The Crow (El cuervo) (2024)

Un remake hiperviolento, genérico e innecesario que nos hace extrañar aún más al legendario Brandon Lee.

Director: Rupert Sanders

Bill Skarsgård, FKA twigs, Danny Huston


El cómic The Crow, concebido por James O’Barr, fue una obra que le permitió a su autor superar la muerte de su novia, quien fuera víctima de un conductor ebrio. Publicado por primera vez en 1989, cuenta la historia de Eric Draven, un hombre que regresa de la muerte para vengar su asesinato y el de su prometida. La combinación de un tono oscuro, temas de venganza y redención, junto con un estilo gótico, lo convirtió en un cómic de culto que rápidamente atrajo la atención de Hollywood. 

A lo largo de los años, The Crow ha sido adaptado en varias películas y series. La primera y más famosa adaptación es la película de 1994 dirigida por el director de videos musicales Alex Proyas y protagonizada por Brandon Lee, el hijo de Bruce Lee. Esta cinta es conocida no solo por su atmósfera oscura y visualmente impactante, sino también por la trágica muerte de Brandon Lee durante el rodaje debido a un accidente con una pistola de utilería. A pesar de este trágico incidente, la película fue un éxito comercial y de crítica, y ha sido venerada por muchos. Su estética visual y su banda sonora, que incluye bandas como The Cure y Nine Inch Nails, ayudaron a consolidar su estatus como una de las mejores películas de superhéroes de la historia.

The Crow: City of Angels (1996), dirigida por Tim Pope (también procedente del mundo de los videoclips), intentó continuar con el éxito de la primera película, pero no logró el mismo impacto. En esta ocasión, la historia sigue a un nuevo personaje, Ashe Corven, interpretado por Vincent Pérez, quien también regresa de la muerte para vengar el asesinato de su hijo. Aunque mantiene el mismo tono oscuro y gótico, la película fue recibida negativamente tanto por la crítica como por los fanáticos, en parte debido a los cambios significativos en la trama respecto a la versión original del director.

Después del estreno de las dos primeras cintas, The Crow fue adaptado a la televisión en forma de una serie subtitulada Stairway to Heaven (no confundir con Highway To Heaven,  la serie protagonizada por Michael Landon en el papel de otro ángel redentor, pero menos violento). Protagonizada por Mark Dacascos como Eric Draven, la serie sigue una línea argumental similar a la película original, con Draven buscando justicia mientras intenta equilibrar su vida entre el mundo de los vivos y el de los muertos. La serie fue bien recibida por los fanáticos de la franquicia y duró una temporada con un total de 22 episodios. 

The Crow: Salvation (2000), la tercera entrega de la franquicia, dirigida por Bharat Nalluri, sigue a Alex Corvis, interpretado por Eric Mabius, quien es injustamente ejecutado por un crimen que no cometió y luego regresa para vengarse. A pesar de contar con un elenco que incluye a Kirsten Dunst, la película fue lanzada directamente en video en Estados Unidos y no tuvo un gran impacto en el público o en la crítica, aunque algunos fanáticos la consideran una mejora con respecto a la segunda película.

The Crow: Wicked Prayer (2005), dirigida por Lance Mungia y también lanzada directamente en video, es quizás la menos popular de todas y con justa razón. Protagonizada por Edward Furlong como Jimmy Cuervo, esta adaptación se aleja aún más de la historia original. Con un reparto que incluye a Tara Reid y David Boreanaz, la película fue duramente criticada por sus efectos de pacotilla, sus malas actuaciones y pésima ejecución. 

El proyecto de hacer una nueva película de The Crow ha venido dilatándose por años. Primero se anunció que el director Stephen Norrington se iba a hacer cargo del proyecto con un guion revisado por Nick Cave y con Mark Wahlberg como protagonista. Luego, Juan Carlos Fresnadillo fue postulado como el nuevo director con Bradley Cooper, Channing Tatum, Ryan Gosling y James McAvoy como los posibles candidatos para encarnar a El Cuervo

Al abandonar Fresnadillo el proyecto, la responsabilidad recayó en F. Javier Gutiérrez, y los actores pensados cambiaron a Tom Hiddleston, Alexander Skarsgård, Sam Witwer y Luke Evans. Ante la demora, Rodríguez se fue al filmar su horripilante actualización de El aro y Corin Hardy asumió las riendas del proyecto. Los nuevos posibles Cuervos fueron Jack Huston, Nicholas Hoult y Jack O’Connell. Cuando los estudios Relativity Media entraron en bancarrota, el proyecto se canceló. 

