Tres hombres encargados de cuidar un faro en una isla de Escocia, desaparecen misteriosamente sin dejar rastros. El tratamiento que le da esta película al famoso caso real, hace que perdamos todo interés.
Director: Kristoffer Nyholm
Gerard Butler, Peter Mullan, Connor Swindells
En diciembre de 1900, Thomas Marshall, James Ducat y Donald MacArthur, estaban a cargo del faro ubicado en las islas Flannan, aproximadamente a 30 kilómetros de Escocia occidental. Su misión consistía en mantenerlo en funcionamiento por todo el mes. Sin embargo, los tres desaparecieron antes de Navidad sin dejar ningún rastro. Hasta la fecha, no se sabe nada sobre ellos.
Este misterio inspiró la ópera de Peter Maxwell Davies The Lighthouse, estrenada en 1980 y el primer largometraje para cine del director Kristoffer Nyholm, reconocido actualmente por la estupenda serie de televisión Taboo, protagonizada por Tom Hardy.
Aunque el caso fue real, todo lo que se presenta en El misterio del faro es producto de la especulación, por lo que aquí la frase “basada en hechos reales” debe tomarse con ligereza. Los guionistas Celyn Jones y Joe Bone se alejan de las explicaciones sobrenaturales que se han dado durante más de cien años de la desaparición, para contarnos una historia de codicia y locura, similar a la de El tesoro de la Sierra Madre, y desarrollada treinta y ocho años después del verdadero incidente.
El viudo Thomas (Peter Mullan) y James (Gerard Butler), el padre de familia, son dos amigos fareros, expertos y curtidos en el oficio, quienes entrenan a un fastidioso e irreverente joven llamado Donald (Connor Swindells). Un día, los tres se encuentran con un bote encallado, un hombre inconsciente y un cofre. Thomas ordena a Donald que baje con una cuerda para investigar sobre lo ocurrido con desastrosas consecuencias.
El cofre en cuestión contiene varios lingotes de oro, los cuales pueden cambiar significativamente la vida de los tres fareros. Sin embargo, el dueño del cofre tiene amigos que no van a dejar que Thomas, James y Donald se salgan con la suya.
Pese a las buenas actuaciones de Mullan y Butler, el mal manejo del ritmo (demasiado lento para generar suspenso) y las situaciones absurdas, hacen que la cinta de Nyholm se distancie mucho de lo logrado en Taboo y en su otra serie The Killing. Puede que los actos erráticos de los tres hombres, se expliquen por la exposición al mercurio, el cual era utilizado para lubricar la maquinaria del faro. Pero lo cierto es que El misterio del faro no logra atrapar al espectador y su historia enrevesada, convierte lo que pudo haber sido una película de suspenso interesante, en un trabajo estéril y aburrido.
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