Lo que pudo haber sido una película inquietante sobre un amuleto nazi contenedor de fuerzas malvadas, termina convirtiéndose en la típica cinta de terror adolescente.
Dirección: Michael G. Kehoe
Sarah Davenport, Andrew Divoff, Darby Walker, Gabrielle Bourne, Bayley Corman, Alisha Wainwright
He aquí una premisa con un gran potencial para una película de terror realmente interesante: un alto mando nazi (Andrew Divoff) se refugia en una zona rural de los Estados Unidos y conforma una familia con una esposa y una hija adolescente, haciéndose pasar por el amish Samuel Sears. Como padre, Samuel es una persona muy estricta con Alice, su hija (Darby Walker), la cual quiere conocer chicos y salir al pueblo. Samuel recibe una caja con algunas fotos de él junto con el führer y una cruz, muy preciada por Hitler que Samuel guarda con agrado y admiración.
Todo parece indicar que la cruz es un contenedor de fuerzas oscuras, ya que en una discusión y por influencia de la cruz, Samuel asesina a su hija. Miriam, la esposa de Samuel (Nina Siemaszko), también parece estar influenciada por el amuleto hitleriano, ya que mata a su esposo envenenándolo con el fumigador que utiliza para sus cosechas.
La relación entre los Nazis y el ocultismo, tan efectiva en cintas como La fortaleza infernal de Michael Mann, Dead Snow de Tommy Wirkola y Operación Overlord de Julius Avery, aquí degenera en una típica película de terror adolescente, ya que varios años más tarde, cuatro bellas chicas universitarias (Sarah Davenport, Gabrielle Bourne, Bayley Corman y Alisha Wainwright) deciden ir a pasar un fin de semana en la antigua casa de los Sears. A ellas se une la niña Irene (Shae Smolik), quien trata de advertirle a las chicas acerca de las presencias malevolas que se ocultan en la casa.
Pésimas actuaciones, sobresaltos poco efectivos y una gran cantidad de lugares comunes, hacen de Alice, presencias malevolas toda una decepción.