El nuevo trabajo de M. Night Shyamalan no es un clásico como El sexto sentido, El protegido o Fragmentado, pero tampoco es El último maestro del aire.
Director: M. Night Shyamalan
Gael García Bernal, Rufus Sewell, Vicky Krieps, Alex Wolff, Thomasin McKenzie
La novela gráfica The Sandcastle, del guionista Pierre Oscar Lévy y el dibujante Frederik Peeters, publicada en el 2010, nos cuenta la historia de un grupo de turistas que se encuentra atrapado en una playa aislada del mundo y que se enfrenta a un misterioso fenómeno: Cada uno de ellos está envejeciendo de manera vertiginosa.
M. Night Shyamalan, un fanático de los cómics (algo que se hace evidente en su trilogía/homenaje de El protegido, Fragmentado y Glass), como también amante del suspenso sobrenatural, al mejor estilo de las series La dimensión desconocida o Rumbo a lo desconocido (como lo ha demostrado en cintas como El sexto sentido, Señales, La villa, La dama del agua o La visita), fusiona estos dos intereses personales en Viejos, un trabajo que, aunque tibio, no deja de ser perturbador e inquietante.
Aunque Shyamalan cita como influencias a Don’t Look Now de Nicolas Roeg y a Picnic At Hanging Rock de Peter Weir, dos clásicos del suspenso con una gran riqueza visual, en donde sus protagonistas se enfrentan a un inmenso poder que los sobrepasa, lo cierto es que Viejos se parece más a una apropiación de la serie Lost por parte del director (sin los flashbacks).
En su película (como en casi toda su filmografía), el espectador se enfrentará a un vuelco sorpresivo (el famoso “giro Shyamalan”) y a una actitud de analizar todo lo que se presenta como una pista que le permitirá adelantarse al mismo. Pero lo cierto es que el verdadero valor de Shyamalan como director radica en su aproximación afectiva profunda a sus personajes, algo que sorpresivamente aquí no se alcanza a vislumbrar. Como si se tratara de una película slasher, en Viejos vamos a encontrarnos con un grupo de personajes estereotipados de los cuales sabemos poco y que van a empezar a morir uno a uno de una manera violenta ¿Dónde está ese director y guionista que hace que nos preocupemos por las personas que protagonizan sus relatos?
Más que la plausible explicación del tercer acto que denuncia la frialdad del pensamiento científico, los momentos valiosos de Viejos tienen que ver con las reflexiones sobre la inevitabilidad de la muerte, con el temor que todos tenemos a envejecer, a perder nuestra apariencia física y nuestras facultades mentales, y con la necesidad de tomarnos la vida con paciencia, tranquilidad y placidez. Shyamalan logra una película espeluznante e inquietante, pero a la que le falta humanidad.
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