Will Smith le presta su voz a un agente secreto transformado en paloma (!) que debe aliarse con un torpe chico nerd (con la voz de Tom Holland), para intentar detener a un malvado que quiere poner al mundo en peligro.
Director: Nick Bruno, Troy Quane
Con las voces de Will Smith, Tom Holland, Rashida Jones, Ben Mendelsohn, Reba McEntire, DJ Khaled
Después de las decepciones de Suicide Squad y Gemini Man, Will Smith regresa a esa mezcla entre acción y comedia que sabe hacer muy bien, pero esta vez en una película animada donde la mayor parte del tiempo es una paloma.
Esta premisa absurda, inspirada en el corto animado del 2009 Pigeon: Impossible (un juego de palabras en inglés que inspiró a sus creadores a contar la historia de una paloma agente secreta), es el centro de la nueva cinta de los estudios Blue Sky, el hogar de las franquicias de La era de hielo y Rio que, con la adquisición de Fox por parte de Disney, vienen a hacer parte del estudio más lucrativo de este año que termina.
El hilarante cortometraje de Lucas Martell se transforma en un largometraje en la línea de la saga de James Bond, cortesía de Nick Bruno y Troy Quane (dos curtidos de la animación que debutan como directores). Aquí, el protagonista es un agente secreto, tan eficaz como fanfarrón, llamado Lance Sterling (Will Smith), que resuelve todas las misiones suicidas que le encargan sin siquiera ensuciarse su esmoquin, gracias a su agilidad, su astucia y un buen número de adminículos que le suministra el departamento de tecnología de la organización gubernamental norteamericana para la que trabaja, liderada por Joy Jenkins (Reba McEntire).
En dicho departamento trabaja Walter Beckett (Tom Holland, el protagonista de las dos últimas películas de Spider-Man), un joven cuya madre policía murió cumpliendo con su deber, y quien intenta desarrollar armas y artefactos para los agentes, que no impliquen daño físico a sus víctimas (es aquí donde se encuentra el subtexto de la cinta, que invita a su público a una resolución no violenta de los conflictos).
Sus colegas (e inclusive Sterling), se burlan de unas imágenes de gatitos con escarcha que distraen al enemigo; un abrazo afectuoso que, supuestamente, desarmaría hasta el más rudo; una burbuja aislante de los peligros y, el más importante, un dispositivo que permite a los agentes transformarse en el animal que deseen a partir de una reconfiguración genética. Como era de esperarse, un error en el laboratorio hace que Sterling termine convirtiéndose en una paloma y que Walter tenga que buscar el antídoto mientras que los dos tengan que colaborar para capturar a Killian (Ben Mendelsohn), un villano de brazo mecanoide que ha manchado la reputación de Sterling.
Convencida de que Sterling es un traidor, la agente Marcy (Rashida Jones), junto con sus asistentes Eyes (Karen Gillan) y Ears (DJ Khaled), van en la búsqueda de la pareja dispareja conformada por Walter, el nerd y Sterling, el cándido palomo (aunque luego se revela que este “palomo” pone huevos).
Un grupo de palomas ayuda al dúo dinámico a hallar a Killian y son los encargados de ofrecer los mejores momentos de humor para una cinta con una animación de primera calidad y con un ritmo que no decae, pero que culmina con un tercer acto plagado de lugares comunes y a la que le falta sentido de riesgo e ironía, y mucho más si se le compara con las obras maestras del cine animado de espías como los son Los increíbles o Cars 2.
mi critica espia y palomera
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