Incident In A Ghostland (Pesadilla en el infierno) (2018)

Una chica adolescente busca escapar de un mundo de abuso y tortura, en el nuevo trabajo del francés Pascal Laugier, el infame director de Mártires.

Dirección: Pascal Laugier

Crystal Reed, Anastasia Phillips, Mylène Farmer, Emilia Jones, Taylor Hickson

El director francés Pascal Laugier fue uno de los protagonistas de lo que se denominó como el New French Extremity, una especie de movimiento cinematográfico inspirado en el arte transgresor, que buscaba sacudir con fuerza al espectador a partir de unas imágenes de violencia extrema y sexo explícito. Su película Mártires del 2008, fue una experiencia inolvidable (en el peor sentido de la palabra) debido al uso de las imágenes y situaciones más repugnantes y sangrientas, las cuales fueron utilizadas para contar una historia que envolvía a dos mujeres víctimas del secuestro y del abuso.

Su siguiente película (y la primera en inglés), fue El hombre de las sombras, un trabajo acerca de una mujer en busca del secuestrador de su hijo, que se alejó tanto del género del terror como del New French Extremity, para narrar una historia de suspenso con toques sobrenaturales, pero con la constante de tener a una mujer en busca de retribución como protagonista.

Ahora, seis años después, Laugier regresa al cine de terror con Pesadilla en el infierno, un escabroso relato que retoma la temática planteada en Mártires (dos mujeres abusadas que buscan liberarse de sus torturadores), pero esta vez sin la ultraviolencia extrema que caracterizó a su mejor trabajo hasta la fecha.

Sin embargo, Pesadilla en el infierno continúa evidenciando los principales defectos del cine de Laugier, los cuales son un escaso desarrollo de personajes y un manejo descuidado de la verosimilitud, que se compensan con un sofisticado tratamiento visual y la confección de unas situaciones aterradoras que logran poner la piel de gallina. Esto pone a Laugier en el mismo lugar de su contraparte italiana Dario Argento, el maestro del cine Giallo.

La cinta nos cuenta la historia de Pauline, una madre soltera (interpretada por la cantante canadiense Mylène Farmer), que se va a vivir con Beth y Vera, sus dos hijas adolescentes, a una casa en las afueras de la ciudad heredada de una difunta tía, la cual incluye una macabra colección de muñecas de porcelana. Beth, la hija mayor (Emilia Jones), sueña con ser una exitosa escritora de cuentos de terror, al mejor estilo de su ídolo H.P. Lovecraft. Vera, la menor (encarnada por Taylor Hickson, actriz que demandó a los productores de esta cinta por una herida sufrida en su rostro), se burla de los sueños de su hermana y se encuentra resentida por haber abandonado a su novio.

En el camino a su nueva casa, las tres mujeres se topan con un misterioso camión de helados. Lo que ellas no saben es que al interior de ese vehículo se encuentran dos psicópatas que gozan de irrumpir en las casas habitadas por mujeres y cometer unos actos depravados de abuso y tortura.

Lo que sigue no se puede revelar debido a los constantes giros de la trama (la cual bebe mucho de la cinta Sucker Punch de Zack Snyder, pero en clave de terror). Basta con decir que Pesadilla en el infierno nos muestra a una chica cuya mente se escapa a un mundo ilusorio, debido a los violentos traumas que tuvo que experimentar, pero que decide regresar a la realidad para enfrentar la causa de sus traumas de una vez por todas. Esto permite que Beth y Vera sean interpretadas por otras dos actrices (Crystal Reed y Anastasia Phillips).

El espectador debe prepararse para unas escenas que incluyen rostros y cuerpos femeninos magullados, golpeados, inflamados y desfigurados, derrame de fluidos corporales (no necesariamente sangre) y la presencia de un par de abusadores (madre e hijo), que bien podrían ser los parientes perdidos de la familia de psicópatas de Masacre en Texas. De todas maneras, esta cinta (que también podría calificarse como un trabajo de Torture porn), incluye unas buenas actuaciones acentuadas por un magnífico trabajo de fotografía a cargo de Danny Nowak y una estupenda dirección de arte por parte de Gordon Wilding.

Pascal Laugier ha logrado hibridar el New French Extremity de Gaspar Noe con el Giallo de Dario Argento y el Torture Porn de Eli Roth, para internarnos en un mundo surrealista que logra inquietar, asustar y repugnar en partes iguales.

Sobre André Didyme-Dôme 1649 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.