La aspirante a presidenta de los Estados Unidos se enamora de un reportero de izquierda, en una comedia romántica que pretende, al mismo tiempo, ser una sátira política.
Dirección: Jonathan Levine
Seth Rogen, Charlize Theron, June Diane Raphael, O’Shea Jackson Jr., Bob Odenkirk, Andy Serkis, Alexander Skarsgård
La película Ni en tus sueños parte de una premisa inverosímil: ¿Puede una mujer como Charlize Theron enamorarse de un hombre como Seth Rogen?
Theron interpreta a Charlotte Field, la Secretaria de Estado con la aspiración de convertirse en presidenta de los Estados Unidos. Rogen encarna a Fred Flarsky, un periodista de izquierda que conoció a Field cuando ella solía ser su niñera.
El actual presidente de los Estados Unidos (Bob Odenkirk) busca retirarse de su cargo, para convertirse en algo mucho más importante (un actor de cine) y Field necesita el apoyo de este para hacer realidad su sueño. Cuando Flarsky se reencuentra con su antigua niñera en una fiesta a la que asiste acompañado de su amigo Biff (O’Shea Jackson Jr.), ella lo contrata para darle fuerza, corazón y honestidad a sus discursos. Contra todos los pronósticos, Fields se dará cuenta de que el torpe, pero noble Flarsky es el hombre de su vida.
El director Jonathan Levine (quien trabajó con Rogen en la excelente comedia sobre el cáncer 50/50), intenta hacer una sátira política mientras que, al mismo tiempo, sigue las reglas de las comedias románticas. Obviamente, son muchas las personas que no quieren que la elegante, sofisticada y hermosa candidata a presidenta se enamore de un hombre desarreglado, bocón y con ideas radicales. Entre los que se oponen a la pareja se encuentran sus asesores Maggie (June Diane Raphael) y Tom (Ravi Patel), quienes quieren que Field sea más bien la pareja del Primer Ministro canadiense James Stewart (Alexander Skarsgård burlándose de su condición de galán).
El problema con Ni en tus sueños radica en que no es lo suficientemente cómica, tampoco es lo suficientemente romántica, y a la sátira política le falta agudeza. Hay momentos muy divertidos, como ver a Theron y a Rogen bailar al son de la canción noventera Motownphilly de Boyz II Men o a Andy Serkis (Gollum de El señor de los anillos) usando un nuevo disfraz para encarnar a Parker Wembley, un jefe mediático de derecha homofóbico y racista. Pero esta película está claramente predestinada a ser un producto entretenido, pero ligero y efímero, el cual difícilmente quedará en la memoria de los amantes de las comedias.
