Ethan Hawke nos entrega uno de los mejores papeles de su carrera, en un poderoso homenaje al trabajo de Stephen King.
Director: Scott Derrickson
Ethan Hawke, Mason Thames, Madeleine McGraw, Jeremy Davies
Hace unos años, la compañía británica Broadbandchoices financió a un grupo de investigadores para que intentaran resolver una pregunta: ¿Cuál es la película más aterradora en la historia del cine?
Utilizando como referencia el número de latidos por minuto de una persona promedio en estado de reposo (65), los científicos llegaron a la conclusión que la película más aterradora de todos los tiempos es Siniestro, cinta dirigida en el 2012 por Scott Derrickson y protagonizada por Ethan Hawke, la cual generó un promedio de 86 latidos por minuto en las personas sometidas a ella (32 por ciento más latidos los de una persona en estado de reposo.
A Siniestro le siguieron otros títulos como La noche del demonio y El conjuro, con un promedio de latidos por minuto muy similares. Pero en ese estudio quedó por fuera la dimensión subjetiva que hace parte del gusto por las películas. Tal vez, por esa razón, quedaron por fuera de las diez primeras, clásicos como La noche de los muertos vivientes, El exorcista y La profecía.
Dejando de lado el número de latidos por minuto, lo cierto es que Siniestro no es una mala película, pero no puede ser considerada como todo un clásico del terror, ni siquiera como una de las mejores películas contemporáneas del género (La bruja, Hereditary, El Babadook y Un lugar en silencio, hacen parte de esa distinción, y las tres últimas también generaron muchos latidos por minuto). Pero como si se tratara de una revancha, Derrickson y Hawke vuelven a colaborar y el resultado es toda una nueva obra maestra del género, pese a que todavía no ha sido sometida al experimento científico.
El teléfono negro es, sin lugar a dudas, el mejor trabajo en la carrera del director de la sobrevalorada El exorcismo de Emily Rose, del pésimo remake de El día en que la tierra se paralizó, de la terrible Líbranos del mal y de la divertida Dr. Strange para Marvel (no hay mucho que destacar, la verdad sea dicha). Pero Derrickson supo aceitar y afinar sus engranajes, canalizando la obra del maestro del género Stephen King, para confeccionar una cinta escalofriante de principio a fin.
Lo del homenaje no es una cuestión producto del azar, ya que El teléfono negro está basada en un relato corto de Joe Hill, hijo del afamado escritor. Esta vendría a ser la tercera adaptación cinematográfica de una obra de Hill, luego de las irregulares Cuernos de Alexandre Aja y En la hierba alta de Vincenzo Natali. Asimismo, su cómic Locke & Key se convirtió en serie de televisión, así como su novela NOS4A2.
Los espectadores más jóvenes sentirán en la nueva película de Derrickson, un fuerte aire de Stranger Things. Pero mientras que la exitosa serie de los hermanos Duffer (otros fieles seguidores de Stephen King) se desarrolla en los años ochenta, El teléfono negro está ambientada en los años setenta. Al parecer, esta fue una época mucho más peligrosa y agreste para los niños que la década posterior.
La historia se desarrolla en una pequeña localidad de Denver, donde la comunidad es azotada por un secuestrador de niños apodado por los medios como “el captor” (The grabber). Una de sus víctimas es Finney (Mason Thames), el protagonista de la historia.
Antes de ser secuestrado por “el captor”, Finney vivía junto con su precoz hermana menor Gwen (Madeleine McGraw), quien comparte con su madre fallecida, el don de poder visionar cosas reales por medio de sus sueños; y con su padre Terrence (Jeremy Davies), un hombre alcohólico, frío y violento con sus hijos. Ahora Finney está encerrado en un cuarto a prueba de ruidos a merced de su diabólico captor enmascarado. Sin embargo, el chico no está solo, ya que los fantasmas de los niños asesinados por el psicópata pedófilo, van a comunicarse con él por medio de un teléfono empotrado en una pared del sitio, para intentar ayudarlo.
Derrickson recurre de una manera mucho más efectiva a varios de los elementos utilizados en Siniestro, entre los cuales encontramos insertos de película vieja, una fotografía penumbrosa a cargo de Brett Jutkiewiczy (Stranger Things), y una inquietante y espectral banda sonora de Mark Korven (El faro), que también incluye de una manera acertada, la música de Sweet, Edgar Winter y Pink Floyd.
Pero el alma de esta cinta, más allá de los elementos mencionados y de las estupendas actuaciones de su elenco juvenil, la encontramos en el captor, un villano tan perverso, poderoso e icónico como sus colegas enmascarados Leatherface, Michael Myers y Jason Voorhees. Pero a diferencia de los protagonistas de Masacre en Texas, Halloween y Viernes 13, detrás de la máscara (muy similar al vampiro hipnotizador interpretado por Lon Chaney en La casa del horror), se encuentra el talentoso Ethan Hawke, quien en uno de los mejores papeles de su carrera, nos entrega un personaje amenazante y muy cercano a la cruda realidad asociada con el rapto de niños.
Por más que los científicos nos digan lo contrario, El teléfono negro es una cinta mucho más aterradora que Siniestro, y bien puede ya considerarse como parte del panteón de los clásicos contemporáneos del cine de horror. Prepárense a sufrir.
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