La primera adaptación cinematográfica de la trilogía de libros escritos por Alvin Schwartz, es una maravillosa introducción al género de terror dirigida a los más jóvenes.
La primera adaptación cinematográfica de la trilogía de libros de terror juveniles publicados por el escritor Alvin Schwartz en la década de los ochenta (el autor falleció en 1992), constituye una agradable sorpresa. La película de André Øvredal (director de los clásicos de culto Trollhunter y The Autopsy of Jane Doe) y producida por Guillermo Del Toro, no solo le hace honor a las historias narradas por Schwartz e ilustradas por el gran Stephen Gammell, sino que también logra asustar sin tener que recurrir a elementos adultos.
La tradición del horror dirigido a niños y adolescentes tiene sus raíces en los cómics publicados por la desaparecida editorial EC entre los años 40 y 50 (con títulos antológicos como Tales from the Crypt, The Vault of Horror o The Haunt of Fear); en revistas como Creepy, Eerie y Vampirella publicadas en los años 60 por Warren Comics; y que luego se extendería a las sagas literarias de Lewis Barnavelt escrita por John Bellairs (la película The House With a Clock in Its Walls fue dirigida nada menos que por el autor de la sangrienta Hostel, Eli Roth); Goosebumps de R.L. Stine (con serie de televisión y dos películas para cine); y la serie para el canal Nickelodeon Are you Afraid of the dark?, por mencionar algunos de los casos más populares.
El tono, la atención al detalle y los subtextos de los libros de Schwartz se logran mantener en la película de Øvredal y Del Toro. Ayuda muchísimo que la película se desarrolle en 1968, cuando Nixon era el presidente de los Estados Unidos, los jóvenes norteamericanos eran llevados a pelear al infierno que se desarrollaba en Vietnam, y Night of the Living Dead, el clásico de George A. Romero, se exhibía en los autocinemas.
El escenario es Mill Valley, un pequeño poblado ubicado en Pennsylvania, donde Chuck (Austin Zajur), Auggie (Gabriel Rush) y Stella (Zoe Margaret Colletti) se preparan para pasar la noche de Halloween disfrazados, haciendo bromas y huyendo de Tommy (Austin Abrams), el antipático novio de Ruth, la hermana mayor de Chuck (Natalie Ganzhorn). En la persecución se ve involucrado Ramón (Michael Garza) y todos van a terminar en la mansión Bellows, una casa abandonada que, de acuerdo con la leyenda local, fue el hogar de Sarah, una chica que fue tratada injustamente como enferma mental por su familia a finales del siglo XIX.
Stella, una chica que pasa el tiempo escribiendo historias de terror y experta en las películas del género, encuentra el diario de Sarah Bellows, el cual se auto-escribe con sangre y de manera espontánea con sus propias historias de terror (producto de la magia negra). Dichas historias, mientras se plasman en las hojas del diario por sí mismas, se convierten inmediatamente en realidad. Sobra decir que esas historias son protagonizadas por los chicos de nuestro relato.
Dentro de esas historias se encuentran Harold, el cuento de un espantapájaros que busca ajustar cuentas con Tommy; La peca roja, en la que Ruth debe enfrentarse al problema facial más terrible que pueda sufrir una adolescente; El gran dedo, en la que Auggie come de un guiso con un siniestro ingrediente secreto; o El sueño, en donde una figura pálida y corpulenta de sonrisa macabra persigue sin cesar a Chuck por un corredor sin principio ni fin, en un sueño del que no se puede despertar.
Como el espectador se podrá dar cuenta, aquí no se expondrá a un gore extremo, pero tampoco a los sustos infantiles e inofensivos de Goosebumps. Historias de miedo para contar en la oscuridad es una especie de La historia sin fin en clave de terror que, aunque a veces se siente como poco original y predecible, logra el objetivo de hacer saltar de sus sillas tanto a los adultos como a los más jóvenes.
Dejar una contestacion