Beauty And The Beast (La bella y la bestia) (2017)

Director: Bill Condon
Emma Watson, Dan Stevens, Luke Evans

Disney es actualmente el estudio número uno, gracias a tres exitosas líneas de producción fílmica dirigidas a todos los públicos: las películas de animación (realizadas por Pixar y Disney Animation Studios), las películas de superhéroes (realizadas por Marvel Studios) y los re-makes en acción real de sus clásicos de la animación. Beauty and the Beast pertenece a la tercera línea.

Beauty and the Beast se suma a Cinderella, Alice in Wonderland, Maleficent, The Jungle Book y Pete’s Dragon, una lista reciente de cintas que buscan convertir a los icónicos personajes animados de Disney en seres de carne y hueso. (La lista no va a detenerse, puesto que ya se han anunciado las versiones de Mulan, The Lion King, Dumbo, Aladdin, The Little Mermaid, Cruella De Vil, Peter Pan, Snow White, Tinker Bell y Winnie The Pooh, entre otros proyectos).

Bill Condon, un director que no es ajeno al género musical (él es el autor de la magnífica Dreamgirls), toma las riendas de Beauty and the Beast y se enfrenta a un gran reto: volver a contar una historia archiconocida y equiparar (o superar) al clásico de Jean Cocteau de 1946 (una de las mejores películas de la historia), al clásico animado de Disney de 1991 (nominado al Oscar como Mejor Película), a la inolvidable serie de televisión de los años 80 (con un gran Ron Perlman) y a la bella adaptación realizada en Francia del 2014 (protagonizada por Léa Seydoux y Vincent Cassel).

El resultado busca orientar el cuento creado por Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve en 1740 en la fascinación que el público tiene por los musicales: No podemos olvidar el tremendo éxito que significó La La Land y las populares obras de Broadway producidas por Disney como son The Lion King, The Hunchback of Notre Dame, Tarzan y, por supuesto, Beauty and the Beast.

Y es que esta versión para cine de La bella y la bestia parece más una adaptación de la obra musical para teatro que del dibujo animado, ya que los personajes no paran de cantar alrededor de una impresionante dirección de arte. El resultado es un cuento ya conocido que logra atraer a un público que quiere deleitarse con la música, el vestuario y los escenarios.

Lo curioso es que los momentos más encantadores de esta película están a cargo de los objetos que cobran vida en el castillo de la bestia (el candelabro Lumière, el reloj Cogsworth, el Clavecín Cadenza, el armario Garderobe, el plumero Plumette, la tetera Mrs. Potts, el pocillo Chip y la silla Sultan). Creados por la tecnología de captura de movimiento y con las voces de grandes actores, estos objetos son el alma de este extravagante musical que logra ser más humano, gracias a los efectos especiales.

Los protagonistas no son grandes cantantes, pero lo anterior se compensa con su carisma. Emma Watson es encantadora como la inteligente Belle, Luke Evans se hace odiar como el pomposo Gaston, Kevin Kline es simpático como el padre de Belle, Josh Gad es un gay estereotipado como Le Fou y Dan Stevens logra comunicar ternura y simpatía como la Bestia.

Beauty and the Beast parece estar especialmente dirigida a un público femenino (estrategia que ha funcionado a la perfección con Frozen y Moana), un tipo de espectador que adora escuchar las mismas historias y las mismas canciones una y otra y otra vez. Quizás sea por la falta de estrógeno, pero el exceso de números musicales, de colores y de vestidos hermosos no me alcanzó a seducir del todo. Sin embargo, el público femenino aplaudió fervorosamente a la pantalla luego de finalizar la película.

Disney, tienes otro éxito asegurado.

Sobre André Didyme-Dôme 1655 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.