La última película de Sam Mendes es una impresionante y exigente propuesta formal, pero también es un retrato muy humano y emocionante sobre el heroísmo.
Director: Sam Mendes
George MacKay, Dean Charles-Chapman, Colin Firth, Andrew Scott, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Richard Madden
Mientras que las películas sobre la Segunda Guerra Mundial son muchas, las películas sobre la Primera Guerra Mundial son muy escasas. Sin embargo, dentro de pequeño grupo se encuentran algunos de los grandes clásicos del cine bélico como All Quiet On The Western Front (ganadora del Óscar a la mejor película en 1930), La gran ilusión (una de las mejores películas francesas de todos los tiempos), Sergeant York (la emocionante película protagonizada por Gary Cooper), Paths of Glory (una de las obras maestras de Stanley Kubrick) y They Shall Not Grow Old (el impresionante documental que nos entregó Peter Jackson hace poco).
A estos clásicos bien se le puede sumar esta maravilla dirigida por Sam Mendes, que se presenta con el título de 1917. Su premisa es sencilla: En el mes de abril de ese año, dos soldados británicos de apellido Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) deben cumplir la misión asignada por el general Erinmore (Colin Firth), que consiste en enviarle un comunicado por escrito al coronel Mackenzie (Benedict Cumberbatch), en donde se le ordena retirar sus tropas, debido a que se descubrió que el ejército alemán les ha tendido una trampa. El éxito de la misión le salvará la vida a más de 1600 soldados, incluido el hermano mayor de Blake (Richard Madden). La dificultad consiste en que los dos jóvenes deberán recorrer un peligroso camino lleno de trampas y soldados enemigos para entregar la carta.
Hasta aquí, la cinta no se diferencia mucho a la estructura de películas de guerra como Saving Private Ryan o Apocalypse Now (otros dos clásicos del género). Pero lo que hace su director Sam Mendes es engrandecer la premisa (inspirada en las experiencias del abuelo del director), asumiendo el reto formal de contarla con el menor número de cortes posibles. La película alemana Victoria, dirigida por Sebastián Schipper en 2015, se rodó en un solo plano secuencia de 140 minutos. 1917, al igual que Rope de Alfred Hitchcock, Birdman de Alejandro González Iñárritu y El arca rusa de Alexander Sokurov, presentan unos pocos cortes invisibles y fingen la propuesta de un solo plano secuencia. De todas maneras, el resultado obtenido es un espectacular proceso inmersivo que le aporta un invaluable poder emotivo a la historia contada en “tiempo real” por Mendes
Este director formado en el teatro y que nunca lo ha abandonado (su última obra, The Lehman Trilogy, es toda una lección magistral en montaje teatral), ensayó de manera exhaustiva con los actores durante seis meses para que todo saliera a la perfección y sin errores. Y el diseño de producción de Dennis Gassner es impresionante (se construyó más de un kilómetro de trincheras para que fueran recorridas por los protagonistas). Asimismo, el director de fotografía Roger Deakins (que por primera vez en su larga carrera optó por una cámara digital), obtiene unas imágenes poéticas que refuerzan la emoción lograda por el director y el excelente reparto actoral.
1917 se convierte en un excelente trabajo que se une a American Beauty, Road To Perdition, Jarhead, Revolutionary Road y Away We Go, como otro de los trabajos mayores de Sam Mendes (sin demeritar lo logrado en las dos últimas entregas de James Bond). Más allá de la estrategia formal asumida, esta es una película que se centra en la humanidad de los personajes (algo que caracteriza a toda la filmografía del director). Y esto se logra con una magnífica dirección de actores. Los jóvenes Charles-Chapman (Game Of Thrones) y MacKay (Captain Fantastic), trabajan a la perfección, y las breves apariciones de Colin Firth, Mark Strong, Andrew Scott, Richard Madden y Benedict Cumberbatch, son más que unos simples “cameos”, y le aportan una gran contundencia a la historia, gracias a unas interpretaciones expertas y sólidas. Sus diez nominaciones al Óscar son más que merecidas. 1917 es todo un triunfo cinematográfico.
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