Taron Egerton se luce en una película inspirada en la batalla por los derechos de uno de los videojuegos más populares de la historia.
Director: Jon S. Baird
Taron Egerton, Nikita Efremov, Toby Jones, Roger Allam, Anthony Boyle, Oleg Stefan, Igor Grabuzov
Definitivamente este es un buen año para las adaptaciones de videojuegos y para las cintas basadas en grandes riesgos empresariales.
Por increíble que parezca, en el 2014 se había anunciado una película de Tetris que prometía ser una aventura épica de ciencia ficción. Menos mal que no fue así. Piense en la película de Tetris como el equivalente de Air para las cintas sobre zapatos deportivos (hay que recordar que Space Jam se inspiró en un comercial sobre los Jordan Air).
Para los pocos que todavía no lo conozcan, aquí va algo de contexto: Tetris fue creado en 1984, en medio de la Guerra Fría, por el programador ruso Alexey Pajitnov y consiste en manipular una serie de piezas (conocidas como Tetrominós) para que encajen en una matriz de cuadrados. Tan simple como adictivo.
Inicialmente, Tetris fue lanzado en la Unión Soviética como un juego para la computadora personal Elektronika 60. Sin embargo, dos años más tarde y luego de una complicada batalla legal, la versión para Game Boy de Nintendo ayudó a popularizar el juego en todo el mundo.
La cinta sobre Tetris es dirigida por el talentoso y arriesgado Jon S. Baird, quien hizo lucir a James McAvoy en la brutal Filth, y que logró llevar a buen rumbo a Stan & Ollie, un encantador e infravalorado biopic sobre el dúo cómico conocido como El Gordo y el Flaco, proyecto que en el papel parecía casi imposible de lograr.
Su protagonista es Henk Rogers, un empresario de origen holandés-japonés, conocido por su papel fundamental en la popularización y distribución de Tetris fuera de la Unión Soviética. Es imposible no comparar al personaje de Rogers interpretado por Taron Egerton con el de Sonny Vaccaro encarnado por Matt Damon en Air. Ambos se inspiran en empresarios que lo arriesgaron todo en la década de los ochenta, ambos salieron triunfantes con sus sueños locos y ambos actores se lucen con sus respectivos papeles.
Como esto no se trata de una miniserie, como sí lo fue la simpática Super Pumped: La historia de Über, a Baird y al guionista Noah Pink (creador de la serie Genius), les correspondió la difícil tarea de condensar toda la compleja historia y contarla eficazmente en menos de dos horas. Pero, al igual que el director Ben Affleck y el guionista Alex Convery lograron hacerlo con la historia de Nike, esta dupla logra convertir la historia de Tetris en una emocionante película de espionaje con mucho sentido del humor, que posee un ritmo ágil y que nunca llega a decaer. Eso sí, añadiendo muchos elementos de ficción a la fórmula con el objetivo de generar un efecto dramático.
Al parecer, Baird y Pink reconocen el atractivo que para el público tienen los dramas enfocados en las intrigas de oficina, asociadas con la codicia causada por el Dios Dinero (The Office, Succesion, Severance). Es por eso que en Tetris tenemos a unos villanos ambiciosos que intentan hacerle la zancadilla a nuestro héroe a cada momento, como si se tratara de las plantas carnívoras y las tortugas malvadas de Super Mario Bros.
Estos son Robert Maxwell (Roger Allam), el empresario de origen ucraniano y propietario del Mirror Group, una de las compañías de medios más grandes de la Gran Bretaña en los ochenta. Pese a que Maxwell tuvo nueve hijos y una de ellas, Ghislaine Maxwell, fue encontrada culpable de tráfico infantil en el caso que involucraba a Jeffrey Epstein, aquí, la dinámica se centra en el padre dominante y Kevin (Anthony Boyle), el hijo con el ego subido que quiere tomar el control de las cosas. Junto a ellos encontramos a Robert Stein (el siempre confiable Toby Jones), el irascible contacto de los Maxwell con Rusia y el encargado de obtener los derechos del juego para su empresa.
Junto a ellos encontramos también a Valentin Trifonov (Igor Grabuzov), un agente del gobierno quien, escudado en buscar los mejores intereses para la madre Rusia, está en realidad buscando un beneficio económico personal, a sabiendas que los días del comunismo están próximos a terminar en los tumultuosos días de la Perestroika y el Glasnost de Mijaíl Gorbachov. Oleg Stefan es Nikolai Belikov, el empleado gubernamental encargado que negociar los derechos de Tetris y quien encarna a ese tipo de personaje ambiguo característico de las películas de espías. Y no podemos olvidar a Sasha (Sofya Lebedeva), la inocente traductora, quien en realidad es una espía que casi, casi, parece extraída de la cinta Operación Red Sparrow protagonizada por Jennifer Lawrence.
Las víctimas que complementan esta tríada conformada por un héroe y muchos villanos, son Alexey Pajitnov (Nikita Efremov), el mismísimo creador de Tetris, que ve amenazada su vida y la de su familia debido a la batalla por los derechos del juego; y Akemi (Ayane), la esposa japonesa de Rogers, cuya vida familiar, su seguridad económica y su integridad personal, se están viendo severamente afectadas por los riesgos desmedidos de su pareja.
Más que ser una cinta sumamente entretenida, la película sobre Tetris triunfa al contarnos de un modo ágil y envolvente, la increíble historia detrás del videojuego y al mostrarnos que, en últimas, detrás de todo gran juego hay otro juego mucho más serio y complejo conocido como capitalismo.
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