Director: Dee Rees
Jonathan Banks, Carey Mulligan, Garrett Hedlund, Mary J. Blige, Jason Clarke, Bob Morgan
Mudbound es la tercera película de Dee Rees, luego de su impresionante debut con Pariah del 2011 y del biopic sobre Bessie Smith realizado para HBO. Esta directora de 40 años de edad, afroamericana y abiertamente gay, ha confeccionado una obra maestra acerca de la pesadilla del racismo y sobre el horror de la guerra, que la coloca dentro de ese estrecho grupo de mujeres (Sofia Coppola, Kathryn Bigelow) quienes han demostrado su inmenso talento cinematográfico.
Basada en la novela de Hillary Jordan publicada en el 2008, Mudbound es una cinta ambientada en un estado de Mississippi plagado de racismo en la época de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta la historia paralela de dos familias: los McAllan (una familia blanca de granjeros conformada por una pareja de esposos, sus pequeños hijos y el hermano y el padre del «hombre de la casa») y los Jacksons (una familia negra de granjeros conformada por una pareja de esposos y sus hijos, quienes trabajan para los blancos).
La novela utiliza una narración polifónica la cual es utilizada de igual manera en la película. Los seis personajes que cuentan su historia son Hap Jackson (Rob Morgan), un predicador y trabajador esposo de la también trabajadora Florence (una estupenda Mary J. Blige); Ronsel, su hijo (un excelente Jason Mitchell), quien es reclutado como soldado junto al apuesto y joven Jamie McAllan (Garrett Hedlund). Henry, el hermano pasivo agresivo de Jamie (un maravilloso Jason Clarke) y su estoica esposa Laura (Carey Mulligan en su mejor momento), completan a los múltiples narradores quienes desnudan su alma y nos muestran cómo los hombres oprimen a las mujeres y cómo la guerra y los prejuicios destrozan a los hombres. Un séptimo personaje representa la maldad y la oscuridad de la norteamérica racista y machista: Pappy McAllan, el padre de Henry y Jamie y miembro de Ku Klux Klan (interpretado por un sólido Jonathan Banks).
Al volver de la guerra, Ronsel y Jamie entablarán una fuerte amistad libre de prejuicios, los cuales no se han superado en lo más mínimo por quienes los rodean en su nativa Mississippi y que desencadenarán la violencia y la tragedia inherentes a los discursos de odio.
La construcción de la historia muestra la maestría como directora de Rees, quien está apoyada de un bellísimo trabajo de fotografía a cargo de Rachel Morrison y de unas actuaciones de grueso calibre. El resultado es una cinta de una gran carga emocional, formalmente exquisita y que denuncia los vicios de nuestra sociedad los cuales, tristemente, todavía no se han superado.
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