Director: Yorgos Lanthimos
Colin Farrell, Barry Keoghan, Nicole Kidman, Sunny Suljic, Raffey Cassidy
Si usted es un amante del cine y todavía no conoce el mundo perverso del director griego Yorgos Lanthimos, autor de las perturbadoras, ambiguas y surrealistas Kynodontas y The Lobster, no sabe de lo que se está perdiendo.
Lanthimos es un demente que se ha apoderado de ese manicomio contenedor que es el cine contemporáneo (miren no más cómo el público y la crítica atacaron de una manera descarnada a Mother!, la última obra de ese otro autor desquiciado llamado Darren Aronofsky).
Con The Killing of a Sacred Deer, su segunda película en habla inglesa, Lanthimos mezcla la precisión formal de Stanley Kubrick, con el suspenso psicológico de Roman Polanski y el erotismo perverso de Luis Buñuel, para contarnos una historia con aires de tragedia griega, la cual involucra a una familia conformada por Steven Murphy, un médico cardiólogo (Colin Farrell), su esposa Anna, también médica (Nicole Kidman) y sus hijos Kim (Raffey Cassidy) y Bob (Sunny Suljic).
La flemática armonía de la familia se ve interrumpida por un misterioso adolescente llamado Martin (Barry Keoghan de Dunkirk), quien se obsesiona por el cardiólogo y quien posee una agenda oculta que prefiero no revelar aquí.
Basta decir que esta es una cinta que parece combustible para las pesadillas, muchísimo más efectiva como película de terror que esas películas tontas que abundan en la cartelera de los Múltiplex. The Killing of a Sacred Deer, que no pertenece al cine de nuestros días, es el trabajo de un genio tocado por la locura o de un loco tocado por la genialidad. Prepárese a ver una película provocadora, inquietante y perturbadora, tres adjetivos que el cine actual ha estado olvidando.
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