Una cinta que explora el precio de la emancipación femenina y la lucha contra el estigma de la discapacidad en un emotivo relato de sacrificio y resiliencia.
Directora: Léa Todorov
Leïla Bekhti, Jasmine Trinca, Rafaëlle Sonneville-Caby, Raffaele Esposito
La primera película argumental de la directora Léa Todorov, hija del prestigioso filósofo y lingüista Tzvetan Todorov y la escritora feminista Nancy Huston (su ópera prima fue el documental Salvando a la humanidad durante las horas de oficina), presenta una propuesta ambiciosa al combinar dos temas fundamentales: la emancipación de la mujer y la inclusión de niños con discapacidad cognitiva.
Situada en la Roma de principios del siglo XX, la película narra las historias paralelas de dos mujeres quienes buscan su independencia y luchan contra las limitaciones impuestas por el patriarcado. Sin embargo, el precio de esa independencia es contradictorio, sobre todo en relación con la maternidad.
Pese a que el título original en francés “La nueva mujer”, pone su énfasis en el papel de la mujer en una sociedad patriarcal, el título para el mercado internacional se centra en la figura de María Montessori, una pionera en la educación y defensora de los derechos de los niños con discapacidades. Nacida en 1870 en Italia, Montessori se convirtió en una de las primeras mujeres médicas en su país. Durante su trabajo con niños que la sociedad consideraba «idiotas» o «deficientes», desarrolló un enfoque pedagógico revolucionario que les permitió integrarse a la sociedad, demostrando que eran capaces de aprender y desarrollarse si se les proporcionaba el entorno adecuado.
El método Montessori, que hasta hoy es ampliamente conocido y aplicado en todo el mundo, parte de la idea de que los niños deben ser protagonistas de su propio aprendizaje, una inversión radical del modelo tradicional de enseñanza. Este enfoque se alineaba con su visión feminista: Montessori también abogaba por la liberación de las mujeres de las cargas impuestas por la maternidad tradicional, buscando que las mujeres pudieran ser «jefas» y no «esclavas» de la maternidad.
El corazón narrativo de La Nouvelle Femme se enfoca en dos personajes femeninos que enfrentan dilemas similares pero toman caminos distintos. Lili d’Alengy (interpretada por la actriz francesa de origen argelino Leïla Bekhti) es una cortesana parisina que ha hecho de su libertad económica una prioridad, incluso a costa de dejar a hija Tina (Rafaëlle Sonneville-Caby) al margen de su vida.
Para Lili, el regreso de Tina, una niña de nueve años con discapacidades cognitivas representa un recordatorio incómodo de las decisiones que ha tomado para proteger su independencia. En su desesperación por ocultar a Tina del juicio social, Lili se traslada a Roma, donde se encuentra con María Montessori (encarnada por la actriz italiana Jasmine Trinca).
Montessori, a diferencia de Lili, es una mujer que ha logrado destacarse en un campo dominado por hombres, la medicina, y que ha dedicado su vida a mejorar la vida de los niños con discapacidades. Sin embargo, también enfrenta el dilema de la maternidad, ya que abandonó a su hijo ilegítimo y depende emocionalmente de su amante y colega Giuseppe Montesano (Raffaele Esposito).
Este paralelismo entre ambas mujeres revela una narrativa más amplia que el de un biopic tradicional enfocado en la vida y obra de una pedagoga ilustre, para hablarnos con elocuencia sobre el costo de la emancipación femenina en un mundo donde la autonomía personal a menudo está en conflicto con las expectativas sociales y maternales.
Sin embargo, uno de los logros más notables de la cinta de Todorov es su representación humanista de los niños con discapacidades cognitivas. La directora, influenciada por cintas como L’enfant Sauvage (1970) de François Truffaut, A Child is Waiting (1962) de John Cassavetes y Freaks (1932) de Tod Browning (esta última referencia sin ningún ánimo de ofender) desafía los prejuicios sociales al presentar a estos niños no como «otros» sino como individuos dignos de cariño y respeto. La película utiliza actores con discapacidades reales, lo que añade autenticidad y empatía al relato. A medida que la audiencia se familiariza con estos niños, se desmontan los estereotipos tradicionales, generando una conexión emocional con los espectadores.
Esta representación está en consonancia con la visión de Montessori, quien creía fervientemente en el potencial de cada niño, independientemente de sus limitaciones cognitivas o físicas. Montessori luchó contra el estigma que calificaba a estos niños como «idiotas» o «degenerados», demostrando que, con el apoyo adecuado, podían aprender y contribuir a la sociedad.
Todorov, quien escribió el guion junto a Catherine Paillé (Un lugar por el que luchar), logra un equilibrio entre el rigor histórico y la reflexión emocional. Aunque la película a veces cae en los convencionalismos del cine de época y su final se siente atropellado, es indudable que la directora tiene una visión clara de los temas que desea abordar: la lucha por la emancipación femenina y la dignidad de los niños con discapacidades.
Bekhti y Trinca brillan en sus roles como mujeres que enfrentan diferentes desafíos relacionados con la maternidad y la independencia. Bekhti, como Lili, transmite la ambigüedad de una mujer atrapada entre su deseo de libertad y la vergüenza por su hija, que comienza a aminorar a medida que vuelve a conocerla; mientras que Trinca da vida a una Montessori que, aunque comprometida con su trabajo, también es vulnerable en sus relaciones personales y que en realidad no ha logrado llevar a la práctica sus discursos. Las dos aprenderán la una de la otra.
La Nouvelle Femme es una hermosa película que invita a reflexionar sobre el costo de la liberación femenina, y lleva esta reflexión hasta nuestros días, ya que las mujeres todavía tienen pocas opciones para ser independientes sin sacrificar partes importantes de su vida personal. A través de las historias paralelas de Lili y María, la cinta plantea preguntas sobre los compromisos que las mujeres han tenido que hacer para alcanzar la libertad, y cómo esos compromisos son afectados por los dictámenes del patriarcado y afectan no solo sus vidas, sino también las de aquellos que las rodean, especialmente los hijos.
Además, la representación de los niños con discapacidades ofrece una visión conmovedora sobre la necesidad de eliminar prejuicios y estigmas. La Nouvelle Femme es, en última instancia, una celebración de la resiliencia femenina y del potencial humano, que Todorov ha sabido plasmar con una mucha sensibilidad e inteligencia.
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