Una obra de arte que denuncia la pobreza y el abandono infantil, así como el machismo y la paternidad irresponsable, a través de un relato con una fuerte carga emocional.
Dirección: Nadine Labaki
Zain Al Rafeea, Yordanos Shiferaw, Boluwatife Treasure Bankole
Zaín, un niño de 12 años de edad, sin identificación, desescolarizado y sumido en la pobreza y el abandono, se enfrenta a cinco años de cárcel por haber apuñalado a un hombre. Además quiere demandar a sus padres por haberlo traído al mundo.
Esta es la dura premisa de la película libanesa de la actriz y directora Nadine Labaki (Caramel). Ambientada en el antiguo lugar conocido como la “Ciudad de Jesús” ubicada cerca del mar de Galilea, Cafarnaúm nos cuenta por medio de flashbacks, los eventos que llevaron a Zaín (interpretado por el actor natural Zain Al Rafeea) a cometer un acto brutal y a enfrentarse a sus padres. Zaín vivía en un estrecho lugar con Souad (Kawthar Al Haddad) y Selim (Fadi Kamel Youssef), un padre y una madre desprovistas de afecto y con muchos hijos a su cargo. Él es un niño criado por las calles que perdió su inocencia desde hace mucho y que busca proteger a su hermana Sahar (Cedra Izam), de once años de edad, de los avances de Assad (Nour el Husseini), un hombre maduro y dueño de una tienda, que quiere convertirla en su esposa. Cuando sus padres intercambian a Sahar por unas gallinas, Zaín rompe relación con sus padres y se va a vivir a las calles. Allí entabla amistad con Rahil (Yordanos Shiferaw), una inmigrante ilegal etíope y madre soltera, que trabaja como empleada del servicio y que tiene a su cargo a un pequeño bebé llamado Yonas (Boluwatife Treasure Bankole, en quizás la mejor actuación de un bebé de la historia del cine).
Rahil adopta a Zaín y este cuida a Yonas en el precario lugar donde viven, mientras ella se va a trabajar. Pero cuando ella es arrestada y los dos niños quedan solos, no le queda más remedio a Zaín que convertirse en el padre protector del inocente Yonas. Lo que sigue son los intentos de un niño de 12 años por ser el padre que él nunca tuvo y que el bebé tampoco ha tenido.
La directora Labaki busca denunciar el machismo de la cultura palestina y defender el aborto con esta película. Pero no lo hace de manera directa y aleccionadora. Su propósito es llegar al corazón con una desgarradora historia que se narra elocuentemente gracias, en gran parte, a sus actores infantiles. Cafarnaúm nos muestra que es lo que verdaderamente implica ser un hombre en este mundo y lo que la pobreza, el abandono y la paternidad irresponsable le hace a los niños. El espectador saldrá de la sala de teatro con una experiencia imborrable.