Un documental que cuestiona la aparente libertad del arte y del artista.
Dirección: Andres Veiel
Desde su definición canónica, la estética es una rama de la filosofía que estudia lo bello en el arte. Esta definición, a su vez, lleva inevitablemente a la pregunta por el arte. Si asumimos al arte desde una visión clásica, este se define desde el reducido ámbito de las bellas artes (las artes que pueden ser asumidas como bellas) y se restringe a los campos de la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y la poesía. Si la visión es moderna, los ámbitos se amplían para incluir la fotografía, el cine y el cómic, y asimismo, se asumen como experiencias estéticas particulares los campos de la literatura, el teatro y la danza. Pero si se tiene como referente la visión posmoderna, el arte se extiende a cualquier campo de la creación humana, si dicha creación pretende comunicar y además, conmover.
Y es aquí, en esta amplísima visión del arte, entendido como una expresión dotada de una inmensa libertad, donde ubicamos al alemán Joseph Beuys (1921-1986), núcleo del documental dirigido por el también alemán Andres Veiel (Black Box BRD).
A finales de los años 70 y comienzos de los 80, Beuys estaba en boca de todos los estudiosos de la estética y de los amantes del arte. Heredero de Marcel Duchamp y de Andy Warhol, Beuys se atrevió a cuestionar tanto la percepción como el propósito del arte. Utilizando imágenes de archivo, Veiel busca aproximarse a este particular personaje, el cual, hasta nuestros días, continúa generando gran controversia. ¿Es de verdad un artista? ¿es, por el contrario, un charlatán y un farsante? ¿es acaso un bromista que resalta la hipocresía del arte y de los artistas? ¿es todo lo anterior?
El documental no logra dar respuesta a estos interrogantes y quizás sea mejor así. Lo que sí llega a mostrar es sobre la juventud de Beuys como piloto de la Luftwaffe (él fue miembro de la juventud hitleriana) y del accidente que casi acaba con su vida y que lo lleva a replantearla. También sabremos sobre su malograda labor como profesor y el escándalo que suscitó en el mundo académico, y veremos las diferentes reacciones de los observadores a sus instalaciones y performances como Piano de fieltro, Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta, Yo amo a América y a América le gusto y 7000 robles.
El problema central de Beuys está en su falta de contextualización, que hace que el documental se sienta caótico, reiterativo y carente de estructura (también se lamenta la falta de testimonios de la esposa y de los dos hijos del artista). Sin embargo, un trabajo sobre la vida de Beuys no puede pensarse desde un enfoque tradicional.
Como complemento para aquellos que conocemos sobre la vida y obra de Beuys, el documental de Veiel será muy apreciado. Aquellos que saben poco o nada sobre la vida y obra de este revolucionario del arte, quedarán perdidos y confundidos. Y quizás sea mejor así.