Captain America: Brave New World (Capitán América: Un nuevo mundo) (2025)

La nueva entrega de Captain America demuestra que los superhéroes siguen vigentes, pero los estudios Marvel han olvidado cómo hacerlos brillar.

Director: Julius Onah

Anthony Mackie, Harrison Ford, Danny Ramírez, Shira Haas, Giancarlo Esposito, Carl Lumbly, Tim Blake Nelson

Las películas de superhéroes, especialmente las del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU), están atravesando un periodo de desgaste en el que una parte del público repite sin cuestionar lo que dictan las redes sociales: «los superhéroes en el cine y la TV pasaron de moda». Sin embargo, quienes conocemos la historia del cómic sabemos que este género ha sido atacado desde los años 40, con críticas que van desde su supuesta frivolidad hasta la censura directa y la quema de historietas. A pesar de todo, los superhéroes han seguido cautivándonos porque representan algo más que entretenimiento: nos ofrecen historias de esperanza en los momentos más oscuros. Nadie encarna mejor ese espíritu que el Capitán América, cuya primera portada lo muestra golpeando a Hitler, un dictador fascista, racista y beligerante que puso al mundo en jaque (¿les suena conocido?).

Ahora bien, Captain America: Brave New World es la cuarta película del Capitán América dentro del MCU, aunque bien podría considerarse la quinta si tomamos en cuenta que su trama parte de los sucesos de The Falcon and The Winter Soldier. La serie, con una marcada carga política, exploró de manera profunda lo que significaba que Sam Wilson, un hombre afroamericano, heredara el manto del Capitán América. Sin embargo, esta nueva película, lejos de expandir esa exploración, la diluye en favor de una historia genérica y sin mucho peso emocional. La tercera entrega del Capitán América, Civil War, sigue siendo una de las mejores películas del género, mientras que Brave New World se siente como una oportunidad desaprovechada. Si algo evidencia involuntariamente esta cinta es que necesitamos un Marvel con más soul (War Machine debe ser el nuevo Iron Man, Monica Rambeau debe ser la nueva Capitana Marvel y necesitamos a Nick Fury, la nueva Black Panther y a Luke Cage de vuelta al ruedo).

Dirigida por Julius Onah, quien anteriormente estuvo a cargo de la decepcionante The Cloverfield Paradox (que de hecho, acabó con la franquicia) Captain America: Brave New World intenta presentarse como un thriller político, pero su ejecución es torpe y predecible. La historia se centra en el nuevo Capitán América, Sam Wilson (Anthony Mackie), quien, junto a Joaquín Torres (Danny Ramírez), el nuevo Falcon, e Isaiah Bradley (Carl Lumbly), el Capitán América primigenio, visita la Casa Blanca por invitación del presidente Thaddeus Ross (Harrison Ford, en sustitución del fallecido William Hurt). Allí descubren un acuerdo comercial con Japón para explotar el adamantium, el metal indestructible que los lectores de cómics inmediatamente asociamos con Wolverine y los X-Men así como el vibranium se relaciona con Black Panther y Wakanda.  

La película toma un giro para convertirse en un remedo del thriller conspirativo The Manchurian Candidate (más cercano al remake con Denzel Washington que a la cinta original), cuando Isaiah Bradley, en un estado inexplicable de hipnosis, intenta asesinar al presidente. Detrás de la manipulación se encuentran Sidewinder, mercenario y fundador de la Sociedad Serpiente y Samuel Sterns, más conocido como The Leader, el villano superinteligente de piel verde que apareció en The Incredible Hulk de 2008 el Hulk verde, She-Hulk y La Abominación no aparecen por ningún lado). Mientras Wilson y su equipo intentan desenmarañar la conspiración, la narrativa se ve empañada por una serie de secuencias de acción genéricas filmadas con un elegante estilo sesentero y una falta de verdadero suspenso.

El mayor problema de la dirección de Onah es que la película carece de identidad. Mientras The Winter Soldier tenía un estilo sólido y sí lograba capturar el espíritu de los thrillers políticos de los años 60, Brave New World parece un híbrido entre una película de acción genérica y un producto de Marvel hecho en piloto automático. No es que el género de superhéroes esté en decadencia, es que películas como esta no aportan nada nuevo, transgresor o memorable.

Anthony Mackie ha demostrado en varias ocasiones que tiene el carisma y la presencia para liderar una película de Marvel, pero el guion no le da el material necesario para hacerlo brillar. Su Capitán América sigue siendo un personaje interesante, pero sin la profundidad que mostró en la serie de Disney+. Danny Ramírez como Falcon es funcional, pero poco más que un compañero de apoyo algo estereotipado. La inclusión de Ruth-Bat Seraph (Shira Haas), también conocida como Sabra, la Viuda Negra de Israel, se siente desaprovechada, sin una gran influencia en la trama.

El caso de Harrison Ford es peculiar (Eric Bana, Edward Norton y Mark Ruffalo interpretaron a The Hulk y Jennifer Connelly y Liv Tyler encarnaron a Betty Ross, la hija de Thaddeus y novia eterna de Banner sin dar ninguna explicación, así que no hay ningún problema). Su versión de Thaddeus Ross es imponente, pero la decisión de convertirlo en presidente de los Estados Unidos sin explorar las implicaciones de ello es un desperdicio. El giro inevitable de Ross transformándose en Red Hulk es esperado, pero llega tarde y sin impacto real. Su transformación es más un requisito del MCU que una evolución lógica del personaje.

Los villanos, Sidewinder y The Leader, carecen de peso. Giancarlo Esposito es un actor de gran calibre, pero su papel como Sidewinder es anecdótico. The Leader, un personaje con un potencial enorme e interpretado por el gran Tim Blake Nelson, es tratado con la misma falta de ambición que el resto de la película. ¿Qué te pasa Marvel?

Marvel ha acostumbrado al público a esperar las escenas post-créditos como indicios del futuro del MCU. En este caso, la única escena post-créditos es decepcionante y vaga. Sin revelar detalles, la escena insinúa una gran amenaza que implica la reagrupación de los Avengers, algo que ya se sabía por las filtraciones, el comentado regreso de Robert Downey Jr. al MCU como un Doctor Doom procedente de una realidad alterna y por la petición de Thaddeus Ross a Wilson al inicio de la película.  No hay una revelación impactante ni una conexión significativa con las próximas películas del estudio que, a propósito, tienen ya demasiados cabos sueltos (Eros/StarFox, Black Knight, Adam Warlock, Scarlet Witch y The Vision, etc.).  Salvo un enfrentamiento en la isla celestial de los Eternals, aquí no hay conexiones ni avances significativos para el universo cinematográfico y televisivo de Marvel.

Captain America: Brave New World es un intento fallido de hacer un thriller político dentro del MCU, pero no es la peor película de Marvel ni mucho menos (la infame distinción sigue siendo para The New Mutants). La película tiene algunos momentos destacables y una premisa interesante, pero su ejecución es superficial y poco inspirada. Julius Onah no era el director adecuado para un proyecto de esta magnitud, y el guion no le permite a Mackie consolidarse como el nuevo líder de los Avengers de manera satisfactoria. El problema de esta película no es que el cine de superhéroes esté en declive, sino que Marvel sigue reciclando fórmulas sin ofrecer historias realmente innovadoras. Wilson es un Capitán América interesante, pero necesita una película que realmente se atreva a explorar el significado de su papel en un mundo que, en teoría, ha cambiado. En lugar de ser Brave New World, esta entrega se siente más como Same Old World.

Sobre André Didyme-Dôme 1848 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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