La noche de la bestia (2021)

Dos adolescentes harán hasta lo imposible por asistir a un concierto de Iron Maiden, en el largometraje del colombiano Mauricio Leiva-Cock.

Director: Mauricio Leiva-Cock

Daniel Reyes, Esteban Galindo, Verónica Mosquera, Jairo Vargas

En 1978, Robert Zemeckis, el director de Volver al futuro y Forrest Gump, debutó con una pequeña joya llamada I Want To Hold Your Hand, en la que seis jóvenes norteamericanos, buscan desesperadamente a comienzos de los años sesenta, conseguir boletos para poder ver a The Beatles, su grupo favorito, presentándose en el show de Ed Sullivan, y en el camino aprenden a apreciar el valor de la amistad y a convertirse en unas personas un poco más maduras.

Veintiún años después, el director Adam Rifkin (autor de los clásicos de culto The Dark Backward y Psycho Cop Returns), estrena otra pequeña joya titulada Detroit Rock City, acerca de cuatro adolescentes que en los años setenta, intentan ingresar de todas las formas posibles a un concierto de Kiss, su banda favorita, al quedarse sin sus respectivos boletos. En su alocada aventura, ellos aprenden a ser mejores amigos y a adoptar una actitud un poco más madura.

Ahora, veintiún años más tarde (la cinta se filmó en el 2020), se estrena en las salas de cine la película colombiana La noche de la bestia (cuyo título hace referencia a la canción The Number of the Beast y al clásico de culto de Álex de la Iglesia), dirigida por Mauricio Leiva-Cock, que cuenta la historia de Vargas (Daniel Reyes) y Chuki (Esteban Galindo), dos chicos muy parecidos al Beavis y al Butt-Head de los dibujos animados de Mike Judge (con todo y escupitajos lanzados a las personas desde la ventana), quienes buscan en el 2008 asistir al concierto de la banda británica Iron Maiden en Bogotá, y en el camino aprenden a ser mejores amigos y a madurar.

La falta de originalidad de la premisa se perdona en la ejecución. Pero ahí es donde está el principal problema de La noche de la bestia. Los actores naturales que interpretan a los protagonistas no proyectan el entusiasmo y la vitalidad de dos jóvenes metaleros a los que el sueño de su vida está a punto de hacerse realidad. Asimismo, a la cinta le falta mucho de la actitud de sexo, drogas y Rock & Roll que hacen parte del espíritu rebelde y disruptivo del mundo del metal. También se extraña la falta de un mayor sentido del humor.

Pero no todo es un desastre en La noche de la bestia. Ver al mítico Gustavo Arenas, mejor conocido como el “Dr. Rock” como la víctima del escupitajo de Vargas y Chucky, es algo que los metaleros del corazón consideramos como una “hermosa” despedida para aquellos que compramos los discos que vendía y quienes lo escuchábamos en la radio. Jairo Vargas, en su papel de Cala, el mejor amigo del padre de Vargas (supuestamente un metalero de corazón, pero también alcohólico), es prácticamente lo mejor de esta película. Sus anécdotas, su vitalidad y su actitud paternal y protectora de los adolescentes que saben apreciar “la buena música”, nos recuerdan al personaje de Barry interpretado por Jack Black, en ese clásico del cine llamado High Fidelity. Y Verónica Mosquera, quien encarna a Laura, la novia de Vargas, evoca todas las novias que muchos tuvimos en el colegio y a ese inolvidable personaje animado conocido como Daria, la chica cínica y algo despectiva (pero mucho más inteligente que sus contrapartes masculinas) que apareció por primera vez en los dibujos animados de los ya mencionados Beavis & Butt-Head.  

¿Es La noche de la bestia una buena película? ¡Por supuesto que NO! Pero eso no le quita su candor, su ternura y la nostalgia que evoca, sobre todo para aquellos que tenemos el Rock corriendo por nuestras venas, y que crecimos escuchando la música de Eddie The Head y sus discípulos de la Dama de Hierro.

  

Sobre André Didyme-Dôme 1649 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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