Luego de una primera parte mediocre y una excelente secuela, la saga de Cloverfield vuelve a decaer.
Dirección: Julius Onah
Gugu Mbatha-Raw, Daniel Brühl, Zhang Ziyi, Elizabeth Debicki, Chris O’Dowd
La tercera entrega de la saga Cloverfield, una fusión entre el horror y la ciencia ficción se presenta ahora en la plataforma de streaming Netflix, luego de una primera parte que experimentó de una manera irregular con el género kaiju y con el «Found Footage», y de una excelente segunda parte llamada 10 Cloverfield Lane, un experimento minimalista que mezcló el suspenso de Hitchcock con la narrativa y los giros dramáticos de la serie de televisión The Twilight Zone.
El problema con The Cloverfield Paradox es que deja de ser un experimento y se convierte en la repetición recalcitrante de una estructura codificada en la que un grupo de astronautas son víctimas de una amenaza interestelar. The Things from Another World (y sus remakes), Alien (y sus secuelas), Event Horizon, Supernova, Pitch Black, Sunshine, Life y la reciente Annihilation, han convertido a esta estrategia narrativa en algo cansado y aburrido.
Al igual que el guion de The Cellar fue conectado con la historia de monstruos gigantes propuesta por Cloverfield en su secuela, The Cloverfield Paradox parte de un guion previo llamado God Particle. Aquí, se nos cuenta a manera de precuela, como en el año 2028, la Tierra está sufriendo una crisis energética. Es así que varios países del mundo unen sus esfuerzos para construir una estación espacial llamada Cloverfield, con el objetivo de probar un acelerador de partículas que podría proporcionarle energía infinita a la Tierra.
El teórico Mark Stambler (interpretado fugazmente por Donal Logue), advierte que dicho acelerador podría provocar lo que él llama la «Paradoja Cloverfield», la cual, podría abrir un portal interdimensional que podría causar un daño terrible a la Tierra. Es obvio que tanto los jefes de la misión, así como la tripulación de la Cloverfield hacen caso omiso de la advertencia con consecuencias funestas.
La tripulación está conformada por una mujer afroamericana (Gugu Mbatha-Raw), un alemán (Daniel Brühl), un brasilero (John Ortiz), una mujer china (Zhang Ziyi), un irlandés (Chris O’Dowd), un ruso (Askel Hennie) y un norteamericano comandante de la misión (David Oyelowo). Este es un elenco internacional de lujo, que es desperdiciado con una historia conocida y predecible.
Mientras que en 10 Cloverfield Lane, las sorpresas eran genuinas y los spoilers podían estropear el disfrute de la misma, en The Cloverfield Paradox sucede todo lo contrario. Basta con haber visto alguna de las cintas referenciadas, para saber que la amenaza advertida por Stambler resulta ser real y que poco a poco, cada uno de los miembros de la tripulación serán víctimas de la apertura del peligroso portal a causa de la activación del acelerador de partículas.
Aunque tiene sus momentos divertidos y aterradores, The Cloverfield Paradox termina siendo una decepción, gracias a su tremenda falta de originalidad, a unos personajes superficiales y a la inevitable comparación con su estupenda antecesora.