático youtubero a ser un científico odioso y de ética dudosa. Pero bueno, se supone que Tyler es también un científico, pero este lo dejó todo atrás para volverse un vaquero del siglo XXI (en qué momento fue estrella del rodeo, meteorólogo y youtubero, además de mantenerse en forma y cuidar de su cabello, es algo que queda en duda).
Nos quedan los efectos especiales, que aquí son mejores que en la cinta anterior por aquello del progreso tecnológico. Es una lástima que la vaca ya no vuele, pero ahora hay inclusión de nuevo milenio y Luke Combs y Miranda Lambert hacen un buen trabajo reemplazando a Van Halen y a Tori Amos. ¿Qué más puede pedir un público que va al cine a ver una y otra vez productos reciclados, tontos, artificiosos y tan efímeros como este, que se olvidan rápidamente para la siguiente semana de estrenos? ¡Después no pregunten por qué el cine está en crisis!
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