White Bird (Alas blancas) (2024)

Alas blancas explora el Holocausto con un enfoque juvenil que mezcla la tragedia histórica con un edulcorado mensaje de bondad.

Director: Marc Foster

Helen Mirren, Bryce Gheisar, Ariella Glaser, Gillian Anderson

El sensible director de grandes trabajos como Monster’s Ball, Finding Neverland, Stranger Than Fiction, The Kite Runner y Christopher Robin nos ofrece ahora Alas blancas, una cinta edulcorada que aborda los horrores del Holocausto desde una perspectiva juvenil y didáctica, basada en la novela gráfica de la autora Raquel Jaramillo Palacio (hija de padres colombianos). 

Con un tono accesible y bien intencionado (algo que siempre hay que valorar en el cine y más en estos tiempos oscuros y decadentes), la película busca conectar con las audiencias jóvenes, y de ahí que su ejecución corra el riesgo de ser casi una película de Hallmark.

Alas blancas se presenta como un spin-off de Extraordinario, la entrañable cinta de Stephen Chboski, basada en el libro de Palacio y protagonizada por Julia Roberts, Owen Wilson y Jacob Tremblay, en la que este último interpretó a Auggie, un niño con una rara deformidad en el rostro conocida como disostosis mandibulofacial. 

Julian Albans (Bryce Gheisar), el ex acosador de Auggie, ahora lidia con sus propias inseguridades en una escuela elitista. La narrativa principal se despliega a través de un relato contado por su abuela, Sara (Helen Mirren), quien revive su experiencia como joven judía escondida en la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque la británica Mirren es una gran actriz y nadie lo puede poner en duda, lo cierto es que la cinta se hubiera beneficiado más con una actriz francesa como Catherine Deneuve o Isabelle Huppert.

El segmento histórico contado en flashback se centra en Sara adolescente (Ariella Glaser) y Julien Beaumier (Orlando Schwerdt), un compañero de clase que, a pesar de ser marginado por su discapacidad física producto de la poliomielitis, la protege junto con los padres de este (encarnados por Gillian Anderson y Jo Stone-Fewings). 

Lo que podría haber sido una historia intensa de supervivencia y sacrificio al estilo de El diario de Ana Frank, adquiere un enfoque más meloso, casi romántico, subrayado con un mensaje de bondad y resiliencia. Estéticamente, la película tiene el sello de los dramas históricos diseñados para los Óscar: tomas amplias, iluminación impecable y una meticulosa dirección de arte. Esto, combinado con una narrativa que rara vez se aparta de los lugares comunes, diluye la intensidad de los momentos más oscuros y conmovedores. 

Sin embargo, en unos tiempos en los que un grupo de personas con banderas nazis se manifestaron ante una representación teatral comunitaria de Ana Frank en Michigan como una muestra de antisemitismo, el enfoque y el tratamiento de la cinta se hace pertinente y necesario.

Y es que el corazón de Alas blancas es su mensaje de bondad como acto transformador, algo encapsulado en la frase de la abuela Sara: «Olvidas muchas cosas en la vida, pero nunca olvidas la bondad». En este siglo XXI, donde las personas aún creen que deben tomar partido ante el conflicto bélico, la cinta nos habla sobre el horror y el absurdo de la guerra y sobre cómo el único partido que deberíamos elegir es el de la paz. 

La cinta funciona como un recurso introductorio para jóvenes que se acercan por primera vez a las lecciones del Holocausto. Aunque emotiva y con un mensaje positivo, su ejecución estilizada y su narrativa simplista limitarán su impacto en espectadores más críticos (léase cínicos y amargados). Como extensión del universo de Extraordinario (cinta que también fue acusada de ser excesivamente sentimental), Alas blancas logra expandir sus temas de empatía y redención, recordándonos que quien no conoce la historia está destinado a repetirla.  


Sobre André Didyme-Dôme 1790 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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