Venom (2018)

El supervillano del universo del Hombre Araña tiene su propia película y el resultado llega a ser emocionante y entretenido.

Dirección: Ruben Fleischer
Tom Hardy, Michelle Williams, Riz Ahmed

En 1988, el guionista David Michelinie y el dibujante Todd McFarlane se aprovecharon de una línea argumental incluida en los cómics del Hombre Araña, en la que su traje original rojo y azul, fue reemplazado por un traje negro de origen extraterrestre que al final se revela como un parásito (o simbiote) con vida propia.

Dicho simbiote que se aprovecha de su huésped, se convirtió en uno de los personajes más populares del universo del Hombre Araña, cuando Michelinie y McFarlane lo separan de Peter Parker y lo conectan con Eddie Brock, un periodista depresivo que culpaba al joven superhéroe de su fracaso y que se convierte en presa fácil del extraterrestre, el cual termina siendo llamado por Brock como Venom (veneno).

Venom hizo parte de una era oscura para el cómic, donde los elementos e historias obtenidas del género de terror se combinaban con las acciones heroicas de los superhéroes, respondiendo a unos tiempos particulares marcados por la frustración, la agresividad y la tendencia a lo tanático, que la música grunge de Nirvana y las películas como El silencio de los corderos, Tiempos violentos y Se7en, supieron articular muy bien. Es más, Todd McFarlane, aburrido de un trato injusto en Marvel, decidió abandonar a Venom para fundar una nueva editorial llamada Image, y crear allí a uno de los personajes más oscuros y populares del cómic de finales de los ochenta y comienzos de los noventa: Spawn (el cual, la verdad sea dicha, guarda un gran parecido con su Venom).

Luego de una desastrosa aparición de Venom en la infame tercera parte de la trilogía del Hombre Araña (donde Brock fue encarnado por Topher Grace), y ahora con el superhéroe arácnido haciendo parte del universo interconectado logrado por las películas de Marvel producidas por los estudios Disney, Sony Pictures (quien actualmente posee los derechos del universo de Spider-Man) ha decidido darle una película en solitario a este villano y convertirlo en una especie de anti-héroe apto para todo público, lo cual implica reducir considerablemente los elementos violentos y perversos que rodean al personaje.

Tom Hardy, el actor británico que se ha ganado un inmenso y merecido respeto gracias a cintas como Bronson, El espía que sabía demasiado, El origen, Locke, La última pelea, Mad Max: Fury Road, El renacido y Dunquerque, tiene la tarea de interpretar a Eddie Brock para esta película. Hardy no es ajeno al mundo de los superhéroes: él interpretó al villano Bane en la entrega final de la estupenda trilogía sobre Batman, confeccionada por Christopher Nolan. Y junto a él, Michelle Williams, la actriz elogiada por trabajos como Secreto en la montaña, Blue Valentine, La isla siniestra, Meek’s Cutoff, Mi semana con Marilyn y Manchester junto al mar, interpreta a Anne, la abogada y exnovia de Brock. El director encargado de darle rumbo y sentido a Venom, es Ruben Fleischer, el artífice de la maravillosa cinta sobre muertos vivientes Zombieland. Con semejante equipo es prácticamente imposible fracasar, sin embargo, el fantasma de Suicide Squad todavía acecha a las cintas de superhéroes.

Venom no llega a ser Suicide Squad, pero tampoco alcanza el nivel de excelencia de las últimas películas de Marvel, las cuales están llenas de imaginación, complejidad, buen humor y una construcción psicológica profunda de los personajes (como lo demuestran Captain America: Civil War, Ant-Man, Doctor Strange, Guardianes de la galaxia, Thor: Ragnarok, Black Panther, Avengers: Infinity War e inclusive Spider-Man: Homecoming, el tercer y mejor intento de Sony por darle al Hombre Araña la película que se merece). La culpa está en una historia predecible y convencional y en un feeling de dibujo animado de los noventa que está lejos del tratamiento adulto, descarnado y violento de las series de Marvel para Netflix como Punisher Daredevil , ya que apela a un público más joven al que se le prohíbe ver estas series, así como las películas de Deadpool o Logan (las cuales, sea de paso decirlo, demostraron exitosamente que el público mayor también consume películas de superhéroes).

Asimismo, el villano Carlton Drake (interpretado por el actor Riz Ahmed), es un personaje débil que apenas llega a bosquejarse, algo que también se observa en Anne, quien tan solo sirve como detonante para algunas situaciones y en el mismo Eddie, que luce más como un producto de la línea infantil de Marvel que como el monstruo de pesadilla que aparece en los cómics. Y ni hablar de la desconexión de Venom con el universo Marvel/Disney (aquí al Hombre Araña ni se le menciona), lo cual le resta potencia a la película. Algo que los fanáticos de las películas de superhéroes agradecen hoy en día, es la construcción de ese escenario complejo con personajes cruzados, cuya inspiración se rastrea en los mismos cómics y en la comedia humana de Balzac.

Pero Venom no es una mala película. Tiene un muy buen ritmo de la acción, logra equilibrar el humor con el drama y la aproximación de la relación de Venom con Eddie evoca el difícil vínculo que tenemos las personas con los gatos (la sumisión del hombre hacia la mascota felina representa todo lo opuesto de la relación entre el hombre y el perro), y donde la relación simbiótica (como sucede en la biología) transforma tanto a uno como al otro organismo.

El epílogo post-créditos revela a un nuevo villano y la inminencia de una secuela. Esperemos que conecte con el universo Marvel y que los productores a futuro, se interesen más en la historia y en la construcción de los personajes y no tanto en llegarle a como dé lugar, a un público joven, masivo y caprichoso al que usualmente casi nada le gusta.

Sobre André Didyme-Dôme 1649 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.