Director: Wes Ball
Dylan O’Brien, Aml Ameen, Ki Hong Lee, Will Poulter, Kaya Scodelario, Patricia Clarkson
El éxito editorial de las sagas juveniles de corte fantástico y con una estructura fija y excesivamente codificada (joven protagonista elegido para salvar a la humanidad dominada por un mundo adulto y envuelto en un triángulo amoroso), ha llevado a múltiples adaptaciones cinematográficas que gozan de un público joven y fiel. Sin embargo, los resultados, mirados de forma objetiva, dejan mucho que desear.
Ahora llega la primera parte de una trilogía de películas basadas en los libros de James Dashner llamada The Maze Runner. En esta ocasión, unos jóvenes amnésicos son llevados a un terreno rural en contra de su voluntad, y la única salida se encuentra en un inmenso laberinto lleno de amenazas y peligros. Thomas (Dylan O’Brien), es la más reciente adición a este grupo de muchachos que han aprendido a convivir por más de tres años y cuyo liderazgo recae en el rudo y conformista Gally (Will Poulter). Thomas comienza a romper las reglas, y con su arrojo, determinación y valentía, puede llegar a ser el primero en atravesar el laberinto mortal y obtener para él y para sus compañeros, la ansiada libertad.
Pese a tener un buen ritmo, The Maze Runner es una película predecible, con personajes estereotipados y que se torna aburrida antes de llegar a la mitad de ella. The Hunger Games sigue siendo una de las mejores adaptaciones de este fenómeno literario de calidad cuestionable. Pero por lo menos, The Maze Runner no es la indigesta e insoportable saga de Twilight.
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