Director: Paolo Genovese
Giuseppe Battiston, Anna Foglietta, Marco Giallini
La mayoría de los teléfonos celulares tienen clave para que las personas cercanas a nosotros no puedan acceder a nuestros secretos más oscuros. Y es que un mensaje privado visto por ojos ajenos puede acabar con nuestras relaciones y, en últimas, con nuestra vida.
Los secretos escondidos en estos dispositivos tecnológicos son el eje central de la tragicomedia italiana Perfectos Desconocidos, todo un éxito comercial y crítico en su país natal y que se estrena en nuestro país luego de tres años.
En una sola locación y con aire teatral, la película dirigida por Paolo Genovese (Inmaduros), se centra en una noche en la que siete amigos (tres parejas y un solterón), se reúnen a cenar en la casa de una de las parejas (un cirujano plástico y una psicóloga padres de una hija adolescente), para hablar de su vida cotidiana y pasar un buen rato. A partir de una discusión sobre los celulares, los amigos deciden jugar un juego en apariencia inofensivo, el cual consiste en colocar los celulares sobre la mesa sin ningún tipo de claves de seguridad y revelarle a los demás los mensajes que vayan llegando a lo largo de la noche, incluyendo las llamadas, las cuales se recibirán utilizando el altavoz.
Sobra decir que el juego termina revelando una gran cantidad de secretos íntimos que terminarán evidenciando la hipocresía inherente a las relaciones de amistad y a las relaciones de pareja. Fue muy divertido escuchar las reacciones del público, el cual reía de una manera desaforada, hacía gestos histriónicos de sorpresa y le gritaba a la pantalla acusando a sus protagonistas. Sería muy interesante ver sus reacciones cuando sus respectivas novias, novios, esposos o esposas, inspirados en la película, soliciten el celular de su pareja para ver sus mensajes y llamadas. Apuesto a que las risas, histrionismos y acusaciones, terminarían en cuestión de segundos y se transformarían en pretextos y disculpas como “esto no es lo que parece” o “es la broma de un amigo”.
El director de Perfectos Desconocidos logra mantener por 97 minutos el ritmo, la intensidad y el sentido del humor necesarios para una película de este tipo. Los personajes están muy bien construidos y ayuda mucho que los ocho actores participantes (que interpretan a los siete amigos y a la hija adolescente), se destaquen cada uno de su interpretación. Como es costumbre con las comedias italianas, el último acto se transforma en todo un melodrama, pero la resolución astuta logra que los comentarios acerca del papel de los dispositivos tecnológicos en nuestras vidas y la fragilidad de nuestra intimidad, no se pierdan o se diluyan en el patetismo.
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