Director: Craig Gillespie
Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Bobby Cannavale
En los años noventa, los noticieros ingresaban a un formato de 24 horas producto de la comercialización de la televisión por cable y se quedaron sin noticias para rellenar sus espacios. Debido a esto surgen los cubrimientos a incidentes escandalosos como los de O.J. y Nicole Brown Simpson, Amy Fisher y Joey Buttafuocco, Lorena y John Bobbitt y Tonya Harding y Nancy Kerrigan. El amarillismo y el sensacionalismo se convierten así en el «nuevo periodismo».
La película I, Tonya aborda el incidente entre las patinadoras Harding (la villana, según los medios) y Kerrigan (la princesa, según los medios), pero no se queda ahí. De haberlo hecho, se hubiera convertido en un drama barato «basado en hechos reales».
Esta cinta, dirigida con maestría e inteligencia por Craig Gillespie (The Finest Hours), nos muestra cómo gracias en gran parte a los medios, estamos obsesionados por las apariencias más que por la belleza interior de las personas, incluyendo sus talentos. Aquí, Tonya Harding no es una villana. Es una chica que tuvo el infortunio de haber nacido pobre, de tener una pésima madre, un esposo brutal y mal gusto a la hora de vestir. Pero también tuvo la fortuna de haber nacido con un inmenso talento para patinar sobre hielo. Este talento debió haberla puesto en la cima, pero el mundo del deporte con sus patrocinadores y transmisiones por televisión necesita más que eso: necesita una imagen adecuada y apropiada.
Margot Robbie, una actriz con una belleza más que adecuada y apropiada para Hollywood, renuncia a ella para entregarnos su mejor interpretación hasta la fecha, interpretando a Tonya Harding con toda su complejidad y ambigüedad, haciendo que sintamos al mismo tiempo empatía y fastidio hacia ella. Y es que los seres humanos somos seres tan oscuros como iluminados. Aplausos para Allison Janney (de la serie Mom) por su inolvidable retrato de la madre de Harding, una especie de monstruo edípico que probablemente será premiado en los Oscar.
I, Tonya es un efectivo retrato de la Norteamérica fea e ignorante, poblada por los Rednecks y los White Trash, y que está obsesionada con la búsqueda del éxito sin importar los medios, característica de los reality shows y del patetismo ensalzado por la cultura mediática actual. Es también una cinta llena de energía, sátira y humor negro. Imposible perdérsela.
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