El director de la última versión de El planeta de los simios nos entrega una película de ciencia ficción distópica, cargada con un poderoso discurso político.
Dirección: Rupert Wyatt
John Goodman, Ashton Sanders, Jonathan Majors, Vera Farmiga
El director británico Rupert Wyatt regresa al terreno de la ciencia ficción distópica, luego de su estupenda actualización de El planeta de los simios, con La rebelión, una cinta que fusiona a la serie V: La batalla final con El ejército de las sombras de Jean-Pierre Melville.
Cabe advertir a los espectadores amantes de las películas de invasión extraterrestre plenas de efectos especiales, hiperviolencia y actos de patriotismo (tipo Día de la independencia), que esta película casi no posee escenas de acción, los alienígenas casi no hacen acto de presencia y se interesa más en la dimensión humana de su premisa.
En La rebelión, unos poderosos seres provenientes de otro planeta llegan a la Tierra para someter a los terrícolas y extraer los recursos del planeta para su propio beneficio. Los extraterrestres toman el control de los gobiernos del mundo y ahora se hacen llamar “Los legisladores”. Pretenden ser buenos con la humanidad, pero en realidad no les interesa sino su utilidad. Aquí, los legisladores se parecen más a una multinacional del primer mundo que a los marcianos de La guerra de los mundos. Y es que la película de Wyatt, al igual que las obras de ciencia ficción del sudafricano Neill Blomkamp (Distrito 9, Elysium, Chappie), tiene un fuerte sesgo político.
Pero no todos los seres humanos se arrodillan ante los Legisladores. El joven Gabriel Drummond (Ashton Sanders de Moonlight), busca escapar de ese infierno disfrazado de bendición, luego de que su hermano mayor falleciera al encabezar un grupo de resistencia. Al mismo tiempo, un pequeño grupo de personas dispares se unen en pro de la libertad y se preparan para sacrificar su vida con tal de vulnerar a los poderosos dictadores. El jefe de policía William Mulligan (un excelente John Goodman), antiguo compañero del padre de Drummond, tiene la misión de aplastar cualquier intento de rebelión y tiene su ojo puesto en el joven Gabriel.
La falta de acción trepidante de La rebelión, se compensa con unas muy bien logradas escenas de suspenso y giros sorpresivos que no se deben revelar aquí. Wyatt no es Blomkamp y en algunos momentos se estanca y hace que su película pierda ritmo y consistencia. Pero su denuncia alegórica, resaltando los vicios de cualquier gobierno dictatorial (sea de izquierda o de derecha) y el conformismo de las masas, hace de esta cinta de ciencia ficción un producto poderoso.