Vincent Cassel es el último actor en interpretar al icónico Vidocq, en una película de época, basada en hechos reales, y que incluye tiroteos, emboscadas, persecuciones, intrigas y traiciones.
Director: Jean-François Richet
Vincent Cassel, Patrick Chesnais, August Diehl, Olga Kurylenko, Denis Lavant, Denis Ménochet, Freya Mavor, Fabrice Luchini
Eugène-François Vidocq fue un criminal que se convertiría en un destacado criminalista. Fue uno de los primeros investigadores privados de la historia y el primer director de la Sûreté Nationale de Francia. Su vida fue la inspiración para algunos personajes inmortales confeccionados por escritores como Víctor Hugo (Jean Valjean y el inspector Javert), Honoré de Balzac (Jacques Collin), Edgar Allan Poe (Auguste Dupin) y Émile Gaboriau (Monsieur Lecoq), y su nombre es mencionado en algunos clásicos de la literatura como Moby Dick de Herman Melville y Grandes esperanzas de Charles Dickens.
En 1909 se realizó una primera película basada en la biografía de Vidocq (de autoría desconocida), llamada La Jeunesse de Vidocq ou Comment on devient policier. Su protagonista sería Harry Baur, y este lo interpretaría en dos secuelas: L’Évasion de Vidocq (1910) y Vidocq (1911). En 1922, el director Jean Kremm asumiría otra cinta sobre el personaje, el cual sería interpretado por René Navarre. La primera película sonora sobre Vidocq se estrenaría en 1938 y sería dirigida por Jacques Daroy, con André Brulé en el papel principal.
La primera película norteamericana sobre Vidocq fue A Scandal in Paris de 1946, con George Sanders como protagonista y Douglas Sirk como director. Y dos años más tarde, Vidocq regresa a Francia con Le Cavalier de Croix-Mort, dirigida por Lucien Ganier-Raymond y con Henri Nassiet como el icónico personaje.
En los años sesenta se emitió una serie de televisión sobre Vidocq protagonizada por Bernard Nöel. Y en los setenta, una segunda serie con Claude Brasseur. No sería sino hasta el 2001 que Vidocq volvería a la pantalla grande en clave de thriller sobrenatural e interpretado por Gérard Depardieu (siendo esta la primera película en ser grabada totalmente con una cámara digital) y con la dirección de Pitof (quien más adelante arruinaría su carrera con la esperpéntica Catwoman).
Ahora, 17 años después, llega El emperador de París, una nueva cinta dedicada al personaje, esta vez encarnado por Vincent Cassel y con la dirección de Jean-François Richet (autor de Blood Father, protagonizada por Mel Gibson y del remake de la cinta de John Carpenter Assault On Precinct 13, con Ethan Hawke).
La dirección de arte de esta película (a cargo de Emile Ghigo) es impresionante y su historia barroca (escrita por Richet y Éric Besnard) se desarrolla en los primeros años del Imperio, tras la proclamación de Napoleón. Cassel (colaborador habitual del director en trabajos como la saga de Mesrine o Un moment d’égarement) es un Vidocq imponente, de pocas palabras y rostro inexpresivo, que nos recuerda a los vaqueros interpretados por John Wayne o al Batman de Christian Bale.
Aquí, Vidocq es un criminal prófugo que se convierte en cazarrecompensas, con el objetivo de conseguir un indulto. La aliada de Vidocq es la prostituta Annette (encarnada por la bellísima actriz escocesa Freya Mavor), quien va más allá de ser simplemente el interés romántico del antihéroe. Annette no es la única mujer en la vida de Vidocq. Está también La Baronesa, una mujer tan elegante como intrigante, interpretada por la despampanante actriz franco-ucraniana Olga Kurylenko.
Los personajes secundarios encarnados por actores de la talla de Denis Lavant (Holy Motors), Denis Ménochet (Inglourious Basterds) o Fabrice Luchini (Dans La Maison) ponen a esta cinta de acción y aventura llena de emboscadas, persecuciones y tiroteos, en un producto de entretenimiento por encima del promedio.
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