Director: David F. Sandberg
Anthony LaPaglia, Miranda Otto, Lulu Wilson, Talitha Bateman
La saga de The Conjuring, basada en los casos paranormales investigados por los esposos Ed (fallecido en el 2006) y Lorraine Warren, se convirtió en una especie de regreso al cine de terror clásico, que se apoya más en la atmósfera, en los personajes y en los sobresaltos, con unos resultados efectivos y muy exitosos.
En el 2014, se estrenó un spin-off de las dos partes de The Conjuring, acerca del “caso de Annabelle”, donde, supuestamente, una muñeca mostraba evidencias de estar poseída por entes diabólicos. El resultado fue inferior al logrado por The Conjuring, sin embargo, Annabelle fue una película de terror decente, que le recordó al público a personajes similares, como el muñeco ventrílocuo que atormentaba a Anthony Hopkins en Magic y, por supuesto, a ese muñeco satánico llamado Chucky.
Y ahora, con el estreno de Annabelle: Creation (la precuela de la cinta del 2014), se logra de una manera sorpresiva superar la propuesta inicial, del mismo modo que Ouija: Origin of Evil (la precuela de la cinta de terror del 2014), se convirtió en una película superior a la primera entrega.
El director David F. Sandberg (cuya cinta debut Lights Out, se convirtió el año pasado en todo un sorpresivo éxito de taquilla), se enfoca en un uso ingenioso y recursivo del lenguaje visual para inquietar y atemorizar al espectador. Esto da como resultado una película gótica, con una atmósfera perversa y con unos personajes siniestros, que hacen que nos olvidemos de la débil historia (el mismo pecado cometido por Lights Out), acerca de unas niñas huérfanas que van a vivir junto con una religiosa, a la casa de una pareja que perdió trágicamente a su hija (unos sólidos Anthony LaPaglia y Miranda Otto).
Hay que darles crédito a las niñas protagonistas Lulu Wilson (la misma protagonista de Ouija: Origin of Evil) y Talitha Bateman (Nine Lives), quienes logran convencer con sus papeles y sirven como contraparte para esta muñeca de mirada aterradora.
Annabelle: Creation podrá no ser una obra maestra del terror, pero definitivamente sí es un espectáculo inquietante y logrado con habilidad, que deja atrás a muchos productos mediocres del género que se han estrenado recientemente.
