Algo tienen en común las mejores películas hispanoamericanas de este año que termina: todas confluyen en la crítica social y política.
En esta época de postpandemia, caracterizada por la recesión económica, la inestabilidad política, la corrupción y la injusticia social, el cine con enfoque sociopolítico se hace cada vez más necesario. A diferencia del cine de superhéroes, que nos ofrece una fantasía escapista e irreal a los principales problemas que aquejan a este mundo, las películas hispanoamericanas se han puesto en la labor de enfrentarnos a la realidad para que hagamos algo con ella, diferente a ocultarla bajo la alfombra de la negación, que termina pudriendo el suelo donde nos paramos.
El mejor cine latinoamericano y español siempre se ha caracterizado por su carácter de crítica social y comentario político, pero en este año en especial, no deja de causar inquietud que diez de las mejores películas producidas en España, México, Argentina y Colombia, aborden casi todos grandes males que aquejan a nuestras sociedades contemporáneas. Ellas nos hablan de violencia, burocracia, desesperanza, carencia de expectativas, falta de empatía, discriminación, injusticia, crueldad e hipocresía. También nos ponen frente a la crisis de identidad, la erosión del arte y la descomposición social causada por el poder de la política, la fuerza y el dinero.
10. Los reyes del mundo. Dirigida por Laura Mora
La pieza de compañía a La Jauría fue la ganadora de la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, y no es para menos. La directora de Matar a Jesús asciende de una manera vertiginosa con esta road movie apocalíptica y vertiginosa sobre un grupo de niños curtidos por el hambre, la soledad y la violencia, que viajan en busca de un hogar, para encontrar, en cambio, una ruta hacia la perdición.
Como si se tratara de un movimiento “neo-neorrealista” heredero del cine de Víctor Gaviria (Rodrigo D No Futuro, La vendedora de rosas), Ramírez Pulido y Mora, con sus respectivas películas, obligan a un público que no quiere saber nada sobre estos “niños invisibles”, a que justamente centren su mirada en ellos.
9. La jauría. Dirigida por Andrés Ramírez Pulido
Siguiendo la tradición de cintas sobre “niños perdidos”, como Los olvidados, Pixote o Ciudad de Dios, esta película colombiana ambientada en una brutal prisión enclavada en la selva, nos muestra a un grupo de jóvenes delincuentes que luchan por salir a la luz, pero terminan sucumbiendo a las sombras. La mezcla entre El señor de las moscas, Papillón y Gummo es sumamente efectiva a la hora de comentar la forma en que un entorno salvaje, cruel y agreste solo puede dar como resultado a una generación de niños sin futuro.
8. En la mira. Dirigida por Carlos Gil y Ricardo Hornos
Dos veteranos de la industria del cine se unen para dirigir una cinta de suspenso minimalista, en la que un cliente insatisfecho lleva su reclamo a la última instancia posible. Si el encargado del call-center, no logra resolver de una manera rápida y efectiva el problema de aquel personaje, este se dispondrá a volarle la cabeza de un disparo. A diferencia de este tipo de películas, En la mira no toma partido por la víctima o por el victimario, convirtiéndose así en un interesante ensayo sobre la empatía en clave de thriller.
7. Cerdita. Dirigida por Carlota Pereda
El primer largometraje de esta directora de origen español, basado en el cortometraje ganador del Goya en el 2019, continúa explorando el lado oscuro de la adolescencia, cargado de abuso e injusticia, utilizando el género de terror como vehículo. El público va a pasar de la empatía al rechazo con esta historia de corte moral acerca de una joven víctima de matoneo quien, ante el secuestro sistemático de sus abusadoras, debe decidir entre denunciar o guardar silencio.
En un año particularmente bueno para el cine de terror (El teléfono negro, ¡Nop!, Bárbaro), Cerdita es una de las mejores. Perturbadora, visceral y escalofriante, Pereda logra unir los mundos de Brian De Palma (Carrie), Tobe Hooper (Masacre en Texas) y el New French Extremity (Mártires, Alta tensión) en un cóctel explosivo muy difícil de olvidar.
