Una mujer de armas tomar.
Director: Jung Byung-Gil
Kim Ok-Bim, Shin Ha-Kyun, Sung Joon
2017 fue un gran año para el cine de acción. Junto con las espectaculares American Assassin, John Wick 2, Baby Driver y Atomic Blonde, llega desde Corea del Sur (el mismo país que rejuveneció al cine de Zombies con la magnífica Train To Busan), una cinta que lo dejará con la boca abierta gracias a sus brutales y complejas coreografías de violencia y muerte. Su título es La Villana.
Esta película inspirada en La Femme Nikita de Luc Besson, Kill Bill de Quentin Tarantino, Oldboy de Chan-Took Park y Hardcore Harry de Ilya Naishuller, nos cuenta con una estructura barroca compuesta de numerosos flashbacks, la historia de Sook-Hee (Kim Ok-Bim), una joven y experta asesina, la cual es reclutada a la fuerza por una agencia secreta para trabajar con ellos. Sook-Hee, quien está embarazada, busca venganza por la violenta muerte de su padre, la cual que tuvo que presenciar cuando niña, y por la violenta muerte de su esposo, el hombre que la entrenó para que se convirtiera en una letal máquina de matar.
El relato, que está lleno de giros sorpresivos, revelaciones y truculencias, es en realidad una disculpa para que el director Jung Byung-Gil (Confession of Murder, Action Boys) se revele en unos complejísimos planos secuencia que incluyen sangrientas peleas con cuchillos, hachas y mano limpia, así como en unas increíbles escenas de persecución que involucran autos, motocicletas y autobuses, llevan al espectador a experimentar una enorme descarga de adrenalina cuya efectividad radica en una propuesta de inmersión que parece obtenida de los mejores videojuegos.
Puede que a esta cinta se le critique por la falta de profundidad de sus personajes y por el tratamiento efectista de la historia, pero es que “La Villana” no puede darse el lujo de asumir complejidades de tipo psicológico. Esta es una cadena brutal de secuencias de mutilación, destrucción y masacre confeccionada con una gran experticia y que los amantes de la acción sabrán apreciar con creces.
