El director de Love is Strange nos presenta una dolorosa disección de tres corazones a punto de romperse.
Director: Ira Sachs
Franz Rogowski, Ben Whishaw, Adèle Exarchopoulos, Erwan Kepoa Falé
¿Qué es lo que convierte a una relación funcional en disfuncional? ¿El amor consiste en aceptar al otro como es o en exigirle al otro que se acomode a nuestros caprichos y deseos? ¿Es imposible pensar en una relación amorosa sin las dinámicas de poder? ¿Es necesario establecer límites para que una relación funcione?
Estos son algunos de los interrogantes explorados en Passages, el nuevo trabajo del norteamericano Ira Sachs, mismo autor de Love is Strange, esa hermosa cinta protagonizada por Alfred Molina y John Lithgow, acerca de una pareja gay de edad madura en crisis.
Passages es una experiencia breve y dolorosa, acerca de tres personas que no saben y no pueden amar. Dos de ellos son Tomas (Franz Rogowski), un director de cine egocéntrico y de personalidad efusiva, quien está casado con Martin (Ben Whishaw), un hombre modesto y calmado que trabaja en una editorial. La tercera persona en cuestión es Agathe (Adèle Exarchopoulos), una maestra de escuela un poco retraída y blindada, que conoce a Tomas en un bar.
El director bisexual y la maestra terminan teniendo un affair para desgracia del editor y el sufrimiento se desata cuando Tomas decide confesar su relación paralela como si se tratara de un gran logro, sin tener en cuenta los sentimientos de su pareja. ¡Ah!, pero cuando el despechado Martin intenta encontrar el amor en un escritor (Erwan Kepoa Falé), Tomas no duda en recriminar y rasgarse las vestiduras. Y Agathe, a sabiendas que su amante tiene pareja y que este solo está explorando sexualmente con ella, va cediendo gradualmente hasta quedar embarazada de Tomas.
Sachs es un experto en subrayar con sutileza y humanismo los aspectos y las diferencias al interior de una relación de pareja que llevan a la formación de fisuras, muchas veces irreparables (como también se puede evidenciar en su cinta Little Men). Pese al egocentrismo de Tomas, en esta cinta no hay personajes malos o buenos y eso lleva a que el espectador sienta empatía por cada uno de ellos, para luego sentir compasión y una profunda tristeza.
El guion, coescrito por Sachs y su constante colaborador, Mauricio Zacharias, nos muestra a tres personas que se dirigen inevitablemente a un destino en el que sus corazones quedarán rotos de manera irremediable y no pueden (o no quieren) hacer nada para evitarlo. Y es que, como lo dice Emily Dickinson, el corazón quiere lo que quiere, o si no, se volvería indiferente.
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