
Dog Man arranca como una comedia frenética pero sorprende con una emotiva historia sobre la familia y la redención.
Director: Peter Hastings
Con las voces de Pete Davidson, Stephen Root, Ricky Gervais, Isla Fisher, Lil Rel Howery, Lucas Hopkins Calderón

Desde su debut con Las aventuras del Capitán Calzoncillos, el escritor Dav Pilkey ha sabido conquistar a niños y adultos con su irreverente sentido del humor y su peculiar estilo de ilustración. Su serie de novelas gráficas, concebida como el producto de la imaginación de dos niños traviesos, Harold y George, se convirtió en un fenómeno literario que trascendió la página, llevándolo incluso a una muy buena película animada en 2017: Captain Underpants: The First Epic Movie.
El éxito del Capitán Calzoncillos dio paso a Dog Man, un spin-off literario que no tardó en convertirse en un gigante editorial por derecho propio, con millones de copias vendidas y un estilo narrativo que combina la acción absurda con una ternura inesperada. A su vez, este universo se expandió aún más con Cat Kid Comic Club, otro spin-off centrado en el carismático gatito Li’l Petey. Con semejante linaje, no es de extrañar que Dog Man haya dado el salto a la pantalla grande con una adaptación animada que supera las expectativas y ofrece más que simple entretenimiento.

La película Dog Man, dirigida por Peter Hastings (el mismo a cargo de la cinta del Capitán Calzoncillos), inicia como la típica comedia animada infantil hipercinética. La premisa parece sacada de un cruce entre Frankenstein y RoboCop: El oficial Knight y su leal perro policía Greg quedan gravemente heridos tras la explosión de una bomba. En un intento por salvarlos, los cirujanos hacen lo impensable: cosen la cabeza del perro al cuerpo del policía. Así nace Dog Man, un justiciero con la valentía de un humano pero los instintos incontrolables de un perro, que por ningún motivo se debe confundir con los antihéroes igualmente solitarios de las oscuras y violentas cintas de Matteo Garrone y Luc Besson.
Su enemigo es el maquiavélico Pete (con la voz del talentoso alumno de Saturday Night Live, Pete Davidson), un gato criminal que encarna a la perfección la clásica dinámica de «perro bueno, gato malo». Hasta aquí, la historia sigue una estructura familiar, con secuencias de acción aceleradas y gags visuales constantes. Sin embargo, justo cuando parece que la película seguirá el camino de otras comedias infantiles de ritmo desenfrenado, da un giro inesperado.
La verdadera sorpresa llega cuando Pete decide clonarse a sí mismo. Lo que debería ser su malévolo “mini-mí” para el “gato malito” resulta ser Li’l Petey (con la entrañable voz de Lucas Hopkins Calderón, quien se roba el show), un gatito inocente, juguetón y algo precoz que, sin proponérselo, altera por completo la dinámica de la historia. De repente, la película deja de ser solo una batalla entre el bien y el mal y se convierte en un relato sobre la paternidad, la redención y la necesidad de conexión.
Pete, acostumbrado a ser un villano solitario, se encuentra de repente en la incómoda posición de ser padre. Su reticencia inicial se transforma en una lucha interna que añade profundidad emocional al personaje. Pero la cinta no se detiene ahí: Introduce al abuelo de Li’l Petey (voz del gran Stephen Root), un gato viejo y amargado que abandonó a Pete en su infancia, explicando así las motivaciones del villano. De manera sorprendente, Dog Man toca fibras emocionales que muchas películas familiares intentan, pero no siempre logran plasmar con éxito (como la última cinta animada de Garfield, que planteaba una premisa algo similar).
Por supuesto, ningún héroe puede quedarse sin un villano en su punto más bajo, y aquí entra Flippy the Fish, un pez mentalista que Dog Man mató en el pasado y que regresa de entre los muertos con una sed de venganza. Con la voz sarcástica y egomaniaca de Ricky Gervais, Flippy es el clásico antagonista británico cuya maldad va en aumento hasta desencadenar un clímax apoteósico.
El tercer acto de la película vuelve al caos y frenesí cuando Flippy, con su habilidad para dar vida a estructuras arquitectónicas, desata el caos en la ciudad, convirtiendo edificios en monstruos colosales en una suerte de batalla de kaijus brutalistas. La animación en estas secuencias es espectacular, combinando técnicas estilizadas con texturas realistas que le dan un aire casi artesanal.
La animación de Dog Man es una de sus mayores fortalezas. Aunque sigue el estilo de los dibujos simplificados de Pilkey, la cinta logra un equilibrio entre lo rudimentario y lo sofisticado. Los escenarios están llenos de detalles ingeniosos, con referencias visuales que los adultos apreciarán, mientras que el diseño de los personajes mantiene la esencia lúdica del material original.
El humor de la película es otro de sus puntos fuertes. Si bien está lleno de momentos absurdos y bromas físicas dirigidas a los más pequeños, también incluye chistes y referencias que los adultos disfrutarán. Desde guiños a Apocalypse Now hasta una parodia de Die Hard (en versión apta para niños), la cinta nunca subestima a su audiencia y sabe cómo mantener el ritmo sin caer en la monotonía.
Aunque pueda parecer paradójico, Dog Man tiene un alma felina. A pesar de ser un héroe perruno, la película se centra en los dilemas de los gatos en cuanto a independencia, abandono, resentimiento y la necesidad de redención. Pete, al igual que Dog Man es, en esencia, un antihéroe felino que, aunque no lo admita, ansía amor y compañía. La relación entre él y Li’l Petey es el verdadero motor emocional de la historia, y su evolución convierte a la película en algo más que una simple comedia animada.
Lo que comienza como una explosión de color y chistes ocurrentes y veloces termina siendo un relato sorprendentemente conmovedor sobre la familia y el perdón. Dog Man no solo es una adaptación fiel de la obra de Dav Pilkey, sino que va un paso más allá, agregando capas de profundidad emocional sin perder su esencia juguetona. Dog Man es una película que hará reír a los niños, emocionará a los adultos y sorprenderá a todos los que crean que solo van a ver una comedia más sobre un perro policía. Ojalá La patrulla canina tuviera un miembro tan distinguido.
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