Un hombre invita a una chica que apenas conoce a hacerse pasar por su pareja y asistir al matrimonio de su padre, la cabeza de una excéntrica familia que administra un zoológico en decadencia. Esta es la premisa de una película que se copia descaradamente de de la novela The Hotel New Hampshire.
Director: Antony Cordier
Félix Moati, Laetitia Dosch, Christa Théret, Johan Heldenbergh, Guillaume Gouix
En 1984, el director Tony Richardson (figura emblemática del Free Cinema británico), estrenó The Hotel New Hampshire, adaptación de la novela homónima publicada por John Irving en 1981, protagonizada por Beau Bridges, Jodie Foster, Rob Lowe y Nastassja Kinski, acerca de una excéntrica familia de clase media alta que administra un hotel y que se ve envuelta en situaciones que involucran homosexualismo, violación, incesto y una mujer disfrazada de oso.
Ahora, como si se tratara de una versión libre de la novela, o un remake de la cinta de Richardson (y sin ningún crédito), llega Gaspard va a la boda, una película dirigida por Antony Cordier (Duchas frías, 4 amantes), en la que un hombre de 25 años de edad llamado Gaspard (Félix Moati), conoce a Laura (Laetitia Dosch), una chica que se encuentra esposada a los carriles de un tren, en apoyo a una protesta, y la invita para que lo acompañe al matrimonio de su padre haciéndose pasar por su pareja.
Laura, quien no tiene nada que perder, acepta la propuesta. Es así que ella conocerá a la familia de Gaspard, la cual administra un zoológico (y no un hotel) en decadencia. Max, el padre (Johan Heldenbergh), es un mujeriego empedernido; Virgile (Guillaume Gouix), es un hombre insatisfecho y resentido con su hermano, quien los abandonó hace muchos años para dedicar su vida a otros menesteres; y Coline (Christa Théret), la hermana menor, está enamorada de Gaspard, siente celos por Laura y, sí, le gusta disfrazarse de oso.
Al igual que la novela de Irving, las situaciones de Gaspard va a la boda no obedecen al realismo y a la lógica, sino a una estructura de fábula altamente metafórica, que despierta la misma incomodidad y rechazo que la cinta de Richardson causó en su época, al apegarse a numerosas escenas de desnudos y a la transgresión de tabúes que caracteriza al libro. La diferencia está en que esta película no se basa en un libro (el guion está acreditado al director junto con Julie Peyr y Nathalie Najem), sino que es casi un plagio de The Hotel New Hampshire (tanto la obra literaria como la obra cinematográfica).
Esta cinta, al igual que la obra que la influencia, termina convirtiéndose en un disparate irremediable. Además de las situaciones de incesto entre hermanos y el traje de oso, ambas obras exploran con un tono freudiano, cómo las experiencias infantiles y las relaciones familiares determinan nuestra personalidad y nuestra forma de actuar, para bien o para mal. Asimismo, nos muestra cómo la mejor manera de ser libres y felices consiste en abandonar el núcleo familiar y perseguir los objetivos personales y propios.
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