Pinocchio (Pinocho) (2022)

El hermoso recuerdo del clásico animado de Disney, se ve empañado con una terrible adaptación en acción real.

Director: Robert Zemeckis

Tom Hanks, Cynthia Erivo, Benjamin Evan Ainsworth, Joseph Gordon Levitt, Keegan-Michael Kay

Cuando Robert Zemeckis se encarga de contarnos historias fantásticas y disparatadas, se convierte en un digno discípulo de Steven Spielberg (como lo demuestran Volver al futuro, ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, La muerte le sienta bien, Contacto y Forrest Gump). Asimismo, sus historias más serias y adultas constituyen grandes películas (como El vuelo, El náufrago y En la cuerda floja). Pero cuando Zemeckis se embarca en adaptar cuentos infantiles utilizando la tecnología de punta, para hacer cintas animadas de corte realista, los resultados llegan a ser decepcionantes (Cuento de Navidad o El Expreso Polar). A veces las cosas salen bien, pero terminan envejeciendo mal (Beowulf).  

Hace apenas tres años que Matteo Garrone nos había entregado una estupenda adaptación del inmortal cuento de Carlo Collodi sobre un niño de madera que sueña con convertirse en un niño de verdad, y ya estamos ante dos nuevas adaptaciones. Una de ellas está próxima a estrenarse en Netflix, también es cercana al relato de Collodi y está a cargo de Guillermo Del Toro. La otra se estrena en Disney+ y es mucho más cercana a la bellísima cinta animada de 1940.

Pero dicha adaptación constituye la peor película en la filmografía de un gran director y es un peor remake que Las brujas, su decepcionante último trabajo. Zemeckis busca actualizar el relato con diálogos que no corresponden con la época en que se desarrolla la historia (¿Qué hace el zorro hablando de influencers?) y con guiños a otras películas de Disney (¿Relojes temáticos de Toy Story fabricados por Gepetto?). El resultado termina siendo forzado y para nada gracioso, contaminando así el recuerdo del cásico animado de Disney.

El público racista y misógino se escandalizará ante la presencia de Cynthia Erivo interpretando al Hada Azul, pero ese no llega a ser un problema con el Pinocho de Zemeckis. Todo lo contrario, ya que Erivo es encantadora como el Hada. Tampoco el problema está en la captura de movimiento combinada con la acción real, la cual está bien lograda y dista mucho de los personajes con el “síndrome de los ojos muertos”, presentes en El expreso polar, Cuento de Navidad y Beowulf.

El problema de la cinta de Zemeckis radica en que no posee alma. Tom Hanks (magistral en Elvis) interpreta a Gepetto de una manera ridícula y con un acento italiano que raya en lo ofensivo; el gato Fígaro, más que adorable, llega a ser fastidioso; Pepito Grillo (encarnado por Joseph Gordon-Levitt) es realmente fastidioso y nos hace desear que Pinocho lo aplaste con su martillo, como sucede en la historia original; y el niño de madera (con la voz de Benjamin Evan Ainsworth), es idéntico al Pinocho animado, pero se siente hueco y sin vida. Además de Erivo (quien hace una aparición demasiado breve), el único que se destaca es el comediante Keegan-Michael Kay, quien le brinda energía y picardía al Honesto Juan, el zorro encargado de tentar a Pinocho.

La cinta de Zemeckis recicla algunas canciones extraídas de la cinta animada e incluye algunas nuevas. También nos presenta nuevos personajes, pero nada llega a funcionar realmente. Es increíble que semejante ineptitud venga de uno de los grandes directores norteamericanos de los últimos cuarenta años.

Esperemos que la versión de Del Toro nos haga olvidar este esperpéntico remedo de película. Recuerden que en la misma plataforma sonde se estrena la nueva Pinocho, está también la película original de Disney. Ese sí que es un trabajo mágico y ensoñador, el cual no ha perdido un ápice de su encanto en más de ochenta años de existencia.  

Sobre André Didyme-Dôme 1638 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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