Sin embargo, la intención de llevar de nuevo al cine a El Cuervo como Eric Draven, resucitó cuando Jason Momoa se mostró interesado. Al final fue Bill Skarsgård, el hermano de Alexander, quien terminaría asumiendo el papel y Rupert Sanders, el director de Blancanieves y el Cazador y la injustamente vapuleada versión en acción real del anime Ghost In The Shell, quien llevaría a término la película. Al respecto, Alex Proyas dijo que estaba en contra de una nueva versión de The Crow por respeto a Brandon Lee, pero lo cierto es que con las secuelas y la serie, la memoria de Brandon ya había sido irremediablemente profanada.

La nueva versión de The Crow nos hace extrañar a City Of Angels. Bill Skarsgård, maravilloso encarnando al payaso Pennywise en las dos películas de It y al malvado marqués en el clásico del cine de acción John Wick 4, empezó con el pie izquierdo este año con Boy Kills World, un remedo de videojuego que dejó mucho que desear. Interpretando a Eric (nunca se menciona su apellido), vemos que el actor hace su mayor esfuerzo, pero sus tatuajes Emo que nos recuerdan al patético Joker de Jared Letto y la compañía de una letárgica FKA twigs como su novia Shelly (ella hace parecer al elenco de Euphoria como un grupo de jóvenes hiperactivos) no ayudan para nada. 

Tampoco ayuda la carencia de atmósfera, la hiperviolencia innecesaria que genera antipatía hacia nuestro héroe y unos villanos débiles y efímeros, encabezados por Vincent Roeg, un empresario satánico interpretado de manera cansada por Danny Huston y que nos hace extrañar a los malvados de las dos primeras entregas, encarnados por Michael Wincott e Iggy Pop. Al tratar de construir el romance entre Eric y Shelly, el director se empantana, generando bostezos y tentaciones de sacar el teléfono celular. Asimismo, la ausencia de química entre los actores hace que el romance no sea creíble para nada. 

Volviendo a la violencia gratuita, en cintas como Robocop, otro clásico del cine de superhéroes estropeado con pésimas secuelas , la violencia se justifica con un grupo de villanos sádicos, crueles, perversos e inhumanos que justifican el castigo al que son sometidos por el oficial Murphy (existe un gracioso meme que dice que The Crow es un Robocop para góticos, lo cual es absolutamente cierto). En Deadpool, la carnicería tiene un propósito satírico y en John Wick, la elegancia de un ballet de sangre, balas y katanas. Aquí, en esta cinta que pretende ser más seria y oscura que el Batman de Robert Pattinson, las coreografías de pelea son muy irregulares, los villanos dan pesar (esos guardaespaldas de la ópera probablemente eran asalariados de clase media con familias que alimentar) y el héroe deja de serlo por su falta de piedad, salvajismo y sevicia (así no se justifica la clasificación para adultos, chicos). No me hagan hablar de la banda sonora que parece un playlist de Spotify de un chico de la Generación Z que presume ser gótico, pero al que le falta asesoría. 

Todo esto no quiere decir que The Crow no respete de alguna manera los cómics de donde proviene y que no tenga sus momentos, que los tiene. Pero ellos son muy escasos y se contaminan con la falta de tono de la cinta (¿estamos ante una versión de Ghost para jóvenes rotos, un homenaje a la sobrevalorada Constantine o un remake de The Crow?). Además, la falta de elegancia visual, el final anticlimático, la glorificación irresponsable del cutting (sí señores, este Cuervo se corta las muñecas) y la falta de un compañero como Daryl, el personaje de Eric Hudson en la primera parte, así como de unos policías que brillan por su ausencia ante las masacres perpetradas, ponen a esta cinta al borde del abismo.

En la película Commando, ese divertido placer culposo de los ochenta, tenemos una escena en la que Arnold Schwarzenegger se equipa para la batalla y le cumple al espectador con creces. En The Crow, Eric se pone su gabardina, pero no llega a verse un verdadero espectáculo. Hay películas que nunca debieron haber tenido una secuela y mucho menos una actualización. Robocop y The Crow son dos de ellas.  

Sobre André Didyme-Dôme 1741 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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