Jim Carrey mantiene viva la chispa en un caótico Sonic 3, pero no logra salvarlo del exceso.
Director: Jeff Fowler
Jim Carrey, Keanu Reeves, Idris Elba, Ben Schwartz, Colleen O’Shaughnessey, James Marsden, Tika Sumpter, Krysten Ritter, Tom Butler, Natasha Rothwell, Shemar Moore
La tercera entrega de la saga de Sonic el erizo velocista llega con la inevitable emoción de su fiel público infantil, adolescente y geek. Sin embargo, lo que realmente le da vida, alma y corazón a esta trilogía basada en los videojuegos de Sega no es su rapidez, ni su explosivo diseño visual, sino la presencia inigualable de Jim Carrey. Esta vez, el veterano actor se luce interpretando a dos personajes, un doble papel que, aunque es evidentemente un giro diseñado para maximizar su impacto, se siente revitalizante gracias a su entrega.
Jim Carrey está desatado, llevando al villano Robotnik (y a su otra interpretación) al extremo caricaturesco que ha definido su carrera, pero con una chispa que no parece apagarse. Sus líneas ocasionales dirigidas al público adulto son lo suficientemente ingeniosas para provocar carcajadas genuinas, un raro momento de conexión en una película que, por lo demás, aliena a los mayores con su frenetismo y un humor infantil que a veces funciona cuando roza lo absurdo. Sin Carrey, el proyecto corría el riesgo de desmoronarse en un revoltijo sin dirección.
En cuanto a la trama, la película sigue la fórmula clásica del “tercer acto oscuro” introduciendo a Shadow, el erizo negro y rojo que simboliza el lado más “maduro” del universo Sonic. Shadow escapa de una instalación de contención y rápidamente se convierte en el antagonista principal. Mientras Sonic, Tails y Knuckles intentan detenerlo, los giros narrativos nos llevan a alianzas temporales con Robotnik y a revelaciones sobre su abuelo en una base militar abandonada. Todo esto suena complicado, y lo es. El guion parece dispuesto a abarcar más de tres décadas de historia de los videojuegos e inclusive la serie animada noventera, lo que resulta en un desfile de subtramas, flashbacks y giros inesperados que pueden desconcertar incluso a los fanáticos más devotos.
Aunque este caos narrativo tiene su propia energía delirante que impulsa la película hacia adelante, el elenco de live-action no logra igualar esa intensidad. La química entre James Marsden y Tika Sumpter, que interpretan a los padres adoptivos de Sonic, es prácticamente inexistente (y ni hablar de los personajes encarnados por Krysten Ritter, Tom Butler, Natasha Rothwell y Shemar Moore) lo que deja a estas escenas humanas sintiéndose acartonadas y desconectadas del resto de la película.
En contraste, las voces animadas de Sonic (Ben Schwartz), Tails (Colleen O’Shaughnessey), Knuckles (Idris Elba) y Shadow (Keanu Reeves) mantienen el ritmo dinámico que los fanáticos esperan, aunque no alcanzan a superar los límites de un guion que prioriza los chistes y la acción sobre el desarrollo emocional. Y es que Sonic 3, pese a que está basado en un personaje de videojuego creado hace más de 30 años, es un espectáculo diseñado principalmente para el público más joven, el cual disfrutará de su acción desenfrenada y su humor exagerado. Para el público adulto, es un ejercicio de paciencia que encuentra salvación en los momentos en que Carrey toma el centro del escenario. En última instancia, esta tercera entrega es un caótico festín visual que, aunque entretenido, se tambalea bajo el peso de su ambición narrativa y su ritmo agotador.
Dejar una contestacion