Cruella (2021)

La precuela del clásico animado de Disney, hace a un lado a los tiernos Dálmatas, para convertirse en una alocada mezcla entre el Joker, El diablo viste a la moda y Blow-Up.

Director: Craig Gillespie

Emma Stone, Emma Thompson, Joel Fry, Paul Walter Hauser

A mediados de los años cincuenta, la escritora británica Dodie Smith presentó en las páginas de la revista Women’s Day, una novela serializada llamada The Great Dog Robbery, acerca del secuestro de una familia de cachorros Dálmata. Su éxito hizo que se publicara en 1956 en formato de libro y con un nuevo título: 101 Dalmatians.

A comienzos de los años sesenta, Walt Disney adquirió los derechos de la obra de Smith y la convirtió en la película animada número diecisiete para los estudios, la cual resultaría en un gran éxito de taquilla, lo que permitió superar el fracaso económico que significó La bella durmiente (hoy en día considerada con los 101 Dálmatas como todo un clásico del cine animado).   

A finales de los noventa, los estudios decidieron realizar una adaptación en acción real de su cinta animada, la cual fue destrozada por la crítica (con justa razón), pero el magnetismo de Glenn Close, quien interpretó a la villana Cruella DeVil, hizo que se convirtiera en un éxito comercial. La secuela que no se hizo esperar, fue de una calidad inferior a su predecesora, pese a que contó de nuevo con Close y con la leyenda del cine francés Gérard Depardieu. Algo mejor resultó de la secuela animada Patch’s London Adventure, realizada para el mercado del “directo a vídeo”, la cual, curiosamente, no tiene nada que ver con la continuación escrita por Smith llamada The Starlight Barking (la secuela protagonizada por Close, tampoco está basada en el libro de 1967).

Ahora, siguiendo con el plan trazado por Disney de realizar incontables versiones en acción real de sus clásicos animados, llega Cruella, una precuela de la cinta animada de 1961, que bien puede agruparse junto a las dos películas de Maléfica protagonizadas por Angelina Jolie, bajo el título de “deconstrucciones de las villanas de Disney”.

Contra todos los pronósticos, esta cinta nos hace olvidar ese remedo ridículo de Mi pobre angelito que significaron las películas de finales de los noventa y se convierte, junto a las versiones de El libro de la selva y Mi amigo el dragón, en una si no, la mejor adaptación de Disney de uno de sus clásicos animados.

El director Craig Gillespie, autor de las maravillosas The Finest Hour y Million Dollar Arm para Disney, así como I, Tonya, ese magnífico biopic sobre la infame patinadora Tonya Harding, sabe muy bien que la clave para hacer que las adaptaciones de Disney funcionen, consiste en proponer nuevas miradas y apelar tanto al público infantil, como a aquellos que hoy son adultos, pero que crecieron viendo una y otra vez las versiones originales. Y así como Gillespie hizo brillar a Margot Robbie y a Allison Janney, como la madre e hija disfuncionales de I, Tonya, vuelve a hacer lo mismo con Emma Stone como la joven Cruella DeVil y a Emma Thompson como su mentora, la malvada Baronesa (Thompson logra algo increíble: Superar a la legendaria Miranda Priestly encarnada por Meryl Streep en The Devil Wears Prada, con una actuación impecable, hipnótica y exquisita).

Con una banda sonora de lujo que incluye lo mejor del rock de los años 60 y 70 (The Rolling Stones, Iggy Pop, The Clash, Bee Gees, Electric Light Orchestra, Blondie, Supetramp y Queen, entre otros), y el escenario del Swinging London (¿Una película de Disney que hace referencia a Blow-Up?), los guionistas Aline Brosh McKenna (Devil Wears Prada), Kelly Marcel (Saving Mr. Banks) y Steve Zissis, nos cuentan cómo la joven Estella llegaría a convertirse en la icónica villana con aires de Joan Crawford y Tallullah Bankhead, y con un apellido asociado al demonio y a un hermoso auto británico de 1974.

Los guiños a la cinta animada están presentes (especialmente en una simpática escena postcréditos), pero también encontraremos referentes a Joker, la cinta de Todd Phillips que también deconstruyó maravillosamente a un popular villano de los cómics de superhéroes y que da cuenta del tono siniestro y oscuro de la cinta... Aunque no tan oscuro, ya que aquí nuestra villana no gusta de despellejar caninos. Cruella también nos hace recordar a cintas más ligeras y coloridas como Zoolander, la alocada comedia sobre modelaje protagonizada por Ben Stiller; y obviamente, a El diablo se viste de Prada.

No podían faltar Horacio y Gaspar, los eternos secuaces de Cruella, quienes aquí son interpretados respectivamente por Paul Walter Hauser (el protagonista de Richard Jewell, esa joya dirigida por Clint Eastwood) y Joel Fry (a quien vimos en Yesterday, la alocada cinta de Danny Boyle sobre los Beatles). Ambos actores logran una estupenda química con Emma Stone y entre ellos mismos, la cual se intensifica con la incorporación de Artie, un nuevo personaje que parece ser la mismísima reencarnación de David Bowie en la época de Ziggy Stardust y que está estupendamente confeccionado por el talentoso John McRea (de la serie Giri/Haji).

Pero la médula de esta cinta no está en Cruella y sus secuaces sino en Emma Thompson. Su Baronesa con connotaciones de tragedia griega es lo que hace que esta película sea toda una exquisitez. ¿Y cómo dejar a un lado el espectacular diseño de vestuario a cargo de Jenny Beavan (Mad Max: Fury Road)? El trabajo de Beavan es, al mismo tiempo, toda una lección magistral sobre la moda de los años 60 y 70 y una deslumbrante golosina visual que merece ser apreciada en todo su esplendor en una pantalla de cine (las escenas en las que Cruella, en actitud de Lady Gaga, quema su vestido, viaja en un camión de la basura y da un concierto sorpresa al aire libre en compañía de sus secuaces, dejarán al espectador con la boca abierta).

Puede que Cruella sea acusada de infantil, caótica y moralmente ambigua. Pero esos son los mismos adjetivos que pueden utilizarse para hablar de esas delirantes comedias británicas de los años sesenta que se niegan a morir como What’s New Pussycat?, The Knack And How To Get It, o Casino Royale. A los detractores de esta divertidísima cinta de Disney, la recomendación es que se relajen en la comodidad de sus sillas y dejen que esta desquiciada mujer de cabello blanco y negro se apodere de sus corazones.

Sobre André Didyme-Dôme 1638 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*