Dumbo (2019)

La nueva versión de Dumbo parece dos películas en una. La primera es un tierno homenaje que logra conmover. La segunda es una cinta superficial, absurda e innecesaria.

Dirección: Tim Burton

Colin Farrell, Danny DeVito, Michael Keaton, Eva Green, Alan Arkin Nico Parker, Finley Hobbins

Dumbo fue un libro infantil escrito por Helen Aberson, ilustrado por Harold Pearl y publicado en 1939, en un curioso formato conocido como Roll-A-Book, en el que los pequeños lectores podían armar una cajita con las ilustraciones y por medio de una rueda, se podían recorrer en secuencia los 36 paneles que componían el libro.

A Walt Disney le gustó mucho la historia del elefante volador y la convirtió en su cuarta película animada, la cual se estrenó en 1941. Pese a que los estudios RKO (distribuidores de la cinta) no estaban conformes con su corta duración de tan solo 64 minutos y le pidieron a Disney que la alargara (o que la convirtiera en cortometraje), este se opuso rotundamente y el resultado fue una corta pero potente película animada. Todo un clásico de la animación que hasta el día de hoy no ha perdido nada de su belleza e impacto.

Ahora, 78 años después, los estudios Disney deciden estrenar una nueva versión de Dumbo, esta vez en acción real, una estrategia que busca romper brechas generacionales y que ha probado ser muy lucrativa para el estudio (este mismo año se estrenan las nuevas versiones de Aladdin y de El rey león). Sin embargo, la duración de esta nueva versión es de casi dos horas, dándole la razón a Walt de por qué no debía extenderse.

El encargado de volver a llevar a Dumbo a la pantalla es nada menos que Tim Burton. El director de Beetlejuice, Batman, Edward Manos de Tijera y El Maravilloso mundo de Jack parecía ser la persona indicada para asumir la historia de un elefante discriminado por su apariencia. Pero Burton termina dirigiendo una de las películas más flojas de su carrera (con el perdón de su versión de El planeta de los simios). La culpa recae en gran parte sobre la guionista Ehren Kruger, autora de tres de las cinco películas de Transformers. De ahí, el escaso desarrollo de los personajes y las situaciones traídas de los cabellos.

El ratón Timoteo, conciencia moral de Dumbo en la versión animada, aquí apenas aparece. En su reemplazo están los niños Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Robbins), hijos del jinete Holt Farrier (Colin Farrell), un jinete que vuelve de la guerra sin un brazo. La esposa de Holt (como ya es típico en las cintas de Disney) ha muerto y los niños solo tienen a su padre.

Holt vive con sus hijos y trabaja en el circo de los Hermanos Medici, liderado por Max (Danny DeVito), un hombre que tiene a su cargo a un grupo de fenómenos de circo (más cercanos al musical El gran showman que a la cinta de terror Freaks). Debido a la Gran Depresión, Max se encuentra en serios aprietos económicos y en realidad no posee hermanos que lo ayuden a dirigir el circo. En ausencia de Holt, Max le vendió sus caballos y le pide que deje atrás su acto de equitación para asumir el cuidado de Jumbo, una elefanta preñada, cuya cría puede ofrecerle un futuro promisorio al circo.

Jumbo da a luz a un elefante de grandes orejas, el cual es rechazado por casi todos (algo típico en el cine de Burton). Los únicos que aceptan al tierno elefantito son Milly, una niña que sueña con ser científica y Joe, del cual sabemos poco o nada. Si se hubiera construido una auténtica relación con los niños y Dumbo o si por lo menos los niños hubieran actuado de una manera menos acartonada, tal vez nos hubieran interesado.  Menos mal que Burton es todo un poeta visual y que Dumbo no se demora mucho en aprender a volar.

El elefante de Burton creado por computador es de una inmensa ternura y encanto, y los momentos copiados de la cinta animada (como el triste aislamiento de la madre de su hijo adorado), mantienen la misma fuerza emotiva del clásico de Disney. Pero todo se estropea con la aparición de V.A. Vandevere, un supuesto empresario bonachón que disfraza su villanía (Michael Keaton) y Colette Merchant, una acróbata que le sirve como empleada (Eva Green) y que pronto se convertirá en la figura maternal de los niños.     

Lo que sigue es un despiadado intento por parte de Vandevere por explotar al elefantito volador y a Colette, una absurda intención del mismo por eliminar a la elefanta Jumbo y la destrucción de Dreamland, el parque de diversiones de Vandevere, causada por su ambición desmedida. Esta última situación sorprende en gran medida por su carácter autodestructivo, debido a la similitud de Dreamland con los parques de Disneylandia, uno de los principales pilares económicos de la compañía.

En conclusión, la nueva versión de Dumbo parece la fusión de dos películas en una. La primera, es una conmovedora historia que le rinde homenaje a su fuente original y que nos habla del rechazo y el reconocimiento de la diferencia. La segunda, es una cinta innecesaria, superficial, llena de lugares comunes y que busca dar una lección sobre la explotación animal, sin mucho éxito. Al Dumbo de Tim Burton le sobra una hora y media.

Sobre André Didyme-Dôme 1646 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.