La actriz de Euphoria protagoniza una aterradora cinta de nunsploitation, con un subtexto que denuncia el derecho que se atribuyen los hombres ante el cuerpo femenino.
Director: Michael Mohan
Sydney Sweeney, Álvaro Morte, Simona Tabasco
El cine de terror ha tenido una larga tradición de heroínas femeninas, a las que suele denominarse como final girls. En The Texas Chain Saw Massacre, el cruento Leatherface encontraría a un digno rival en Sally Hardesty (Marilyn Burns); En la saga de Halloween, Michael Myers nunca pudo derrotar a Laurie Strode (Jamie Lee Curtis); y Ripley (Sigourney Weaver) siempre encontró la forma de derrotar al letal Alien, pese a que fue incubada por este. Ni hablar de Sarah Connor, siempre dispuesta a acabar con ese molesto e insistente Terminator. Estas mujeres no van a dejar que un hombre las intimide, así sea un caníbal con una sierra eléctrica, un asesino en serie enmascarado con poderes sobrenaturales, un peligroso depredador alienígena o un invencible robot del futuro.
Ahora llega a las pantallas una especie de “Final Girl fase Dios” encarnada por Sydney Sweeney, el joven talento que se dio a conocer en la serie Euphoria y quien, al igual que Glen Powell (su contraparte masculina en la exitosa comedia romántica Anyone But You) no para de protagonizar películas con el ánimo de convertirse en la nueva superestrella de Hollywood, algo que prácticamente ambos ya lograron.
La actriz con rostro de Polly Pocket encarna en esta escabrosa mezcla entre Rosemary’s Baby, The Omen, Possession, The Nun, Suspiria y Midsommar, a la hermana Cecilia, una joven que posee una verdadera vocación religiosa que la lleva a entregarse a Dios en alma, cuerpo y espíritu. Al igual que la Hermana Margaret, la novicia de la excelente precuela de The Omen, la Hermana Cecilia llega a Italia con el fin de hacer parte de una nueva comunidad religiosa.
Vamos a saber también que cuando era niña, ella sufrió un accidente que casi la mata de no ser por su fe y su instinto de supervivencia. De una manera misteriosa, la Hermana Cecilia queda embarazada siendo todavía virgen ¿Estamos ante la segunda llegada del Mesías? ¡Recordemos que esta es una cinta de terror!
Más allá de los sobresaltos bien logrados, una buena dirección de arte, y un ritmo bien logrado por el director Michael Mohan (quien ya había trabajado con Sweeney en el “homenaje” a Hitchcock conocido como The Voyeurs), lo más interesante de Immaculate es su subtexto relacionado con un grupo de fanáticos que se sienten con el derecho de tomar decisiones sobre el cuerpo de una joven.
Sweeney, quien en entrevistas, presentaciones y en sus propias redes sociales se ha mostrado ambigua, rebelde y reticente a la presión de Hollywood de convertirla en símbolo sexual o en una nueva It Girl, es quizás la actriz más adecuada para esta cinta de terror acerca de la objetivación de la mujer que, por cierto, no incluye una sola escena de desnudo, rompiendo con una de las reglas típicas de las películas de Nunsploitation. Basta con recordar la frase del policía italiano que al ver a la atractiva joven le dice a su colega que es “un verdadero desperdicio que ella dedique su cuerpo a Cristo”. Cecilia podrá tener fe y una verdadera vocación, pero tonta e ingenua no es. Ella es más una Ripley y una Sarah Connor que una Scream Queen sin recursos o resiliencia.
Es una lástima que no se pueda revelar aquí el misterio del embarazo de la Hermana Cecilia por aquello de los spoilers, pero basta con decir que el giro es tan sorpresivo como irreverente (esta cinta nunca se hubiera podido haber realizado en los tiempos de The Last Temptation Of Christ). Asimismo, las grotescas y espeluznantes escenas de violencia, así como el final, que rinde homenaje al mejor cine de terror de los años 60 y 70, harán de Immaculate todo un deleite para los amantes del género.
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