Michelle Yeoh interpreta a una esposa y madre de familia que se enfrenta al multiverso de la locura.
Directores: Dan Kwan, Daniel Scheinert.
Michelle Yeoh, Stephanie Hsu, Ke Huy Quan
Desde que Spider-Man: No Way Home se convirtió en un mega éxito, gracias a la inclusión de Los Hombres Araña de las anteriores franquicias, el pretexto argumental de los “multiversos” se ha puesto de moda en el cine.
Este concepto fue formulado por primera vez en 1895 por William James (psicólogo y unos de los padres del pragmatismo en la filosofía y el funcionalismo en las ciencias), y se ha usado en astrofísica con variaciones tales como “universos paralelos”, “universos cuánticos”, “dimensiones alternas” o “líneas de tiempo alternativas”.
Curiosamente, el concepto se difundió en el mundo de los cómics de superhéroes, cuando en la edición No. 123 de The Flash, publicada en 1961, se nos habla de dos mundos paralelos (Tierra 1 y Tierra 2) en el cual habitan dos superhéroes con el mismo nombre y el mismo poder, pero con una historia de vida y personalidades diferentes.
Los hermanos Russo, directores de dos de las películas del Capitán América y dos de la saga de Avengers para Marvel, se encuentran detrás de Todo en todas partes al mismo tiempo, un trabajo psicodélico y delirante, que bien puede pensarse como la versión alternativa y para hípsters de Matrix o de Dr. Strange en el multiverso de la locura.
Paradójicamente, la cinta de los estudios A24, considerados como la antítesis de Disney, está más cerca de los armazones narrativos de la compañía del ratón que de cintas como La bruja, Bajo la piel o El sacrificio de un ciervo sagrado.
Los directores Dan Kwan y Daniel Scheinert, conocidos como “los Daniels” y autores de esa desquiciada cinta sobre flatulencias llamada Swiss Army Man, nos presentan la historia de Evelyn Kwan (Michelle Yeoh), una esposa y madre de familia de origen chino, que atiende una lavandería en los Estados Unidos junto a su dócil esposo Waymond (Ke Huy Quan, mejor conocido como Short Round, el joven ayudante de Indiana Jones en El Templo de la Perdición; o Data, el niño superdotado de The Goonies).
Evelyn y Waymond tienen una hija adolescente llamada Joy (Stephanie Hsu), quien se siente poco querida por su madre. Evelyn no quiere que su padre Gong Gong (James Hong), un anciano tradicionalista, se entere que su hija es gay. Hasta aquí el espectador sentirá que está viendo la versión para adultos de Turning Red.
Los esposos son citados por Deirdre Beaubeirdra (Jamie Lee Curtis), una oficial de impuestos, para estudiar el futuro de la lavandería y, en camino a la auditoría, Evelyn se va a enfrentar a un Waymond diferente, quien le dice venir de un universo alternativo, como si se tratara del Morfeo de Matrix, pero sin pastillas.
Lo que sigue a continuación no se puede revelar, pero basta con decir, que esta alegoría sobre las familias disfuncionales y el choque entre la tradición y los nuevos valores, se ve aplastada por una descarga abrumadora de imágenes y referentes cinematográficos que incluyen, entre otros, a los clásicos Ratatouille de Pixar, Deseando amar de Wong-Kar Wai, Adiós a mi concubina de Chien Kaige y Scott Pilgrim contra el mundo de Edgar Wright.
Los Daniels originalmente habían pensando en que Evelyn fuera un personaje que sufriera de Déficit de atención con hiperactividad, pero decidieron abandonar la idea, por considerarla políticamente incorrecta. Lo cierto es que Todo en todas partes al mismo tiempo es una cinta hiperactiva que nos obliga a estar atentos por casi dos horas y media, y que como Swiss Army Man (o los vídeos musicales dirigidos por los Daniels), pretende ser original, inteligente e innovadora, pero en el fondo, carece de sustancia. Sin embargo, cualquier cinta en la que Michelle Yeoh nos muestre sus habilidades para el Kung Fu, vale muchísimo la pena.
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