6. Goya, Carrière y el fantasma de Buñuel. Dirigida por José Luis López Linares
Como las pinturas de Goya, este documental protagonizado por el más grande guionista en la historia del cine, es fascinante y exquisito. Jean-Claude Carrière, el autor de La película que no se ve, uno de los libros más bellos sobre el cine, y escritor de cintas como Belle de Jour, El discreto encanto de la burguesía, El tambor de hojalata, La insoportable levedad del ser, Cyrano de Bergerac, El artista y la modelo, Van Gogh a las puertas de la eternidad y Los fantasmas de Goya, falleció el 8 de febrero del 2021 a los ochenta y nueve años de edad. Antes de dejar este mundo, el guionista francés viajó a su amada España, tierra de su colaborador y gran amigo Luis Buñuel, para contarnos su versión sobre la vida y obra de Francisco de Goya, uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. El director José Luis López Linares, usa los testimonios de Carrière, así como los de su esposa Nahal Tajadod, además de los del pintor y director Julian Schnabel (Basquiat), entre otros, para encontrar la conexión entre la letra (Carrière), la imagen (Goya) y la imagen en movimiento (Buñuel).
5. El buen patrón. Dirigida por Fernando León de Aranoa
El autor de la inolvidable Los lunes al sol, vuelve a colaborar con Javier Bardem, y el resultado no pudo ser mejor. En esta corrosiva sátira social, las balanzas son un símbolo usado para mostrarnos cómo en el mundo del trabajo, lo laboral y lo profesional nunca llegan a estar en un sano equilibrio. Blanco, el patrón que le da título a la película, con su apariencia de jefe bonachón, comprensivo y humano, esconde un profundo egoísmo, un orgullo excesivo y unas enormes ansias de poder. Su hipocresía y falta de honestidad es lo que conduce a este hombre a una serie de eventos desafortunados, los cuales se van a conjugar, hasta colapsar como si se tratara de un imparable efecto dominó.
4. Argentina, 1985. Dirigida por Santiago Mitre
Ricardo Darín mantiene intacto su estatus como uno de los mejores actores de la actualidad, colaborando una vez más con el autor de cintas estupendas como La cordillera y Paulina. Darín se vuelve a lucir como el fiscal Julio César Strassera en una cinta efectiva, inteligente y contundente. Acá se recurre al humor, a la emoción, a una cuidadosa dirección de arte y a unas muy buenas actuaciones, para narrar paso a paso los hechos históricos conocidos como ‘El juicio de las juntas’, el proceso judicial que acusaba por múltiples violaciones de los Derechos Humanos a los integrantes de las tres primeras Juntas Militares de la dictadura autodenominada ‘Proceso de Reorganización Nacional’.
3. As bestas. Dirigida por Rodrigo Sorogoyen
El director de El reino, esa subvalorada obra maestra sobre la corrupción política, vuelve a unir sus fuerzas con la talentosa guionista Isabel Peña, y el resultado es una nueva obra maestra. Ambientada en la Galicia rural y basada en hechos reales, la premisa de Las bestias es tan sencilla como contundente. Un grupo de aldeanos quiere vender sus tierras a una empresa de molinos de viento, pero una pareja conformada por dos franceses jubilados -que quieren vivir en el campo- se opone a la venta. El conflicto llevará a la agresión, y esta conducirá a la violencia desmedida. La cinta de Sorogoyen y Peña es un descarnado estudio sobre la intolerancia y la muerte, que vuelve a poner al descubierto el diabólico poder del dios dinero.
2. Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades. Dirigida por Alejandro González Iñárritu
El director mexicano, con una de las filmografías más interesantes en la historia del cine, decide dejar en un segundo plano las preferencias del público actual, para regresar a su país de origen y confeccionar una de las películas más experimentales y personales de su carrera, la cual debe verse en la pantalla más grande posible para disfrutar de todo su esplendor. El autor de Amores Perros, Babel y Biutiful, se nutre del realismo mágico de Fellini y Jodorowsky, así como del cine indulgente de Terrence Malick y Charlie Kaufman, para comentar sobre la poesía, la identidad, la ansiedad y el cine mismo, usando un alter-ego encarnado con elegancia por Daniel Jiménez Cacho (Zama, Memoria). Todas las obras de Iñárritu son unas tragedias épicas, y esta, pese a su sentido del humor lisérgico, no es la excepción.
1 Competencia oficial. Dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat
En una esquina tenemos a Antonio Banderas interpretando a una pomposa estrella del cine. En la otra está Óscar Martínez encarnando a un resentido actor de carácter. Y en el medio, está Penélope Cruz en el papel de una directora pretenciosa, convencida de que todo lo que produce es arte. Luego de explorar la relación entre el ego y la literatura en El ciudadano ilustre, los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat hacen lo mismo con el séptimo arte y, en el camino, no dejan títere con cabeza. Este hilarante estudio sobre todo lo que está mal en la industria del cine, es, definitivamente, la mejor cinta de 2022 y una de las mejores películas sobre la realización de películas, equiparándose a clásicos como Los viajes de Sullivan, La noche americana, Viviendo en el olvido, Bowfinger, Las reglas del juego y Ed Wood.
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