
Un intento valiente de abordar la violencia de género, aunque su ejecución no alcanza las expectativas, quedándose en un thriller tenso pero imperfecto.
Director: Daniel Rehder
Ximena Palomino, Juan Carlos Rey de Castro, Luana Barrón, Adolfo Aguilar

No te mueras por mí es una película que, si bien no logra concretarse como una obra cinematográfica plenamente efectiva, tiene un propósito loable: Exponer la violencia de género y las dinámicas tóxicas en las relaciones de pareja. Dirigida por Daniel Rehder (Hotel Paraíso), la cinta nos presenta el ascenso y caída de una relación mediática entre una joven estrella de reality, Emma (Ximena Palomino), y un empresario exitoso, Cristóbal (Juan Carlos Rey de Castro), cuyas primeras apariencias de seducción ocultan un lado oscuro, caracterizado por el abuso y el control.

La trama en sí se basa en un conflicto de poder dentro de una relación en la que el espectador puede ver reflejada la manipulación psicológica que no solo trasciende los límites de lo privado, sino que se ve expuesta en la esfera pública, sobre todo cuando las redes sociales entran en juego. Esta dinámica de exposición mediática es una crítica clara a la sociedad actual, que no solo permite sino que alimenta el sufrimiento de las víctimas en busca de sensacionalismo y morbo.
Sin embargo, la película tropieza en varios aspectos narrativos. La historia se mueve de un romance aparentemente idealizado a un thriller psicológico, un cambio que no siempre fluye de manera orgánica. Aunque Rehder intenta suavizar la transición entre estos géneros, el giro hacia el suspenso se siente algo forzado y a menudo carece de la necesaria construcción emocional que justifique tal cambio de tono. El filme parece diluirse en su intento por combinar la crítica social con el entretenimiento, sin que ambos elementos se complementen de manera efectiva.
En cuanto a las actuaciones, los protagonistas, Ximena Palomino y Juan Carlos Rey de Castro, se esfuerzan por dar profundidad a sus personajes, pero las limitaciones del guion no les permiten brillar por completo. Rey de Castro, como el carismático pero peligroso Cristóbal, intenta transmitir la complejidad emocional de su personaje, pero no logra escapar de los clichés que lo convierten más en un villano convencional que en una figura psicológica fascinante. Palomino, por su parte, interpreta a Emma con una angustia palpable, pero su personaje nunca parece alcanzar el nivel de evolución esperado dentro del relato. En su esfuerzo por retratar a una mujer atrapada, la película a veces cae en la sobreexposición emocional y el melodrama de telenovela, perdiendo sutileza.
En muchos aspectos, No te mueras por mí puede ser comparada con It Ends With Us, una película que, al igual que esta, buscaba denunciar una problemática real y urgente, pero que terminó siendo superficial al no lograr profundizar lo suficiente en los elementos más humanos y psicológicos de la relación abusiva (eso sin hablar de toda la controversia que surgió después debido a situaciones al interior del set). Ambas cintas, aunque cargadas de buenas intenciones, no logran escarbar más allá de la superficie, quedándose en la denuncia sin llegar a ofrecer una reflexión verdadera sobre el tema que abordan.
Lo que salva a No te mueras por mí de convertirse en un mero ejercicio superficial es su noble intención. A pesar de sus fallos narrativos, la película sigue siendo una llamada de atención sobre la violencia de género, un grito necesario desde el cine latinoamericano para visibilizar y cuestionar las dinámicas de abuso que afectan a miles de personas en la región. Rehder se acerca a una problemática urgente con la intención de generar empatía, pero no logra ofrecer una propuesta cinematográfica que impulse este mensaje de manera más efectiva.
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