En su segunda película como director, Edward Norton le hace un sentido homenaje al cine Noir de detectives fracasados, mujeres fatales, políticos corruptos, intrigas y traiciones.
Director: Edward Norton
Edward Norton, Alec Baldwin, Bruce Willis, Willem Dafoe, Bobby Cannavale, Gugu Mbatha-Raw, Leslie Mann
En el año 2000, el actor Edward Norton debutó como director con Keeping The Faith, una comedia romántica ligera pero divertida, sobre un cura y un rabino enamorados de la misma mujer, protagonizada por él mismo junto a Ben Stiller y Jenna Elfman.
Casi veinte años más tarde, Norton vuelve a ponerse detrás de las cámaras para dirigir un proyecto que estaba en su mente desde la época de Keeping The Faith: adaptar Motherless Brooklyn, la novela de Jonathan Lethem publicada en 1999.
La adaptación de Norton (con guion del mismo) se toma algunas libertades. La más importante es el cambio de escenario de los años noventa al año 1957, convirtiendo al Neo-noir de Lethem en un Noir clásico en su versión cinematográfica. Sin embargo, la esencia de la novela acerca de un detective con síndrome de Tourette resolviendo el misterio que rodea la muerte de su mentor y amigo, se mantiene intacta.
Norton encarna con cuerpo y alma a este detective, de nombre Lionel Essrog. Su compulsión por decir improperios y absurdos y por tener movimientos involuntarios y repentinos, hace que sus amigos (y enemigos) lo subestimen, pero Lionel posee una memoria eidética y una gran inteligencia que le servirán a la hora de desenmarañar las complejas redes que acompañan al asesinato de Frank Minna (Bruce Willis en una breve aparición).
Al igual que con The Big Sleep (el clásico Noir protagonizado por Humphrey Bogart), los misterios de esta película son casi imposibles de clarificar. Pero esto no importa en un género caracterizado por el estilo y la actitud, que aquí es lo más importante. Basta decir que la trama tiene que ver con Minna, quien dirige una agencia de detectives de la que hace parte su pupilo Essrog y sus colegas Tony (Bobby Cannavale), Gil (Ethan Suplee) y Danny (Dallas Roberts). Al morir Minna, su esposa Julia (Leslie Mann) les deja la agencia a los sobrevivientes, y es Lionel quien debe averiguar por qué mataron a la única persona que creyó en él.
Las pistas llevan a Lionel hacia Laura Rose (Gugu Mbatha-Raw), una abogada y activista que vive en el piso de arriba de un club nocturno de Jazz en Harlem. Laura intenta enfrentarse al magnate Moses Randolph (personaje inspirado en el funcionario público Robert Moses e interpretado por Alec Baldwin), quien quiere imponer su visión racista y clasista a la ciudad de Nueva York, sin importar los medios a los que tenga que recurrir. Además de Laura y Lionel, Moses tiene otro opositor, y es su hermano Paul (un estupendo Willem Dafoe), que sirve como informante cuando Lionel se hace pasar por periodista. Es aquí, donde la película de Norton adquiere la atmósfera de corrupción y de tragedia familiar de Chinatown, el clásico de Roman Polanski.
Norton ha confeccionado una cinta llena de energía y vitalidad con referentes al cine de antaño, en donde otorga el espacio para que sus actores (incluido él), puedan interpretar sus papeles dando lo mejor de sí mismos. Los huérfanos de Brooklyn se siente como una película realizada en otra época, cuando Hollywood todavía buscaba hacer películas arriesgadas sobre seres humanos. Esto es algo que los verdaderos cinéfilos sabrán agradecer con creces.
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