Fernando Meirelles intenta reconstruir un encuentro hipotético entre el Papa Benedicto XVI y Francisco, lo cual sirve para que Anthony Hopkins y Jonathan Pryce hagan uso de su rango actoral.
Director: Fernando Meirelles
Anthony Hopkins, Jonathan Pryce, Juan Minujín
En el año 2000, la cadena musical VH1 estrenó un telefilm llamado Two Of Us, en el que se reconstruye un supuesto encuentro entre Paul McCartney y John Lennon, seis años después de haberse disuelto los Beatles, donde los dos conversaron sobre diversos temas, incluido un posible reencuentro del cuarteto de Liverpool. En el 2016, se estrena Elvis & Nixon, otra reconstrucción llevada a la ficción, sobre el encuentro entre el rey del rock (interpretado por Michael Shannon) y el presidente de los Estados Unidos, llevada a cabo en la Casa Blanca el 21 de diciembre de 1970.
Siguiendo la tradición de estas dos películas, el brasileño Fernando Meirelles (autor de las magníficas Ciudad de Dios y El jardinero fiel) y el guionista Anthony McCarten (Las horas más oscuras, Bohemian Rhapsody), plantean un encuentro hipotético entre el alemán John Ratzinger, mejor conocido como el Papa Benedicto XVI (Anthony Hopkins) y el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, más tarde conocido como el actual Papa Francisco (Jonathan Pryce).
Ratzinger es un hombre solitario, amante de la música clásica y un conservador defensor de la tradición de la Iglesia católica. Bergoglio es una persona sociable, amante de la música de ABBA y de los Beatles, y con una perspectiva más progresista sobre el catolicismo. En la película de Meirelles y McCarten, los dos religiosos de personalidades aparentemente opuestas, se reúnen antes de que Ratzinger renunciara a su puesto como Sumo Pontífice en el 2013 (sería el primero en hacerlo desde 1415), para discutir sobre la fe, el futuro de la iglesia, el abuso a menores por parte de algunas autoridades eclesiásticas y los escándalos financieros de El Vaticano, que llevaron al arresto de Paolo Gabriele, el mayordomo de Ratzinger. Sin embargo, los dos religiosos también conversan sobre temas más banales como los gustos musicales, la comida y el fútbol.
Asimismo, y a manera de flashbacks, se nos muestra el pasado romántico de Bergoglio (interpretado por Juan Minujín), así como su papel en la cruenta dictadura militar en la Argentina de 1976. De un modo más discreto, también se nos habla sobre la participación de Ratzinger en la juventud hitleriana durante sus años de formación. Y es esta dimensión humana ofrecida a estos dos personajes, lo que hace de esta película algo realmente interesante.
Tampoco se puede dejar de lado la interpretación de los dos grandes actores. Pese a que Jonathan Pryce es doblado torpemente al español en algunos momentos, los dos se lucen en sus respectivos papeles. La hermosa fotografía de Cèsar Charlone contribuye a resaltar las actuaciones y la elegante dirección de arte (Meirelles ordenó reconstruir la Capilla Sixtina en los estudios Cinecittà). Sin embargo, el exceso de metraje y el tono aleccionador terminan sofocando una película que funciona mejor cuando recurre al sentido del humor.
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