He aquí la mejor adaptación cinematográfica de la obra inmortal de Louisa May Alcott. Una obra de una inmensa belleza y de una ternura desbordada, que logra conmover hasta las entrañas.
Director: Greta Gerwig
Saoirse Ronan, Emma Watson, Florence Pugh, Eliza Scanlen, Timothée Chalamet, Louis Garrel, Laura Dern, Bob Odenkirk, Meryl Streep, Tracy Letts, Chris Cooper
Mujercitas, la encantadora novela publicada en 1868 y escrita por Louisa May Alcott, se niega a morir. La cautivadora historia acerca de cuatro hermanas, que viven con su madre en una pequeña casa ubicada en Concord, Massachusetts, ha sido adaptada al cine en repetidas ocasiones. En 1933, George Cukor dirigió una celebrada versión con nada menos que Katharine Hepburn como protagonista; en 1949, el director Mervyn LeRoy realizó una hermosa cinta protagonizada por una joven y también hermosa Elizabeth Taylor; y en 1994, Winona Ryder, Kirsten Dunst y Claire Danes, hicieron parte del elenco de la bonita, pero efímera adaptación dirigida por Gillian Armstrong.
Pero sin lugar a dudas, la mejor adaptación de Mujercitas es la delicada obra maestra dirigida y escrita por la actriz Greta Gerwig, en su segunda película detrás de las cámaras (luego de la maravillosa Lady Bird).
Gerwig logra todo un milagro cinematográfico que destila ternura, inteligencia y amor en cada fotograma. Ella toma una obra literaria archiconocida y la actualiza para el siglo veintiuno, sin perder un ápice de la esencia del libro (esta es una lección magistral en cuanto a adaptaciones literarias se refiere). Además, logra filtrar su sensibilidad y autoría en la obra de Alcott de una manera tal, que permite ejemplificar claramente el concepto de “cine de autor” defendido por Astruc, Bazin y Truffaut. La Mujercitas de Gerwig es su “Mujercitas”, pero al mismo tiempo es también la “Mujercitas” de Alcott. Gerwig ha logrado resolver de una manera salomónica y contundente, el eterno dilema de ¿Es mejor el libro o la película?
Con la bellísima y evocadora fotografía de Yorick Le Saux (Clouds of Sils-Maria, I Am Love, High Life), Gerwig convierte en imágenes su guion, el cual mezcla la historia del libro con la vida de su autora, utilizando al personaje de Jo como alter ego de Alcott. Aquí, vamos a ver a Jo tratando de convertirse en escritora y haciendo uso de sus vivencias personales para convertirlas en una novela. Al mismo tiempo, Gerwig utiliza una serie de retrocesos y adelantos temporales para develar las transformaciones en la vida de las cuatro jóvenes mujeres, las cuales comparten un amor por el arte, dificultades económicas y una búsqueda de su propia identidad como personas.
La propuesta de Gerwig logra ser todo un triunfo gracias, en una enorme medida, a sus actrices y actores (Al igual que ese otro actor y director llamado John Cassavetes, Gerwig nos ofrece con su película, una comprensión fílmica desde una perspectiva actoral). Saoirse Ronan vuelve a ofrecer una interpretación magistral, como la rebelde y emancipada Jo quien, ante todo, desea cumplir su sueño de ser escritora bajo sus propios términos. Si usted pensaba que Ronan había llegado a su pináculo como actriz con Brooklyn o Ladybird, no sabe lo que le espera con una interpretación que hay que ver para creer.
No se queda atrás Florence Pugh (el milagro actoral de Lady Macbeth, Fighting With My Family y Midsommar), quien aquí encarna a Amy. Por años, las lectoras han odiado a este personaje, que terminó casándose con el novio de Jo y que quemó el manuscrito de su hermana por una rabieta. Pugh le quita el aura de maldad a su personaje y hace que la amemos, encontrando en ella su humanidad y, por lo tanto, sus defectos y sus conflictos internos. Con esta interpretación, se confirma el talento de una actriz que al igual que Jo y Amy, rivaliza con el inmenso talento de su colega Ronan.
Y solo hay elogios para Emma Watson, quien también encuentra la esencia de Meg, la hermana que termina sucumbiendo ante el amor, sin importar que su amado es un profesor que no puede darle las comodidades económicas con las que ella había soñado. Tampoco podemos dejar a un lado a Eliza Scanlen (el joven talento de la serie de HBO Sharp Objects), con su papel de Beth, la hermana amante de la música y con el corazón más grande de las cuatro. Con pocas palabras, esta talentosa actriz logra que conozcamos a Beth de una manera tan profunda, que cuando llega la tragedia, no quedará más remedio que llorar por ella junto con su familia.
El momento en el que Beth le agradece a su generoso vecino, el Señor Laurence (interpretado a la perfección por Chris Cooper), por regalarle un piano, es vibrante, mágico y estremecedor, así como de una gran delicadeza. El señor Laurence ha perdido a su hija y él la ve en Beth. Asimismo, Beth ve al Señor Laurence como el reemplazo de su padre (encarnado por Bob Odenkirk), quien está ausente por haber sido obligado a luchar en la guerra de secesión. Los sentimientos, emociones y pensamientos tanto del Señor Laurence como de Beth, se revelan con miradas, gestos y posturas. Esto es actuación de primer nivel.
Y si los protagonistas son sublimes, los secundarios no se quedan atrás. Meryl Streep, como siempre, es magnífica como la tía March, la cual no tiene pelos en la lengua para decir lo que piensa; Laura Dern (quien hace poco nos deslumbró como su papel de abogada en Marriage Story, la obra maestra de Noah Baumbach, el compañero sentimental de Gerwig), nos ofrece una compleja interpretación de Marmee, la madre de las mujercitas, quien debe mostrarse fuerte y contenida, para poder llevar a sus hijas adelante. Timothée Chalamet (el excelente actor de Call Me By Your Name y A Rainy Day In New York), logra mezclar la picardía, el carisma y la vulnerabilidad emocional de Laurie, el nieto del Señor Laurence, vecino y amigo de las hermanas March, y quien termina enamorado de Jo, para luego encontrar un amor correspondido en Amy. El actor francés Louis Garrel (el protagonista y director de la estupenda Un hombre fiel), proyecta altas dosis de encanto como Friedrich Bhaer, el profesor, crítico y amigo de Jo, quien está perdidamente enamorado de ella. Y Tracy Letts, un actor que engrandece cualquier papel pequeño que se le asigne, hace lo mismo con el Señor Dashwood, el odioso editor de Jo, quien lucha con ella para que sus historias se ajusten a lo que los lectores piden y a los estándares de una sociedad machista (“si la protagonista es una mujer, esta debe terminar casada o muerta. Me da igual”, le dice a Jo).
Los espectadores de género masculino sucumbirán como Laurie, ante los encantos de Jo, Amy, Meg y Beth, y entenderán por qué este hombrecito adora a cada una de ellas. La audiencia femenina se sentirá plenamente identificada con alguna de las March y verá en las otras a su hermana, amiga, madre o tía. El final de la película de Gerwig (el cual no se revelará aquí) inspirará a levantarse de la silla y aplaudir con emoción, sin importar el género o la edad. Mujercitas es un libro que ha sido acusado de ser dulzón y juvenil. Gerwig nos muestra por qué es un clásico de la literatura y deja sin fundamento dichas acusaciones, con una película que ya puede pensarse como todo un clásico del cine.
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