Horror a la vieja usanza.
Director: Adam Robitel
Lin Shaye, Leigh Whannell, Angus Sampson, Bruce Davison
Insidious (titulada en español La noche del demonio), es una elegante franquicia de películas de terror, creada por el actor, guionista y director Leigh Whannell junto al guionista y director James Wan, quien a su vez es el creador de la saga de El conjuro.
Las dos primeras partes de Insidious, dirigidas por James Wan, fueron una grata sorpresa. En ellas se narró un aterrador caso de posesión, que afectó al hijo de los esposos Lambert (interpretados por Patrick Wilson y Rose Byrne). Dicha situación fue asumida y combatida por la psíquica Elise Rainier (Lin Shaye) y sus asistentes Tucker (Angus Sampson) y Specks (interpretado por Whannell). Se puede pensar en Insidious como una serie de interesantes variaciones de Poltergeist, el clásico del horror de los años 80.
La tercera entrega, dirigida por Whannell, sufre por la ausencia de Wan en el puesto que le corresponde. Sin embargo, esta precuela (la cual se centra en el personaje de Rainier y sus ayudantes y en un caso paranormal anterior al de la familia Lambert), logra asustar de una manera efectiva y, al mismo tiempo, logra balancear el horror con unos momentos de humor igualmente efectivos. Tampoco se puede dejar de lado el aspecto humano y emocional que se le brinda a los personajes, lo cual le da a la saga una dimensión que tiene su origen en la literatura gótica, en las películas clásicas de terror de los estudios Hammer y en cintas ochenteras, como la ya mencionada Poltergeist.
Insidious: The Last Key, es dirigida por el actor y guionista Adam Robitel (quien debutó con la perturbadora cinta de found footage, The Taking del 2014) y es también una precuela de las dos primeras entregas. Aquí, Elise Rainier es llamada para asumir otro caso paranormal, con la particularidad de que este se desarrolla en la casa donde ella vivió su infancia con sus padres y hermano menor.
La veterana actriz Lin Shaye (conocida por sus papeles en las comedias de los hermanos Farrelly, Kingpin y There’s Something About Mary), asume con fuerza y corazón, al personaje secundario de las dos primeras partes, que ahora es el protagonista. Sus asistentes (una divertida mezcla entre el reality show Ghost Hunters y la película Ghostbusters), le dan el contrapunto de humor necesario a la historia. Y lo interesante de la misma, radica en que puede leerse sin el componente sobrenatural y ser igual de contundente: es una historia de horror vista desde el horror mismo.
Robitel no logra el mismo impacto generado por las cintas de Wan y hace que la saga decaiga un poco. A esto se le suma un final anticlimático que dejará insatisfecho al espectador. Pero Insidious: The Last Key no llega a ser un producto tonto o superficial como los que abundan dentro del vapuleado género del terror. Esta es una saga que vale la pena ver y esta cuarta entrega, que conecta con la primera, puede ser un excelente punto de partida para los iniciados.